sábado, 20 de abril de 2024

Lenguaje de la semana 16/2024 (1ª parte)

 

Álex Grijelmo publica hoy “Grupo armado”... ¿para qué? Un artículo que, como es habitual, encontrarán íntegro como Anexo, en el que trata las polémicas palabras de Pello Otxandiano incurriendo en el identitario tic El País "yo he venido a darle al PP". No podemos evitar señalar el "paralelismo técnico" con las declaraciones de Pedro Sánchez "a las cosas hay que llamarlas por su nombre" en que no menciona ni a Bildu ni a Otxandiano, pero el citado dos veces es ... [1]. Y así resulta que pretender pasar página sobre los muertos de una guerra civil finalizada hace 85 años pasa a ser equiparable con pretender hacerlo sobre los asesinatos, muchos sin resolver, cometidos o propiciados por actuales dirigentes de la coalición que no hace mucho se permitía incluir asesinos como candidatos [retirados tras la indignación suscitada].

Más que oportuna, resulta en este punto, la viñeta de hoy de JMª Nieto.

Pasamos al Cervantes Virtual, donde nos ha sorprendido la ausencia de la trivial alternativa amanecer entre las que Ricardo Bada contrapone en el Trujamán Traducir lenguas indígenas a una cuestionable afirmación de Irma Pineda Santiago [advertimos que ha sido corregida la incorrecta transcripción inicial de su apellido, aunque nadie ha tenido el detalle de agredecer nuestro aviso] en un artículo sobre la traducción de poemas escritos en lenguas amerindias, La flor de la palabra, publicado en el suplemento cultural del diario mexicano La Jornada del 21/1/24. Suplimos, una vez más, la llamativa aversión a los enlaces de los colaboradores del CVC.

Tampoco nos ha parecido demasiado afortunada la formulación de una afirmación del propio Bada: "el shock cultural que supuso la llegada del castellano al microcosmos ultramarino llamado «las Indias» por los conquistadores no pudo acabar con la inmensa panoplia de culturas e idiomas que lo habitaban". Como si acabar con esas culturas hubiera sido un objetivo. ¿Qué tal no dañó significativamente? o no arrasó, si se tiene una visión más negativa. 

Otra interesante lectura sobre cuestiones traductorias es Novak (y la lengua serbocroata) publicado por Lorenzo Gallego Borghini en el Diario Médico. Aunque el acceso requiere registrase, merece la pena hacerlo porque, además de gratuito, es muy sencillo y poco exigente en la demanda de datos personales. 

La recomendación que más nos ha interesado entre las recientemente formuladas por Fundéu es la validación del verbo gepetear para expresar la utilización de la aplicación ChatGPT (cuya sigla final significa Generative Pre-trained Transformer, o sea, Transformador Generativo Preadiestrado). El inglés parece todavía vacilante entre alternativas como ChatGPTing o GPTing.

Buen momento para recordar el lúdico ejercicio de retroacronimia realizado por Luis Davila hace un año.


Proseguimos ya en territorio del humor con la tira de Santy Gutiérrez escenificada en el entorno de la coruñesa Torre de Hércules en la que da nombre a diversos especímenes humanos de estos tiempos: "chandalín walkers", "mijosmessi", "paloselfistas" y "pettinglovers".

Tris recordaba anteayer en el diario La Rioja la tesis más aceptada sobre el origen del topónimo Logroño, que sería una latinización tardía con prefijación con el artículo «lo/illo» de la palabra de origen celta gronio/gronno ​que significa «vado» o «paso», indicativo de que ese punto del curso del Ebro habría sido utilizado con frecuencia para atravesarlo. La variante primitiva Lucronio está registrada por primera vez en un documento del año  965 en el que García Sánchez I de Pamplona dona el lugar así denominado al Monasterio de San Millán y en el fuero de 1095 la ciudad aparece como Logronio y, una sola vez, como illo Gronio

La pulla para MAR de Vergara en eldiario.es de ayer se artícula sobre un equívoco uso de fuentes que nos parece interesante destacar que solo está sancionado por el Diccionario de la Lengua Española desde octubre de 2014 en que salió de imprenta la 23ª edición. La primera que recoge la acepción (9ª) ‘en un procesador de textos, conjunto de signos gráficos de un tipo y tamaño determinados’Pero como bien apunta el documentado artículo de Wikilengua sobre fuente, esta palabra ya aparece utilizada con ese tipográfico sentido en la Ortografía del año 2010. 

Y es que el popular anglicismo derivado de la voz que el inglés tomó del francés medieval fonte, derivado del latín fundita, que es el participio femenino de fundere (fundir), aterrizó en nuestra lengua antes de la llegada de las computadoras e, incluso, de la fotocomposición. Acompañamos estas líneas con un interesante recurso a una fuente realizado por Bernardo Erlich en su viñeta del pasado domingo del diario bonaerense Clarín.

Sigue un salarial retruécano publicado ayer por Santy Gutiérrez.

