El más famoso de los puentes neoyorquinos, que no es el protagonista de hoy, sumaba ayer con “Homecoming” de Kadir Nelson una nueva portada en la revista The New Yorker (enlace al tuit con comentario sobre un detalle). Una extensa colección de ilustraciones que recopila el apunte El puente de Brooklyn en TNY (más las cosas de un bromista escultor).
Y precisamente ha sido el pertinente añadido que hemos realizado a ese monográfico el que nos ha recordado que le debíamos un artículo al puente George Washington que, hasta que algún otro (probablemente chino) lo sustituya al frente de la clasificación de tráfico soportado, pasa por ser el más transitado del mundo.
Inaugurado el 24 de octubre de 1931, situó entonces el récord de mundo de luz libre en 1.066,8 m (3.500 pies) hasta que el californiano Golden Gate lo elevó en 1937 a 1.280,2 m (4.200 pies). Pero una buena muestra del tremendo salto que supuso el George Washington es que el récord anterior, establecido en 1929 por el puente Ambassador en Detroit, era de "tan solo" 563,9 m (1.850 pies).
No resulta extraño, por tanto, que ya antes de su inauguración la revista The New Yorker le dedicara una portada ilustrada por Theodore Haupt (6/6/1931). Una pieza que invita a pensar que el artista hubiera podido exagerar la esbeltez del tablero, pero una foto de la época (enlace a la colección de la que procede) permite confirmar la maestría del ingeniero Othmar Ammann para sacar el máximo partido de la teoría de la deflexión desarrollada años antes por el ingeniero austríaco Joseph Melan (si bien, menos de una década después, el puente de Tacoma serviría para poner de manifiesto que la extrema esbeltez de los diseños comportaba riesgos que podían ser fatales).
El caso es que la imagen de ese tablero cambió sustancialmente entre 1959 y 1962 en que se procedió al añadido de un piso inferior con seis nuevas calzadas (la superiores habían sido ampliadas de seis a ocho en 1946).
Muy discreta presencia tiene el puente, parcialmente oculto además por el rótulo, en la portada de Ilonka Karasz del 22/8/1936. Una ilustración que muestra las conexiones sobre el río Harlem entre Manhattan y el Bronx, con las islas Randalls y Wards en primer término, cuando el canal situado entre ambas (Little Hell Gate) todavía no había sido rellenado, ni se había unido la más pequeña Sunken Meadow.
No hizo justicia a la inicial esbeltez del tablero la ilustración de Ilonka Karasz para la portada del 7/6/1941 en la que un pequeño fragmento del puente se cuela en una escolar visita a The Cloisters.
Y aún menos apreciables son los detalles de esa estructura en la vista aérea nocturna de Manhattan obra de Alain (Daniel Brustlein) fechada el 23/12/1950. Pero se trata de una ilustración todavía anterior a la citada refoma.
Pocos detalles ofrece, asimismo, la pieza de trazo muy suelto creada por Ludwig Bemelmans para la tapa del 3/10/1959, ya posterior a la adición de un segundo piso. Una vista en la que aparece en primer plano la tumba del general Grant (General Grant National Memorial), un mausoleo situado en Morningside Heights, junto al Riverside Park que domina el río Hudson. Sigue la tapa ilustrada por C.E.M. (19/8/1967) con una vista nuevamente tomada desde The Cloisters en la que ya se aprecia claramente el doble piso del tablero.
Arthur Getz utilizó el puente como muy alejado fondo, apenas visible, de la matinal perspectiva del río Hudson que llevó a la solarizada portada del 17/6/1974.
Muchos años pasó posteriormente el protagonista del apunte de hoy sin aparecer en las portadas de la revista neoyorquina. Hasta asumir el papel de vía de paso hacia Manhattan del único gato presente en muy canina ilustración de Mark Ulriksen (11/4/2005).
Casi una década después, el poco justificado corte de algunas calzadas, supuestamente forzado por colaboradores del gobernador de Nueva Jersey Chris Christie con objeto de dañar la imagen de un rival político, un asunto conocido como The Fort Lee lane closure scandal, llevó una imagen de la calzada superior a la portada de Barry Blitt titulada “Playing in Traffic” (20/1/2014). El incidente también fue objeto de una portada de Steve Brodner en The Nation (3/2/2014).
Un detalle de la ilustración de Blitt que llamó la atención de los más observadores es que uno de los coches detenidos en primer fila es un Citroën, cuando esa marca que abandonó el mercado estadounidense en 1974. Una circunstancia en la que no cayó el artista cuando escogió como fuente una de la imágenes que Google le ofreció como “oncoming traffic” (más detalles).
Tan discreta como peculiar es la última referencia al puente George Washington aparecida en la revista neoyorquina, que ha sido en forma de libro en la magnífica creatividad de la ilustradora barcelonesa Luci Gutiérrez titulada “Shelf Life” (Vida en las estanterías).
En el apunte Manhattan por Luci Gutiérrez se comentan otros detalles de esa ilustración que, en nuestra modesta opinión, es una de las más ingeniosas portadas de la revista neoyorquina. Añadimos hoy a lo allí dicho que el libro sobre el puente se sujeta en una reproducción de The Little Red Lighthouse, oficialmente denominada Jeffrey's Hook Light, una señal de navegación situada al pie de la pila este, que también aparece en la ilustración de Ludwig Bemelmans del 3/10/1959. Una torre de 12 m de altura que debe buena parte de su popularidad al libro infantil The Little Red Lighthouse and The Great Gray Bridge (1942) de Hildegarde Swift, ilustrado por Lynd Ward. [1]
[1] Enlace a una colección de ilustraciones de The Little Red Lighthouse and The Great Gray Bridge.
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