El sorprendente resultado de las elecciones argentinas ha propiciado que descubriéramos que en numerosos países de América un batacazo es un suceso inesperado. Pero, a juzgar por los ejemplos de uso que enseguida mostraremos, no parece que siempre comporte el carácter afortunado con que está recogido en el Diccionario de Americanismos.
Estos son algunos de los titulares que dan ese particular uso a la palabra que en España siempre connota negativamente: El Economista, Clarín y La Capital, este con una redacción que muestra que en estos casos pegar no toma forma reflexiva.
Ánimo y a corregirlo, que bastante peor fue la metedura de pata de ayer de Yolanda Díaz con los vuelos cortos. Pero no se pierdan la falsificación de El País con un entrecomillado de lo contrario que, pese al intento de mistificación, tampoco tiene sentido. Acabaremos por tener que celebrar que periódicos como La Vanguardia no falseen la frase. ¡Déjate de cacofonías, Álex, y vayamos a por lo mollar!
Manel Fontdevila se apoyaba ayer en el famoso gato de Schrödinger, pero nos pareció llamativo que se apartara de la formulación original, cuando tan a propósito cuadraba con ese "¡Tú dispara a matar!", en que el gato lo que está es vivo muerto y es la intervención del observador la que deshace la incertidumbre.
No deja de ser curioso que la última viñeta política que tenemos registrada son es egato es la publicada en noviembre de 2020 por su compañero de eldiario.es Vergara que entonces se ocupaba de la sentencia del Tribunal Constitucional sobre la llamada "Ley mordaza". La misma cuya cacareada derogación ha quedado reducida en el acuerdo de gobierno anunciado ayer a la de algunos “aspectos”. Con dos.
Lo cierto es que la popularidad humorística de la famosa paradoja cuántica da para todo un extenso monográfico. Anticipamos algunos contenidos comenzando por enlazar un artículo de El Mundo Today que encadenamos con un recordatorio del Trampantojo de Max en El País del 12/11/22.
La viñeta más famosa en inglés sobre este asunto probablemente sea la de Benjamin Schwartz publicada en The New Yorker el 30/3/2015. Hoy nos limitamos a complementarla con tres piezas de Tom Gauld publicadas todas ellas en New Scientist (abril 2015, agosto 2020 y marzo 2023). Si su médico de cabecera es muy riguroso con el alcohol, hagan como un pícaro miembro de esta redacción y regálenle una copia de la segunda. A el le funcionó. Ayer se celebró el Día de las Bibliotecas, instituido en la fecha del 24 de octubre en recuerdo de la destrucción de la Biblioteca de Sarajevo tras ser incendiada en 1992 durante la guerra de los Balcanes. Adjuntamos el cartel conmemorativo obra de la ilustradora Nuria Riaza (Albacete, 1990) que, según leemos, ha bordado a mano gran parte de esa pieza sobre el lema "Tejiendo comunidades".En la secciones de humor tan solo vimos ocuparse del asunto a Puebla con un dibujo en que nos parece particularmente destacable la presencia de Cthulhu, la singular criatura imaginada por el escritor estadounidense HP Lovecraft a la que habíamos visto por última vez en una viñeta de Martin Rowson comentada en La lengua en la semana 24/2022, un apunte enel que encontrán algunas otras imágenes de ese siniestro ser.
Anexo
Solamente unos pocos aficionados se darán cuenta en un concierto de música clásica de que acaba de desafinar un violinista. Pero todo el esfuerzo del director se dirige a que eso no suceda. Nadie le reprochará tal empeño: una orquesta debe buscar la excelencia. Porque si logra la excelencia, el sonido les parecerá mejor a todos los espectadores, incluidos los que no se dieron cuenta de que había desafinado un violín.
En la lengua escrita se producen también desafinaciones que no todos perciben... y que conviene eludir. Para notarlas hace falta haber entrenado el oído con buenas lecturas, o una intuición natural. Esos efectos desagradables al oído educado se llaman “cacofonías”, vocablo formado con los elementos griegos kakos (malo) y phonía (sonido). O sea, mal sonido.
El Diccionario describe así ese significado: “Disonancia que resulta de la inarmónica combinación de los elementos acústicos de la palabra”. Tal vez la definición se comprendería mejor con un leve cambio: “…inarmónica combinación de los elementos acústicos de las palabras”, en plural; para impedir que se interprete como concerniente a una sola.
No había educado su oído el autor de un titular que anoté en su día: “El campo se prepara para parar” (22 de febrero de 2022). Ya la combinación “se prepara para” ofrece una reiteración fonética desaconsejable, que se convierte en pifia musical al añadirle ese infinitivo. Quizá no mucha gente percibió la desafinación, pero hemos de escribir para ella; porque se trata de un sector de la audiencia muy preparado, personas que pueden influir en las opiniones de sus amistades acerca de un periódico. Imagino en ese grupo a profesores de lengua o de literatura, traductoras, correctoras de editoriales, filólogos, académicas, lectores atentos...
“El campo se prepara para…”; “Trump se prepara para su cuarta imputación” (15 de agosto de 2023), “Estrella Galicia se prepara para parar su producción (21 de marzo de 2022), “La industria se prepara para parar” (9 de marzo de 2022), “Estados Unidos alzará un muro en la frontera con México para parar la inmigración” (23 de marzo de 1996). Un oído afinado habría propuesto otras alternativas: “Trump se pertrecha ante su cuarta imputación”, “El campo se dispone a parar…”, “Estrella Galicia prepara el cierre de sus fábricas”, “...un muro para impedir”, “La industria se previene para detener su producción”.
En un Telediario del 25 de agosto oí: “Hoy se juegan ocho partidos repartidos entre las tres sedes”. Puede entenderse la desafinación (“partidos repartidos” en vez de “partidos distribuidos”) en un lenguaje improvisado, pero no tanto en el que se lee.
También producen efectos negativos reiteraciones como éstas: “Hoy viven a la sombra del éxito de esta ficción cuya primera emisión está de celebración” (12 de septiembre de 2020). “Me he sentido muy seguro, asegura” (27 de agosto de 2023). En esos casos no parece difícil sustituir algún término.
Las cacofonías hallan su envés en la aliteración, o cadena de sonidos expresivos que armonizan con el significado: “...Su cloqueante cacareo de gallina clueca” (García Márquez, Cien años de soledad). “...Bajo la bóveda de la estación y el estrépito de los expresos...” (Muñoz Molina, Beltenebros). “Todavía tenía en sus oídos el retumbar de los truenos en la tormenta de la tarde” (Manuel de Lope, Bella en las tinieblas).
Un buen escritor raramente incurrirá en sonidos desacordes. Sin embargo, a ciertos redactores y editores se les escapa que conseguir el placer de la lectura es también una tarea periodística.
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