Más que mil palabras se titula La punta de la lengua de Álex Grijelmo del pasado domingo que reproducimos íntegra como Anexo. Y coincidimos con el periodista en lo falaz que tantas veces resulta ese popular aforismo.
Complementamos el rastreo de los orígenes de la frase que el periodista apoya en un artículo de William Safire en The New York Times con un recorte de la reseña del editor de la revista Printers' ink en la pág. 84 de n.º 10 (8 jun 1911) de las palabras pronunciadas en marzo por Arthur Brisbane en un acto del Syracuse Advertising Men's Club (leemos en la Wikipedia que fueron transcritas previamente en The Post-Standard, pero no hemos encontrado el ejemplar): «Usa una imagen. Vale más que mil palabras».
Asimismo añadimos una imagen del anuncio publicado el 15 de agosto de 1913 en el diario Piqua Leader-Dispatch con la variante "One Look Is Worth A Thousand Words" [Piqua Auto Supply House of Piqua, Ohio].De hecho, tendíamos a pensar que se trataba de un texto escrito antes de la actualización 23.7 del Diccionario (enlace a nuestro comentario sobre la misma) y su desactualización era solventable, por tanto, con una mera de advertencia "Este artículo está escrito con anterioridad a ...". Pero la abrupta iniciativa adoptada y la posterior contumacia en el error nos invita no solo a reafirmarnos en que la desidia que apuntábamos es más grave de lo que barruntábamos, sino que se suma a una desaconsejable soberbia. [1]
Además, llueve sobre mojado, porque en febrero de 2022 ya advertimos al CVC, sin conseguir suscitar reacción ni respuesta alguna, sobre otro artículo que ignoraba otra reciente incorporación al DLE de la palabra tratada, en aquella ocasión inmersivo, va. Más detalles en La lengua en la semana 8/2022 (1ª parte).
Adicionalmente, ahí sigue el error conceptual que denunciamos en el artículo dedicado al agua micelar. Encontrarán más detalles sobre esa cuestión en La lengua en la semana 43/2023 (1ª parte).
Con todo, justo es completar esta panorámica de nuestra fallidos intentos de mejora de las publicaciones del CVC con la agradecida respuesta que recibimos a una advertencia sobre un error informático que convirtió en lunes el jueves 27 de octubre de 2022.
Algo retrasado llegó a la web de Fundéu el comentario sobre las alternativas en español al anglicismo pellet que, como ya dimos cuenta la semana pasada, formuló con bastante más agilidad la RAE. Siguió la propuesta de utilizar la expresión suplantación de identidad como alternativa a la voz inglesa spoofing y ayer validaron el uso de la voz undimotriz para hacer referencia a la energía que se obtiene de las olas, que no debe ser confundida con la mareomotriz (la versión en inglés de la Wikipedia tiene una interesante relación de las principales centrales de este tipo del mundo) que procede del aprovechamiento de las mareas.
Pasamos al lenguaje del humor con la coincidencia de Pablo García y Sansón en el juego de sustitución de OLIVA por O%IVA. En el CLIPDA DCLXIII: Humor al arte de la semana 2/2024 encontrarán más detalles iconográficos sobre la tira publicada en La Nueva España del día 13 que hace una inflacionista parodia de la imagen de la "Mujer Cordobesa", más conocida como "la gitana", pintada en 1904 por el artista catalán Pere Casas Abarca (1875-1958) para la empresa aceitera Carbonell.
¿Cerdán o no cederán? se preguntaba Turull en la viñeta de Peridis del jueves con pelín forzado paronímico juego. El inglés es más obsequioso con ese tipo de ludolingüismos y ponía a disposición de Wilbur en The Spectator una homofónica vinculación del escándalo del Servicio de Correos británico que ha vuelto a primera línea de la actualidad de la mano de una serie de televisión y las referencias al príncipe Andrés aparecidas en algunas de las nuevas revelaciones sobre el escándalo Epstein.
Padylla apoyó su viñeta del martes en el canarismo papafrita que el Diccionario de americanismos define como ‘persona tonta, ingenua o poco perspicaz’ (otros insultos isleños). Sigue un naif calambur de Tris en el diario La Rioja del jueves y el uso de esa misma figura que ayer compartieron, con muy distinta temática, Puebla y Ortifus.
Otro cementerio, el de la viñeta de Santy Gutiérrez de junio de 2014 sobre la abdicación de Juan Carlos I, nos da pie a recordar la específica asociación con ese monarca que los elefantes tienen en el humor español.
