Comenzó la semana Fundéu recomendando utilizar la palabra quinua
con preferencia a quinoa, quínoa o kinua, que también se consideran formas válidas, para referirse a la planta cuyas semillas han irrumpido con fuerza en la cocina actual. De hecho, cuando se dice quinoa casi sistemáticamente lo que se hace es referencia a sus semillas.
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El suplemento Verne de El País también acudió puntual a su septenaria cita con las palabras en desuso. Y un blog asturiano no puede sino destacar y celebrar que el artículo
titulado “25 contundentes, convincentesy cautivantes palabras con la C” comience criticando la ausencia del
diccionario académico de la acepción gastronómica de cachopo. Un vocablo que para nuestros cuidadores del lenguaje tan solo es el “tronco seco y hueco
de árbol”. Habrá que invitarles a unas de las jornadas gastronómicas específicas que se celebran incluso en Madrid y a ustedes, si no lo han hecho ya, a leer nuestro apunte "We came for the football, we stayed for the cachopo".
Derivadas del productivo prefijo caco- (malo) se citan cacoquimio, el enfermo de tristeza, aunque
también es aplicable a quien padece caquexia (desnutrición extrema), y cacosmia que vale tanto para el olor
fétido como para el padecimiento consistente en una percepción anormal de los
olores. Hicieron bien en no cebarse con estos un pelín malsonantes términos, una
familia que cuenta con otros significados miembros como cacología o cacografía y
alguno ya bastante mas conocido como cacofonía
que claramente no procede incluir en una lista de palabras poco usadas. Añadiremos que una que no figura en
el diccionario es cacodilo, el
compuesto tóxico orgánico de arsénico al que Berzelius bautizó así por su olor nauseabundo.
Nos ha llamado la atención la abundancia de términos poco
apreciativos, cuando no abiertamente despectivos, incluidos en la selección: caganidos, camandulero, camastrón, carrancudo, catacaldos, cenaoscuras,
cócora, combluezo y cuajaenredos.
Pese a esa abundancia, vamos a quedarnos como palabra favorita de esa lista la muy descriptiva ciegayernos que es la "cosa de poco valor que aparenta tenerlo grande". Maravilloso esposaje lingüístico. Y es que coincidirán con nosotros en que es inaceptable en tan políticamente correcta sociedad como la nuestra que maridaje campe en solitario en el habla de todo comidista que se precie. Así que habrá que ir pensando en llevar al diccionario su contrapartida. Con carnes maridaje y con pescados esposaje, ¿o mejor al revés?
Pese a esa abundancia, vamos a quedarnos como palabra favorita de esa lista la muy descriptiva ciegayernos que es la "cosa de poco valor que aparenta tenerlo grande". Maravilloso esposaje lingüístico. Y es que coincidirán con nosotros en que es inaceptable en tan políticamente correcta sociedad como la nuestra que maridaje campe en solitario en el habla de todo comidista que se precie. Así que habrá que ir pensando en llevar al diccionario su contrapartida. Con carnes maridaje y con pescados esposaje, ¿o mejor al revés?
El martes publica su comentario neológico semanal el Centro Virtual Cervantes que se ha ocupado en esta ocasión del sintagma violencia de género. Un artículo con innecesaria abundancia de referencias sobre su uso desde el primer registro fechado en 2003 y falto, en nuestra opinión, de análisis de la evolución del concepto, así como de su encaje lingüístico con otras violencias asociadas a la convivencia. Un asunto al que este blog trató de hacer una modesta contribución el pasado mes de noviembre con el apunte "Los olvidados y olvidadas de la violencia doméstica".
El propio martes Fundéu dedicó su apunte a criticar el abuso que hacen algunos informadores del verbo abordar por lo que nos recordaron que las cuestiones también pueden tratarse, plantearse, discutirse o debatirse y, adicionalmente, los documentos e informes se elaboran, redactan, escriben o publican. ¡Viva la diversidad!
