Álex Grijelmo publicó el lunes en El País A qué suena VioGén. Un artículo dedicado al poco afortunado "nombre corto" dado al Observatorio Estatal de Violencia sobre la Mujer (construido por contracción del final de la denominación del “Sistema de Seguimiento Integral en Casos de Violencia de Género”). Una denominación con claras connotaciones biotecnológicas que, de hecho, ya cuenta con un homófono que desde 1978 da nombre a la multinacional Biogen (derivado de Biotechnology Geneva).
ProteFem es la alternativa propuesta por el periodista, que aprovecha para invitar a expertos como Fernado Beltrán (Faunia, Rastreator, Amena, OpenCor, ...) para aportar sugerencias que la mejoren. Pero vemos algo pretencioso requerir que la alternativa no haga referencia al problema y sí a la solución, cuando esta es, además, multidisciplinar y compleja.
Buena ocasión plantea el reciente doble asesinato de Madrid para recordar que la sectaria regulación de la materia se sustancia en que solo una de las dos mujeres muertas computará en la estadística de violencia de género. Habría que encajar eso en el nombre también.
Adicionalmente, ya nos gustaría que el subdirector de El País encontrara algún hueco para explicar por qué crímenes como el reciente de Villagarcía de la Vega no son noticia en su periódico.
Del mismo modo que también sería interesante conocer su valoración de prácticas como la artera forma que ayer utilizaba su subdirigido para "informar" (hemos introducido un subrayado rojo a modo de ayuda) del archivo por la Fiscalía Anticorrupciónde la investigación sobre el contrato de venta de mascarillas en el que intervino el hermano de la presdidenta madrileña (huelga decir que nada se decía en la portada). Una decisión que ha puesto ese 22 - 0 en el marcador judical de Ayuso que dice mucho del torticero uso de la justicia que se está haciendo desde la política. En todo caso, pocas decadencias tan lacerantes como la del que fuera medio de información de referencia en la Transición.
Y precisamente nos ha dejado una figura emblemática del periodismo de ese período, el praviano José Luis Balbín que falleció el miércoles a los 81 años. Tanto Gallego y Rey (El Mundo) como Ángel Idígoras (Sur) tuvieron el detalle de dedicarle ayer sus dibujos. Enlazamos un recordatorio del abrupto final del emblemático programa 'La Clave'.
Vamos ya con Lola Pons, que ayer publicó 'Nostalgia de lo que abandonamos en Argelia'. Un recordatorio de los vínculos con nuestro país del asentamiento de Orán, dominio de la Monarquía hispánica durante casi dos siglos que llegan hasta finales del XVIII, ciudad que en 1874 se convirtió en refugio de cientos de insurrectos murcianos y en marzo de 1939 fue el destino del Stanbrook, el mercante británico que zarpó de Alicante atestado por los últimos republicanos que partían rumbo al exilio.
Plantea la catedrática sevillana qué hubiera pasado si la vinculación entre España y el país magrebí se hubiera cuidado mejor en términos culturales. Y se nos ocurre que poco que no pueda fastidiar un mal gobernante en muy breve tiempo.
La intervención de la propia Dª Lola en la Cadena Ser estuvo dedicada esta semana a Errores comunes en la escritura de palabras cortas. Repasa en la misma que ti nunca lleva tilde, del mismo modo que la conjunción o tampoco la lleva ya ni entre números, y recuerda que las mayúsculas siempre se han acentuado, por más que en el Diccionario de 1726 no se hiciera por carencias de la imprenta encargada de la edición.
Asimismo previene contra el abuso de las mayúsculas importado del inglés, el incorrecto uso de la preposición a precediendo la locución grosso modo y lo inapropiado del infinitivo no conjugado, que propone llamar despendolado. Así que, fieles a su advertencia, por último queremos apuntar, no por último apuntar, que el oportuno poético final escogido esta semana son los primeros versos de La mañana de San Juan.
Pasamos al Cervantes Virtual, donde Victoria de los Ángeles Boschiroli dedicó el Martes Neológico al grooming. Un préstamo crudo del inglés, resultante del acortamiento de child grooming, que se utiliza para hacer referencia a las acciones preparatorias de los pedófilos para ganarse la confianza de sus víctimas, en analógica aplicación del sentido original de esa expresión que significa arreglo personal o acicalamiento (particularmente aplicado a los animales). La definición del OED es «referido a un pedófilo: trabar amistad o ejercer influencia sobre (un menor), en la actualidad especialmente a través de internet, como preparación para un futuro abuso sexual»
Recuerda la autora que Fundéu sugiere, con muy escaso éxito, alternativas como engaño pederasta (por internet) o ciberengaño pederasta (que nos parece innecesaria restricción a los canales telemáticos). Por nuestra parte, la principal objeción que formulamos al neologismo es su carácter eufemístico. Al pan, pan, y a la pederastia, pederastia.
De lo publicado en la sección Rinconete vamos a enlazar Tres ahuecadores de faldas: tengañé, arandillo y caderillas de David Prieto García-Seco. Un recorrido por las variadas voces que han designado los armazones utilizados para ahuecar los vestidos femenino, y muy especialmente las faldas, que también recuerda los sustantivos verdugado, guardainfante, tontillo o miriñaque. Y aún echamos en falta crinolina, voz importada del francés que también se abrió camino hacia el idioma inglés. A continuación la mostramos en una sátira de Daumier en Le Charivari del 19 de junio de 1857 (La utilidad de la crinolina para evadir el fielato) y en otra de George Cruikshank en The Comic Almanack de 1850.
Padylla también colabora esta semana en la sección de paremiología gráfica. En su caso con una referencia al popular Cuando las barbas de tu vecino veas pelar, pon las tuyas a remojar (resulta curioso advertir la clara mayoría de idiomas en que el refrán se formula a partir del incendio de la casa del vecino para sustentar el consejo de acopiar agua; portugués y catalán cuentan con la forma intermedia "Cuando las barbas del vecino veas quemar ...").
[1] "La canción del cunero" por Sileno en la revista Gedeón del 26 de marzo de 1896.
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