Con motivo del "Día mundial de los balances olímpicos" que hoy se celebra hemos decidido aportar una modesta contribución.
La sensación general tras las Olimpiadas de Río diríase que es de alivio, de alguna manera se esperaba que las cosas salieran bastante peor. Pero la políticamente incorrecta sinceridad que intentamos practicar nos obliga a tener que reconocer que el público no ha estado entre lo mejor de esos Juegos. Pagan justos por pecadores, pero los espectadores causan una impresión global en la que el comportamiento de una minoría, casi siempre difícil de cuantificar, puede ser determinante.
Y es curioso que, a modo de excusa mas que de explicación, se haya esgrimido que la causa es que está integrado por seguidores habituales del fútbol. Como si el llamado “deporte rey” justificara cualquier tipo de conductas.
Las comentaristas de nuestra televisión no salían de su asombro ante el comportamiento de los espectadores durante los ejercicios de los gimnastas que consideraban podían amenazar algún éxito del, a estos efectos afortunadamente, no demasiado potente equipo brasileño (su cosecha fue 2 platas y un bronce, todas ellas masculinas, sobre 42 medallas repartidas). Esto no lo hemos visto nunca se cansaron de repetir.
Tampoco les habrá pasado por alto a quienes vieron los partidos de Nadal el mosqueo del balear con los movimientos en la grada durante los puntos. Algo, por otra parte, cada vez mas frecuente por aquí donde muchos van mas a ser mirados que a mirar, aunque en Río la cosa quedó eclipsada por la antideportividad de Nishikori apáticamente aceptada por los árbitros.
Pero el episodio mas sonado claramente fue el viacrucis en que convirtió la hinchada local el concurso de salto de pértiga del francés Renaud Lavillenie a quien abucheó insistentemente tratando de perjudicar su rendimiento. Algo que probablemente consiguieron, sin perjuicio de que el brasileño Thiago Braz da Silva venció con una espléndida actuación en la que fue el único en superar los 6 m batiendo en 10 cm su mejor marca. Así que, encima, ni necesitaba esas marrullerías.
Las justificadas quejas del galo, cierto que con un claro exceso en la comparación con la actitud nazi hacia Jesse Owens, desencadenaron una bochornosa entrega de medallas en la que el campeón tuvo el elegante gesto de pedir un poco de cordura al público. ¿Qué ye esto? estaría diciendo si asturiano.
Y es que parece que la antideportividad también ha calado en parte de la prensa en la que se han visto titulares con alguna redacción tan sensacionalista como la adjunta. El mas puro no dejes que la verdad te estropee un titular. Pues no, el japonés Hiroki Ogita tira el listón con los muslos, por mucho que también se sobe la entrepierna.
Mas seria pero no menos desafortunada muestra de la antideportividad periodística es como decíamos el encabezamiento escogido para el artículo de Abc reseñado anteriormente. Un copia-pega en el que ni siquiera se molestan en cambiar el aquí nada utilizado término clavadismo. A ver si hay güevos para titular como bochornoso algún lanzamiento de penalti, pongamos de Sergio Ramos.
Si tienen paciencia de ver el siguiente video tomado por un espectador oportunamente situado, ello ocurre cuando desde el inicio de esa filmación puede contarse el paso de dos coches y ¡diecisiete motos! abriendo camino a la carrera en un circuito evidentemente cerrado al tráfico ¿Qué cometido tenía toda esa tropa que parecía ir de excursión?
Casi dos minutos entre ambos fotogramas |
Muy correcto que los inexpertos no trataran de intervenir, pero ¿es posible que entre todos los que pasaron de largo, incluídos coches de equipo, nadie tuviera preparación en primeros auxilios?
Bochornosa es la repesca del 4 x 100 femenino norteamericano, por un procedimiento nunca aplicado antes en unos Juegos. Ello cuando la mínima obstaculización del equipo brasileño, es dudoso que haya contacto, es anterior y no condiciona el estrepitoso fallo en el cambio de testigo. Las corredoras locales son, sin embargo, correctamente descalificadas por invadir la calle de las americanas. Eso sí está claro en el reglamento, la repesca no. Insertamos el video y tres fotogramas clave:
Y bochornosa es ya por último, para no alargarnos demasiado, la "batallita" de los nadadores americanos. Mas por lo que tiene de considerar a sus anfitriones como un país de retrasados que por la alcohólica estupidez que desencadenó el lío. Y ojo, que Lochte a sus 32 tacos no es ningún "chico" como disculpaba la contemporizadora organización.
Lo descorazonador es que, como bien apuntaba la adjunta portada del New York Post, lo único que realmente temen estos acuáticos pájaros es la reacción de sus patrocinadores. Nos reconforta la reacción de Speedo que no es mal aviso a navegantes.
Bochornosa es la repesca del 4 x 100 femenino norteamericano, por un procedimiento nunca aplicado antes en unos Juegos. Ello cuando la mínima obstaculización del equipo brasileño, es dudoso que haya contacto, es anterior y no condiciona el estrepitoso fallo en el cambio de testigo. Las corredoras locales son, sin embargo, correctamente descalificadas por invadir la calle de las americanas. Eso sí está claro en el reglamento, la repesca no. Insertamos el video y tres fotogramas clave:
el que gustan airear los reclamantes |
el que deja claro que no se interfiere el cambio del testigo |
Y una muestra final de como lo dejan caer las americana solitas |
Una batería adicional de fotos deja mas claro, si cabe, como la pésima entrega es exclusiva culpa del mal entendimiento entre las corredoras norteamericanas.
Bochornosa es la medalla de Cavendish después de provocar el accidente que puede verse en la adjunta imagen en el que mandó al coreano Park Sang-Hoon al hospital. El video no dejan lugar a dudas sobre su culpabilidad al cerrar a su contrincante. ¿Donde está escrito que para sancionar dejar un competidor fuera de combate haya que aportar una imposible demostración de que se trata de una acción maliciosa? Añadimos una captura de la filmación y una foto que dejan bien claro cual fue la trayectoria del británico en la que no vieron nada sancionable los jueces ¡Aparta, chaval, que va una figura del ciclismo!
Lo descorazonador es que, como bien apuntaba la adjunta portada del New York Post, lo único que realmente temen estos acuáticos pájaros es la reacción de sus patrocinadores. Nos reconforta la reacción de Speedo que no es mal aviso a navegantes.
Volviendo, ya para terminar, al tema del público, puede que la versión brasileña sea un poco exacerbada. Pero, lamentablemente, no es mas que la manifestación de un fenómeno global fomentado por la emergente ética del “todo vale” y "lo único importante es ganar".
Los dirigentes deportivos tienen la suerte de que la próxima olimpiada tendrá como público a los, en general, todavía bastante respetuosos japoneses. Pero no hay tiempo que perder porque dar solución a un difícil problema por las raíces que tiene en la ética imperante.
Vienen grandes tiempos para el negocio deportivo, pero bastante malos para el deporte.
No hay comentarios:
Publicar un comentario