sábado, 25 de enero de 2014

Rituales turísticos IV: más sobeteos (hoy los obscenos)


Retomamos nuestro repaso de los ritos monumentales frotatorios en el "Charging Bull" neoyorquino en que concluíamos la entrega anterior. Avisados como están por el título, de que hoy entramos en un territorio más lúbrico, nos permitimos completar la documentación gráfica con algunos otros ejemplos de lo que tiene que aguantar este bronce en cuanto la policía baja la guardia.


Ya puestos, vamos a incluir también algunas imágenes algo más descriptivas de los tocamientos aplicados al caballo de Andras Hadick a los que nos hemos referido en la segunda entrega de esta serie, así como de las consecuencias de los mismos sobre las partes de este noble bruto.


Aun más morbo que los equinos parecen tener algunos "paquetes" humanos. Destaca por su popularidad el monumento funerario del periodista Victor Noir del cementerio Père Lachaise de París. El bronce realizado por el escultor Jules Dalou, costeado por suscripción popular, representa el cuerpo inerte, pero con manifiesto priapismo, de este joven de 22 años cuando acababa de ser abatido a tiros por un primo de Napoleón III. Este mortal suceso, acaecido en 1870, se produjo en el curso de la disputa suscitada cuando acudió a fijar los términos de un duelo entre el director del periódico La Revanche y Pierre Bonaparte quien, finalmente, sería absuelto de asesinato en medio de un enorme escándalo. Como puede verse en la adjunta imagen, hay quien hasta ha tenido el descaro de hacerse todo un reportaje frotándose contra el bronce del malogrado periodista, como es el caso de la practicante del género burlesque conocida como Dita Von Teese.

El ritual que se realiza tanto en busca de un aumento de la fertilidad, como de la potencia sexual, establece que hay que colocar una flor en el sombrero tras besar la estatua en los labios y frotar sus genitales. Adjuntamos un detalle del rostro que pone de manifiesto los efectos de esa práctica sobre el bronce de la cara. Para otros detalles más morbosos les remitimos a las abundantes imágenes colgadas en la red.

La ciudad ucraniana de Lviv, anteriormente conocida por su nombre alemán de Lemberg, en español Leópolis, cuenta con un monumento dedicado a su hijo más famoso, el escritor Leopold von Sacher-Masoch con cuyo apellido se creó la palabra masoquismo. La obra del escultor Volodymyr Tsisaryk esconde dos sorpresas. Por un lado, en el pecho hay un visor que muestra imágenes eróticas clásicas, mientras que, por otra parte, el bolsillo izquierdo del pantalón es practicable. Así es que quienes meten su mano en el mismo, pueden llegar a palpar los genitales del representado, que ha quedado de esta manera sometido a una práctica que tiene no poco de masoquista: ¡que te toquen los huevos de por vida!


Hay otras estatuas que son sobeteadas ya en toda su desnudez. Una de las más populares es el joven representado en bronce en el Castillo de Praga. Una buena muestra que no conviene dejar penes a la altura de la mano, porque parece que crean tentaciones irresistibles. Esto es lo que también ocurre con la obra de Botero que no se tuvo la precaución de equipar con una peana en el centro comercial Time Warner de Nueva York.


En una exposición de bronces del artista Igor Mitoraj realizada en el Templo de la Concordia de Agrigento encontramos otro ejemplo de los peligros de dejar penes a mano de los turistas.

Y es que ni los milenarios relieves egipcios, tan faltos de protección, se libran del ansia tocona de los turistas, como denotan las huellas de los sobeteos de los atributos del dios de la fertilidad Min, particularmente en sus representaciones en el muy visitado Templo de Luxor. Y como puede verse a continuación hay quien no duda en colgar en la red la imagen de la "hazaña".


Algunas de estas tradiciones pueden adoptar un sesgo cruelmente irónico, como ocurre en la ciudad bielorrrusa de Minsk que erigió en la “Isla de las Lágrimas” un monumento a las víctimas de la Guerra de Afganistán. El ángel que llora a los caídos, paradójicamente se ha convertido en objeto de un ritual de acoso por parte de las parejas de recién casados. Parece que a los deudos de los homenajeados no les hace mucha gracia.

Este tocamiento tiene variantes en solitario y en pareja.