La líneas rojas que tanto juego dieron en el humor de 2023 han debutado en este año simultáneamente en las viñetas de ayer de Peridis y Tomás Serrano. Y como bien explicaba Alsina en su recomendable monólogo precisamente titulado "La delgada línea roja", el terrorismo no lo es para el Psoe por mucho que Oscar Puente juegue a desconocer la proposición de ley que se está tramitando.
Pasamos al humor de inspiración literaria con una atraso, la viñeta de Mike Peters del 12 de enero que pone en boca de un coronado Donald Trump la expresión atribuida a Enrique II de Inglaterra (¿Nadie me librará de este turbulento [tb. molesto o entrometido] sacerdote?) que se considera instigadora de la muerte en 1170 de Tomás Becket porque suscitó que cuatro caballeros viajaran desde Normandía para matar al entonces Arzobispo de Canterbury.La frase se usa actualmente para expresar que el deseo de un gobernante puede ser interpretado como una orden por sus seguidores y también como referencia a veladas incitaciones a la violencia tratando de quedar libre de responsabilidad.
Más que mil palabras
Álex Grijelmo (El País, 14/1/2
Como suele ocurrir con las afirmac4)iones falsas, la atribución de esta autoría a un sabio oriental es falsa también
Nunca estuve de acuerdo con la expresión “una imagen vale más que mil palabras”. Porque a ver cómo se expresa en imágenes todo el contenido que ofrecen “escepticismo”, “eternidad” o “abstracción”. La imagen de un barco transmite muy bien la idea de un barco, pero de ese barco en concreto, mientras que la palabra “barco” comunica una idea a la que se pueden asimilar cientos de miles de barcos. Y todas las películas basadas en novelas se nos antojan menos informativas si hemos leído previamente la obra de la que parten: tienden a que opinemos que los guionistas han logrado, como mucho, un buen resumen.Como suele ocurrir con las afirmaciones falsas que repite mucha gente, la atribución de la autoría de esta frase es falsa también. No la dijo Confucio, ni se trata de un proverbio chino, ni es un adagio japonés, sino un invento publicitario.
Así lo contó William Safire (1929-2009), quien publicó durante 30 años artículos sobre lenguaje en The New York Times y obtuvo en 1978 el premio Pulitzer. El 7 de abril de 1996 desengañó con uno de sus textos a los lectores del diario que creyeran ver en esa frase una sabiduría ancestral. Aquel aserto no constaba en ninguna obra de la antigüedad. En cambio, sí aparecía por vez primera en la revista estadounidense Printers’Ink, especializada en publicidad, el 8 de diciembre de 1921; y nuevamente el 10 de marzo de 1927. Su verdadero autor había sido Fred R. Barnard.
Safire, que siempre citaba fuentes, atribuía el hallazgo de esa falsedad al “detective de citas” Burton Egbert Stevenson, autor, entre otras obras, del MacMillan book of proverbs, maxims, and famous phrases (diccionario de proverbios, máximas y frases famosas, de la editorial MacMillan. 1966).
Fred R. Barnard dirigía una gran empresa de publicidad, llamada Street Railways Advertising, y se anunció en la mencionada revista del sector con un lema que proclamaba: “Una mirada vale más que mil palabras. Eso dijo un famoso filósofo japonés”. Barnard retocó seis años más tarde su anuncio. El “famoso filósofo japonés” desapareció, y esta vez la frase se escribía en caracteres chinos, debajo de los cuales se leía en inglés: “Proverbio chino: una imagen vale más que diez mil palabras”. Como se ve, cambió “una mirada” por “una imagen”. Con ello obtenía un mejor efecto de contraste entre los dos elementos léxicos: “imagen” contra “palabras”. Y además sustituyó “mil” por “diez mil”, pero la memoria colectiva ha dejado la apuesta en la cifra anterior: “mil palabras”. Barnard confesaría más tarde que hizo esa atribución a un antiguo asiático “para que la gente se lo tomara en serio”.
Estos hechos son un magnífico ejemplo de cómo manipular un mensaje: se contraponen dos ideas fuertes de modo que la vencedora salga más fuerte aún, se le atribuye un origen de prestigio y se conecta con un prejuicio (algo fundamental para que las mentiras triunfen) resumido así: “Necesito muchas palabras para describir lo que veo”; sin reparar en que todo cuanto vemos lo procesamos con palabras.
En aquella frase perversa se escondía la misma idea que hoy conduce a la deficiente comprensión lectora de muchos alumnos, a su impericia en la abstracción, al suspenso colectivo en el informe PISA: “Las letras no son tan útiles como parece”.
Frente a todo ese sistema de pensamiento, vale la pena seguir sosteniendo que palabras como “te amo”, “es benigno” o “te haremos un contrato” valen mucho más que mil emoticonos.
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