Al día siguiente estuvieron mas bien sositos con la recomendación de usar la sigla IA para la inteligencia artificial y no la inglesa IA de artificial intelligence. Y es que una vez metidos en inteligencias podían haber seguido con alguna recomendación para aplacar el abuso del término smartphone. Vale que el jueves dedicaron su esfuerzo a combatir el anglicismo mailing proponiendo alternativas como buzoneo, correspondencia masiva o envío masivo (de correspondencia o propaganda). Nuevamente lo tienen difícil porque, además, el buzoneo, que está presente en el Diccionario académico desde 1992 (buzonear: ‘repartir publicidad o propaganda en los buzones de las casas particulares’), se aplica a los envíos que, contrariamente a los mailings, no están personalizados. Importante matiz en términos de técnica de ventas. No es lo mismo.
Vamos a terminar acercándonos hasta el "Laboratorio del lenguaje" del Diario Médico que esta semana dedicó un apunte al neologismo gamificación que remite a otro, en nuestra opinión mas interesante, dedicado a la misma cuestión en 2012 (enlace). Curioso esto de las terapias basadas en juego para las que nos gusta mas el término ludoterapia, aunque hay quien aplica distintos matices a una y otra. Y eso sin contar con que es término que invita a pensar en el tratamiento de la ludopatía. Que decida nuestro médico como quiere llamarlo.
Lo que parece claro que las palabras raras están de moda porque ayer mismo ese laboratorio medicolingüístico nos daba cuenta de la actividad del grupo RAE poética (@raepoetica) con una recopilación de sus tuits. Si pinchan este enlace descubrirán cosas como que el español tiene un verbo para describir la acción de "besar aun animal debajo del rabo", sorrabar, o que en Costa Rica samuelear es "contemplar o tratar de ver furtivamente o con disimulo las partes sexuales o los muslos". Del epónimo voyeur llamado Samuel apenas hemos encontrado mas rastro que este.
Les dejamos porque estamos al filo del prudente límite de las mil palabras y tenemos que investigar por que se "encubaba" a los parricidas con un gallo, una mona, un perro y una víbora.
El propio martes Fundéu dedicó su apunte a criticar el abuso que hacen algunos informadores del verbo abordar por lo que nos recordaron que las cuestiones también pueden tratarse, plantearse, discutirse o debatirse y, adicionalmente, los documentos e informes se elaboran, redactan, escriben o publican. ¡Viva la diversidad!
Al día siguiente estuvieron mas bien sositos con la recomendación de usar la sigla IA para la inteligencia artificial y no la inglesa IA de artificial intelligence. Y es que una vez metidos en inteligencias podían haber seguido con alguna recomendación para aplacar el abuso del término smartphone. Vale que el jueves dedicaron su esfuerzo a combatir el anglicismo mailing proponiendo alternativas como buzoneo, correspondencia masiva o envío masivo (de correspondencia o propaganda). Nuevamente lo tienen difícil porque, además, el buzoneo, que está presente en el Diccionario académico desde 1992 (buzonear: ‘repartir publicidad o propaganda en los buzones de las casas particulares’), se aplica a los envíos que, contrariamente a los mailings, no están personalizados. Importante matiz en términos de técnica de ventas. No es lo mismo.
Vamos a terminar acercándonos hasta el "Laboratorio del lenguaje" del Diario Médico que esta semana dedicó un apunte al neologismo gamificación que remite a otro, en nuestra opinión mas interesante, dedicado a la misma cuestión en 2012 (enlace). Curioso esto de las terapias basadas en juego para las que nos gusta mas el término ludoterapia, aunque hay quien aplica distintos matices a una y otra. Y eso sin contar con que es término que invita a pensar en el tratamiento de la ludopatía. Que decida nuestro médico como quiere llamarlo.
Lo que parece claro que las palabras raras están de moda porque ayer mismo ese laboratorio medicolingüístico nos daba cuenta de la actividad del grupo RAE poética (@raepoetica) con una recopilación de sus tuits. Si pinchan este enlace descubrirán cosas como que el español tiene un verbo para describir la acción de "besar aun animal debajo del rabo", sorrabar, o que en Costa Rica samuelear es "contemplar o tratar de ver furtivamente o con disimulo las partes sexuales o los muslos". Del epónimo voyeur llamado Samuel apenas hemos encontrado mas rastro que este.
Les dejamos porque estamos al filo del prudente límite de las mil palabras y tenemos que investigar por que se "encubaba" a los parricidas con un gallo, una mona, un perro y una víbora.