sábado, 2 de junio de 2018
Cosas de la lengua (22/2018)
Sí dijo lo que no dijo tituló Alex Grijelmo su contundente columna del pasado fin de semana dedicada al cínico “no he dicho tal cosa” de Irene Montero. El aserto que fuera inmediatamente calificado por los informadores presentes con un estupefacto silencio que se prolongó durante 12 interminables segundos (ver video). Anímense a leer la explicación del periodista fundamentada en el concepto de la “máxima de relevancia” de Herbert Paul Grice y apoyada en un bien escogido ejemplo.
Oportuno estuvo el suplemento Verne al publicar el lunes, día de presentación del resultado de la consulta a las bases de Podemos sobre la continuidad de su pareja dirigente, el artículo de Lola Pons Rodríguez titulado De "chalet" a "chalé": así votaron los hablantes en contra de la ‘t’ final. Y es que para democracia, la de la lengua.
El Martes Neológico estuvo dedicado al marmitako. El guiso tradicional de patatas y bonito, más raramente atún, cuyo nombre procede de la lexicalización de un sintagma vasco en el que se ha perdido la función de la preposicional partícula -ko que en eusquera vale por de. En nuestra opinión, la pasión del autor, Juan Carlos Odriozola, por contarnos más cosas de la lengua vasca, espesa en demasía su filológico guiso.
En nuestro anterior repaso sabatino dejamos sin comentar el artículo Una resonancia de cocodrilo a ritmo de Bach publicado hace ya ocho días en el Laboratorio del lenguaje del Diario Médico. Una reseña a cargo de José Ramón Zárate de un estudio realizado en Alemania del que se deduce que los mecanismos fundamentales de procesamiento neuronal de estímulos sensoriales se formaron en una etapa evolutiva temprana, casi en los orígenes de los vertebrados.
En el artículo Negro de uña, Fernando A. Navarro retrotrae al lector hasta "épocas presanitarias" para explicar la expresión ya utilizada en 'El Quijote' para expresar una unidad de medida de muy pequeña longitud. Recomendamos utilizar con moderación tan guarrete arcaísmo.
‘¡Doctor, no haga todo lo posible!’ es una breve entrevista al médico, teólogo y sacerdote Pablo Requena Meana, el representante del Vaticano en la Asociación Médica Mundial que ha publicado un libro del que se replica el título. Bienvenido sea cuanto pueda enriquecer el atual debate parlamentario sobre la eutanasia.
Fernando A. Navarro explica en el artículo Nombres políticamente correctos para las enfermedades infectocontagiosas como la epidemia británica de encefalitis espongiforme bovina de principios de los noventa, las famosas «vacas locas», ocasionó pérdidas multimillonarias en el sector pecuario al reducirse sustancialmente el consumo de carne de vacuno. Las sucesivas crisis asociadas a otros animales de consumo (gripe aviar de 2005 y gripe porcina del 2009) también se convirtieron en auténticas catástrofes para los ganaderos del sector correspondiente, por lo que estos exigieron que cesara la costumbre de dar nombres de animales a las mortíferas epidemias.
El posterior intento de utilizar topónimos simplemente trasladó el problema a otros sectores como el turístico. Así cuando en 2009 se propuso cambiar el nombre de «gripe porcina» por el de «gripe mexicana» o «gripe norteamericana», los correspondientes gobiernos protestaron airadamente. Por ello, en el año 2015 se publicaron unas normas para la óptima denominación de nuevas enfermedades infectocontagiosas que hace vaticinar al autor que se avecinan tiempos de epidemias con nombres más bien tirando a sosos. Habrá merecido la pena.
Nos hemos traído como ilustración la portada dedicada a la gripe porcina por la revista The New Yorker en 2009. Sobre su vinculación con la expresión “to put lipstick on a pig” pueden leer más en Ejercicios de traducción de ilustraciones (I).
Pasamos al último día de mayo en el que José Ignacio de Arana constataba cómo estamos asistiendo al progreso galopante de una suerte de autismo inducido. El que todavía no se incluye en los libros médicos, pero opina que habría que ir pensando en hacerlo. Inquietante reflexión.
Fundéu comenzó la semana recomendado las expresiones 'por encargo' o 'bajo demanda' como alternativas en español al anglicismo on-demand. Pero es claro que en los habituales usos telemáticos rara vez encaja la primera propuesta.
El martes prosiguieron su lucha contra los anglicismos innecesarios al proponer monedero, cartera y tarjetero, con el eventual añadido de virtual o electrónico/a, como alternativas al extranjerismo wallet (o en ocasiones e-wallet) frecuentemente utilizado en el contexto de las nuevas tecnologías.
El posterior apunte señaló que el verbo licitar es válido tanto con el significado de ‘participar en una subasta o concurso públicos’ como con el de convocarlos. Al día siguiente se ocuparon de aclarar que compadecer no es lo mismo que comparecer, artículo para los lectores menos aplicados, y concluyeron ciclo señalando que los adverbios a donde y adonde pueden ser empleados indistintamente.
Cambiamos de fuente para señalar que la moción de censura dio pie a Manuel Conthe para publicar en su blog un artículo que la analiza a la luz del concepto de 'oferta coercitiva'. Recomendable lectura.
Notable éxito el que tiene el lenguaje tremendista. Si hace poco oíamos hablar de una presunta 'crisis humanitaria' en Cataluña, esta semana hemos visto en La Nueva España titular "Es un desastre ecológico", advierte la oposición sobre el vertido en San Lorenzo la noticia sobre un escape de aguas fecales ocurrido en Gijón. Eso cuando ni siquiera es temporada alta de baños (por más que la alcaldesa cometiera la torpeza de no cerrar el acceso a esa sucias aguas). Mal está que caiga en tales excesos un político, pero peor es que se convierta en alarmista titular la prensa.
Concluimos con la viñeta publicada por Padylla el Día de Canarias, que fue el miércoles 30, porque pone de manifiesto una curiosa diferencia léxica que separa a los canarios en dos grupos. En las islas orientales (Lanzarote, Fuerteventura y Gran Canaria) las palomitas se llaman roscas, mientras que en las occidentales (Tenerife, La Gomera, La Palma y el Hierro) las denominan cotufas. Esta última es una palabra que tiene su origen en el anglicismo corn to fry, maíz para freír, que es lo que son las palomitas antes de ser cocinadas. Quien quiera saber más sobre peculiares palabras canarias derivadas de inglés hará bien en seguir este final enlace.
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