Como ya anticipamos en el CLIPDA CCCXXXVIII, Morten Morland por fin se animó a crear la primera parodia de una obra de arte que ilustra la portada del semanario The Spectator en 2020. Y la fuente de inspiración elegida para el primer número de abril fue “La tentación de San Antonio” (1946) de Salvador Dalí. Coronomics, o sea, la economía que va dejar tras de sí el coronavirus, es el el tema que le invitó a recurrir al surrealismo.
Junto a esa tapa puede verse la del número con que se ha despedido el suplemento del diario El Mundo 'La Luna de Metrópoli', que ha dejado de publicarse sine die, a la espera de posibles tiempos mejores. Y brillante despedida ha sido la composición realizada con pasta fresca por Gabriel Sanz recreando El dormitorio en Arlés de Vincent van Gogh.
El citado cuadro representa el dormitorio del pintor durante su estancia en la ciudad francesa de Arlés, un motivo sobre el que pintó tres cuadros casi idénticos. El primero, conservado en el Museo Van Gogh de Ámsterdam, fue ejecutado en octubre de 1888 y se deterioró en una inundación ocurrida durante la hospitalización del pintor. Cerca de un año después, realizó dos copias: una de similares dimensiones que forma parte de la colección del Art Institute de Chicago, mientas que la segunda, algo más pequeña, está en el parisino Museo de Orsay.
Aprovechamos para recordar el coqueto rincón que recreaba ese cuadro en el desaparecido Café Van Gogh de Madrid. El negocio que en 2005 tomó el relevo de la cafetería Galaxia que albergó los iniciales preparativos del plan golpista precisamente conocido como Operación Galaxia. Y aunque el nombre de Van Gogh sigue presente en la hostelería madrileña en un local de Las Matas, este ya no cuenta con un dormitorio de Arlés.
Pasamos a ver la última portada de abril de Time, que luce una pieza de arte urbano creada ex-profeso el día 11 abril por el artista francés JR en un paso de cebra parisino.
Su respuesta al encargo de ilustrar el miedo y la esperanza vivido en confinamiento. Enlazamos más detalles, en inglés, sobre la ejecución de esa pieza.
Cabe recordar que ese mismo artista ya creó en 2018 otra portada para Time, basada en un mural interactivo titulado “Guns in America” que trataba de reflejar, con imágenes de más de 250 personas, la multiplicidad de puntos de vista que mantienen los ciudadanos de Estados Unidos sobre el papel de las armas en su sociedad y los problemas que ello acarrea (más detalles). Debajo añadimos una imagen del espectacular montaje que el artista galo hizo el año pasado en el Louvre para celebrar el 30º aniversario de la pirámide Pei.
Aunque no somos muy fans de la revista Mongolia, se nos ha hecho curioso que aplicaran la mascarilla de su portada a una ennegrecida versión de 'El Corazón de María' del pintor austriaco Leopold Kupelwieser (1796–1862). Un cuadro que ubicado en la capilla de San Antonio de la Peterskirche de Viena. Y es que ni así de disfrazada despista esa imagen a las herramientas de identificación fotográfica. Qué no harán los chinos con lo que captan las cámaras que vigilan su ciudades.
La primera portada del mes de la revista The New Yorker, que lo es de un número dedicado a la salud, lució una ilustración de Chris Ware titulada “Bedtime”. Una emotiva escena hospitalaria que enfatiza la condicionada vida familiar del personal sanitario que lucha contra la pandemia.
El papel del personal sanitario fue nuevamente protagonista en “After the Shift” (Tras el cambio de turno), una ilustración de Owen Smith inspirada en el arte de la Gran Depresión. A su lado,“A Chorus of Thanks” de Tomer Hanuka, una pieza que ilustra el vespertino homenaje en forma de aplauso que en la ciudad de Nueva York tiene lugar a las siete de la tarde.
Y ayer se presentó la primera tapa ya fechada en mayo, una ilustración de Chris Ware titulada “Still Life”, que literalmente significa vida suspendida, pero es la denominación que el inglés aplica a la categoría artística que nosotros llamamos "naturaleza muerta". Una composición, calificada en su presentación como fractal, que conforma un peculiar mosaico del actual Nueva York.
Un curioso detalle es que incluye la versión más pequeña de la Estatua de la Libertad que hemos visto en esa revista (y en cualquier otra). Una imagen que, con pedestal y todo, apenas tiene 6 mm de altura, frente al centímetro de la que tenemos por anterior récord, la que puede verse muy al fondo en el nocturno de Adolph K. Kronengold, fechado el 22 de marzo de 1938, que mostramos debajo.
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