domingo, 1 de enero de 2017
Arranquemos el año con ecologismo de verdad
Entre lo mucho que se ha escrito y 'tertunializado' sobre la limitaciones aplicadas al tráfico en Madrid, hemos tenido que esperar al último día del año para leer algo realmente interesante y fundamentado.
Ha sido Antonio Ruiz de Elvira, el catedrático de física aplicada de la Universidad de Alcalá de Henares, quien ha aportado un poco de conocimiento a ese debate en su artículo ¿Por qué cerrar el tráfico a la mitad de vehículos es inútil contra la polución? publicado en El Mundo.
En el mismo descubrirán que el famoso pares-impares es una de las peores formas posibles de gestionar un problema básicamente creado por los motores diésel. Una pena que no tenga espacio para tocar el asunto de las calefacciones y las emisiones industriales.
Así que prohibir circular a los vehículos de gasolina es un puro absurdo resultante de la impotencia de no saber como gestionar un problema que se resolvería con una simple pegatina identificadora de los coches que emiten menos nitroso. Claro que en el país que inventó la picaresca habría que verificar en una base de datos que quien la lleva tiene derecho a ello. Y luego penalizar la mentira como se merece y sistemáticamente no hacemos.
Pero los presuntos herederos de la 'imaginación al poder' solo activan el magín para razonar como se puede acumular tres cargos cuando las bases han dicho que solo pueden desempeñarse dos. Acierto, por tanto, el de Fundéu al escoger populismo como palabra del año, por mas que ya sepan que discrepamos fuertemente de su lista de finalistas (mas sobre esto). Mantenerla en una docena es un craso error que les acarreará muchos ridículos. Háganse un favor y déjenla en la mitad para sucesivas ediciones.
Por cierto que no hemos encontrado especialmente billante a Bernard-Henri Lévy en su tribuna de El País titulada ¿Qué es el populismo? Pinchen el enlace y opinen ustedes mismos si las seniles son nuestras democracias, el pensador francés, ambos o ninguno.
Y si tienen algo de tiempo también pueden buscar en los programas electorales de los partidos alguna propuesta tendente a suprimir la combustión diésel en los contaminados entornos urbanos. Mas difícil será averiguar cuantas de esas oficinas de tráfico de influencias que tienen montados nuestros diputados, con total desprecio de la legalmente propugnada incompatibilidad de esos cargos, cobran de las petroleras.
Un año mas y qué pocas cosas han cambiado. Entre ellas que el gasoil siga siendo sea mas barato que la gasolina fomentando la proliferación de esos tan contaminantes como robustos motores.
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