El rito turístico típico de la ciudad alemana de Bremen es pedir un deseo mientras se agarran con las mano la patas del burro del monumento dedicado a los "Músicos de Bremen", los protagonistas de un cuento de los Hermanos Grimm que se han convertido en el símbolo de la ciudad. Sin embargo, no lejos del mismo, las figuras de bronce situadas en la entrada de la cervecería Schüttinger, en la pintoresca y muy turística Böttcherstrasse, lucen marcas que dejan claro que allí se tocan tanto los genitales del joven como los pechos del torso femenino.


Hemos dado en Bremen con el "tocado de pechos", un ritual que tiene su meca en la ciudad italiana de Verona. Allí es costumbre sobar el derecho de la estatua dedicada a Julieta en la que realmente fuera casa de la familia Capuleto. Aunque es una sede históricamente veraz, el inmueble ha sido convenientemente acomodado a las expectativas de los turistas, con detalles como el añadido realizado en los años treinta de un balcón en el que también es costumbre posar.


La Casa de Julieta es una de las mayores concentraciones mundiales de rituales turísticos puesto que, inevitablemente, allí también se practica el colgado de candados del amor. Ello en una reja próxima a la sobada estatua del patio, mientras que la costumbre de dejar mensajes que tanto potenciara la película “Cartas a Julieta” (2010) ha tenido que ser severamente restringida a un espacio acotado. Y es que el hábito de pegarlos con chicle había convertido el lugar en una guarrería solo comparable al muro de Seattle que ya vimos en la primera entrega de esta serie.


La realidad no tenía nada que ver con la imagen mostrada en la película protagonizada por Amanda Seyfried. Los chicles utilizados para fijar los mensajes acabaron formando una antihigiénica costra que cubría las paredes.
La estatua de Julieta cuenta con algunas copias repartidas por el mundo, entre las cuales la más conocida es la emplazada en 1974 junto al Antiguo Ayuntamiento (Altes Rathaus) de Munich. Una figura en la que es costumbre dejar flores colocadas en su brazos. También luce el característico pecho sobredorado, pero no hay que perder de visita que las obsequiadas por el ayuntamiento veronés ya se instalan con ese distintivo atributo. Así puede comprobarse en las imágenes del estreno del ritual realizado por una pareja de novios durante la inauguración del regalo realizado a la hermanada ciudad de Ningbo. Esta localidad china cuenta con una tradición similar, la de “los amantes mariposa”, Liang Shanbo y Zhu Yingtai, que protagonizaron una historia pareja a la inmortalizada por Shakespeare. Como resultado del hermanamiento, Verona cuenta en los jardines de la Casa de Julieta con una réplica del monumento dedicado en la ciudad china a recordar la leyenda local.

La Julieta de Munich, la de Ningbo y réplica del monumento a los amantes mariposa Liang y Zhu
El caso es que el furor turístico no respeta ni los recintos sagrados, porque hasta en el gran panteón de los reyes franceses que es la Basílica de Saint Denis, próxima a  París, puede apreciarse el abrillantado seno que muestra María Antonieta en el cenotafio que comparte con su también guillotinado marido Luis XVI.


Con todo, en la capital francesa, los senos que se puso de moda tocar fueron los de la estatua dedicada a la cantante Dalida en la placita que lleva su nombre en el barrio de Montmartre en que vivió. Es una costumbre que parece haber decaído bastante, para alivio de las autoridades de ese distrito parisino. Pero siempre hay alguna ciudad dispuesta a tomar el relevo, como ocurre con la turística localidad croata de Makarska situada entre Split y Dubrovnik. La costumbre surgida en torno al bronce de una pareja ubicado en su puerto, parece indicar que allí se aplica el principio de que la cuestión es que se hable de uno. Desconocemos si, a imitación de las copias de Julieta, esta estatua ya fue colocada con algún incitador brillo.


Sin necesidad de brillos consiguió cierta notoriedad la ciudad rusa de Vorónezh que, por razones que desconocemos, está hermanada con León. Ese nudo ferroviaro situado a unos 500 km al sur de Moscú, en la ruta hacia Kiev, se sirvió para ello de una estatua equina de 3 toneladas de peso que, al parecer, simboliza el enfrentamiento entre la naturaleza y la civilización, pero que es famoso porque pasa por ser la mejor dotada del planeta. Desconocemos la actitud de las tradicionalmente severas autoridades rusas frente a posibles efusiones como otras que hoy hemos repasado. Si tuvieran ocasión de adentrarse en la Rusia profunda, tengan la precaución de preguntar antes de actuar.






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