Ya hemos repasado en un anterior apunte de esta serie algunas denominaciones anatómicas tomadas de la fauna. Como es el caso del hipocampo cerebral que recuerda con sus formas al mas comúnmente llamado caballito de mar.
Otro ejemplo es el caracol del oído, también conocido como cóclea. Una palabra que procede del nombre que dieron los griegos al gasterópodo de llamativa concha espiral que da pie a la analogía formal.
Asímismo tenemos en nuestro interior alguna forma agusanada. Tal es el caso del tan famoso como inútil apéndice que da no pocos sustos y que en propiedad recibe el nombre de apéndice vermiforme (con forma de gusano). Una estructura vestigial carente de salida que está conectada al ciego del intestino. Y sepan que el de mayor longitud registrado en el Libro Guinness es de 23,5 cm.
Pero por su ubicua presencia en nuestro cuerpo el indudable rey lingüístico de la anatomía es el ratón, el animal que indujo a los antiguos hablantes del latín a tomar su nombre mus para formar la palabra musculus aplicándole un sufijo diminutivo. Y es que las contracciones de algunos músculos como el bíceps fueron asociadas por nuestros antecesores con los movimientos de esos roedores.
Posteriormente el latín vulgar concedería el título de músculo por antonomasia a la parte de la pierna que decidió nombrar con el derivado muslo. Esta palabra ha desplazado en nuestro idioma al hoy desusado cuja formado a partir del latín culto coxa, el étimo de la denominación habitual de esa parte del cuerpo en la mayor parte de las lenguas romances. Así ocurre en el francés cuisse, el italiano coscia o el portugués coxa.
También es oportuno recordar que en el lenguaje coloquial de México el biceps braquial es conocido como conejo, mientras que en España es una referencia bastante vulgar a la vulva. Una fuente de divertidos equívocos que nos permiten asegurarles que tenemos amigas mexicanas que nos han enseñado su conejo.
Como ejemplos de términos compuestos que establecen analogías entre la anatomía animal y la humana ya hemos topado en anteriores entradas con la pata de ganso de la rodilla y la pata de gallo que forma parte del campo de actuación de la cirugía estética. Pero la gallina también tiene su papel al participar en la descripción del reflejo pilomotor mas comúnmente conocido como piel de gallina. Es curioso constatar el cambio que ha sufrido en nuestro idioma el animal asociado, porque en latín fue el ganso quien dio pie a la denominación cutis anserina. Así es que en italiano dicen pelle d´oca asociándolo con la variedad doméstica de esa ave, e incluso en el no neolatino inglés se dice goose pimples. El francés, en cambio, se ha pasado con nosotros a la gallina con su chair de poule (carne de gallina).
La que resulta francamente sorprendente es la asociación de la porción vaginal del cuello uterino con un pez de agua dulce. Y es que es común entre los profesionales de la medicina referirse a ese fragmento de la anatomía femenina, también conocida como portio, con la denominación hocico de tenca. Algún anatomista muy aficionado a la pesca tuvo que intervenir en esto.
Otra sensación corporal que, en este caso, no obedece a ningún cambio físico es la que llamamos hormigueo por la semejanza con la producida por el paso de hormigas sobre la piel. Pero no es hormigueo sino picor lo que produce la picadura de algunas especies de hormigas Y es que el ácido que inoculan es el mas sencillo de los orgánicos, también llamado metanoico, que recibió el nombre de ácido fórmico porque fue aislado por primera vez en 1671 por el naturalista inglés John Ray destilando un preparado de hormigas rojas machacadas.
Entre las denominaciones compuestas se
encuadra el ojo de gallo o también de perdiz cuyo nombre médico
es heloma interdigital o heloma de Molle. Básicamente un pequeño callo que comúnmente
aparece entre los dedos 4º y 5º para convertirse en una dolorosa molestia.
Mas visible es el defecto congénito vulgarmente llamado labio
leporino que no significa otra cosa
que labio de liebre, aunque es una
comparación en retroceso en favor de la denominación labio fisurado y el asociado
paladar hendido. AFILAPA es la
Asociación de Afectados de Fisura Labio-Palatina y su logotipo deja bastante claro
lo fundamentado de la analogía.
Con permiso de los ratones, los dos grandes animales del lenguaje de la salud, en
el que intervienen con muy
distinto signo, son la vaca y el cangrejo. Las primeras están en el
origen del término vacuna que algunos
idiomas próximos acercan algo mas al étimo latino vacca como hace el francés con vaccin
o el inglés con vaccine.
Como es sabido
esta técnica de inmunización se desarrolló a partir de la observación realizada
a finales del siglo XVIII por el médico rural ingles Edward Jenner. Este reparó en que las ordeñadoras que enfermaban con la benigna variante
vacuna de la viruela (cowpox) luego
no contraían la viruela común. Y de ahí nació la idea de estimular nuestro sistema inmunológico con versiones atenuadas de algunas enfermedades contagiosas. Es notable que el inglés
prolonga la asociación animal a la menos agresiva varicela que ese idioma empareja con los pollos en el término chicken pox.
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Ilustración de 1905. Una época en que se hacía evidente el origen de la vacuna. |
El en medicina malhadado cangrejo está presente con su forma latina cáncer. Este también era el
término con el que el griego clásico denominaba tanto al crustáceo como a las
úlceras malignas que ya aparecen con ese nombre en los textos de Hipócrates.
Hay tres teorías básica sobre asociación que pueden ver detalladamente explicadas
en el siguiente enlace, pero las mas aceptada se basa en la analogía formal entre las habituales
formas ramificadas de los tumores y la configuración de las patas de esos decápodos.
Es curioso como el árabe también calcó la analogía y dió a
la palabra saratān el doble
significado de 'cangrejo' y 'tumor canceroso'. Un término que ha pasado al
español como zaratán, una poco
utilizada denominación alternativa del 'cáncer de mama'.
Con todo, rara vez se utiliza la imagen de cangrejo en la simbología relacionada con el cáncer. Una significativa excepción es la “Australian Cancer Research Foundation” (ACRF) con cuyo deficitario en patas logotipo ponemos el punto final de hoy.