La viñeta de J. Morgan del lunes tiene carácter autoconfirmativo [de ese no tener ni idea que proclama el diputado], puesto que la conocida habitualmente como conjetura de Poincaré, propuesta en 1904 por el eminente matematico francés, es el teorema de Poincaré desde que el ruso Grigori Perelmán, que posteriormente rechazaría el millón de dolares que le correspondía como premio por resolver uno los problemas del milenio, demostrara en 2006 que solo hay una variedad cerrada y simplemente conexa de dimensión 3, que es la esfera cuatridimensional también llamada 3-esfera o hiperesfera. No entramos en honduras topológicas que son auténticamente abisales. Siguen otras dos piezas de la inusual concentración de humor matemático que se ha producido esta semana: unos variados operadores diferenciales rematados en parabellum de Gallego y Rey, más unas ecuaciones de masa-energía relativista de Miki y Duarte.


Concluimos esta primera parte con Monsieur Kak, que batía con su visión del momento político francés en el diario L'Opinion del miércoles el récord de concentración de espadas de la extensa colección albergada en el apunte Espadas de Damocles (1ª parte: las modernas).





[1] Es una vileza marca de la casa convertir un desliz lingüístico en presunta duda de que que el único presidente del gobierno de la democracia que ha sufrido un atentado de Eta, aunque cuando todavía era mero jefe de la oposición, pudiera tener dudas de que era una banda terrorista.  





Anexo

Álex Grijelmo (El País, 20/4/24)

Las técnicas de omisión de palabras incómodas se contagian entre políticos de ideologías incluso muy distantes


Publiqué un artículo el 9 de marzo pasado que se titulaba Herederos sin testamento, y en él comentaba el uso asimétrico de la locución “herederos” en función de qué político se halle en el uso de la palabra. Para los portavoces de la derecha, Bildu es heredera de ETA. Para los portavoces de izquierda, el PP es heredero del franquismo (esta afirmación aparece significativamente menos que la otra).

En cuanto a la coalición de la izquierda abertzale (nacionalista), indicaba aquel artículo que la sentencia 62/2011 del Constitucional había señalado que fue constituida por dos partidos “que con reiteración han condenado y condenan la violencia de ETA”, si bien cabría desear, añadía por mi parte, una actualización solemne al respecto (“igual que se puede echar en falta en el PP contra el franquismo y no la esperamos siquiera en Vox”).

Argumentaba también que arrojar la palabra “herederos” a unos y a otros equivalía a encerrarlos en el pasado, cuando lo que siempre exigíamos era que la violencia de ETA se transformara en pura acción parlamentaria, hecho que se ha producido, y que los franquistas abrazaran por su parte la España constitucional, lo cual asumieron sus dirigentes más representativos muchos años antes.

Las declaraciones proferidas el 15 de abril en la Cadena SER por el candidato de Bildu a presidente vasco, Pello Otxandiano, tras ser preguntado por Aimar Bretos si califica a ETA como organización terrorista, propinaron un mazazo a quienes confiábamos en los pasos adelante de esa coalición, de la que forman parte algunas organizaciones que nunca se relacionaron con la violencia.

“ETA fue un grupo armado”, definió Otxandiano. Ya, pero un grupo armado... ¿para qué? He ahí la omisión: un grupo armado para matar, para aterrorizar. “Afortunadamente”, agregó, “ETA no existe, y a partir de aquí podemos construir el futuro y la memoria de una forma mucho más compartida y con respeto a todas las víctimas”. Después manejó una palabrería similar a la usada por dirigentes del PP al hablar de la dictadura (sin citarla) o de la Guerra Civil: esa etapa quedó atrás, hubo víctimas de las dos partes, hace falta construir una convivencia…

En septiembre de 2023 escribí otra columna que viene al caso (lamento las autocitas, pero sirven para expresar que no me repito sin darme cuenta). Se titulaba Cómo pedir perdón con sinceridad, y estaba referida al lamentable modo en que Luis Rubiales había pretendido disculparse tras besar en los labios a Jenni Hermoso sin que ella tuviera la posibilidad de rechazarlo. “Ocurrió lo que ocurrió” (…). “Lo que ha ocurrido entre una jugadora y yo...”, dijo, como si ambos hubiesen mostrado actitudes simétricas.

Pedir perdón de verdad y lamentar lo perpetrado requiere mencionar con precisión los hechos sobre los que uno se disculpa. Si se eluden con rodeos, la declaración nunca servirá como punto de partida para nada honrado. Porque al ocultarlos se niega la dimensión de lo sucedido.

Con la afirmación “ETA fue un grupo armado”, en sustitución de “ETA fue un grupo terrorista”, Otxandiano también perdió una ocasión de llamar a las cosas por su nombre y ganar crédito entre quienes deseábamos que Bildu encaminase con sinceridad la senda democrática.

Sin embargo, hemos visto una vez más que las técnicas de omisión de palabras incómodas se contagian incluso entre políticos de ideologías muy distantes. No sería de extrañar que Otxandiano se refiriese a ETA próximamente como “esa banda de la que usted me habla”.




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