El ruido desde la montaña tituló Lola Pons Rodríguez su columna de anteayer en El País. Un artículo que apoya en el dios Pan y su más señalada contribución a nuestro idioma, además de en algunos recuerdos de infancia, la exposición de su inquietud sobre Afganistán.
Pasamos al Centro Virtual Cervantes, donde la última entrega del Martes Neológico trata sobre machirulo. Una voz probablemente formada por acronimia, aunque, en caso de que así fuera, no está claro si por combinación de macho con chulo o con pirulo (que en absoluto nos parece un término soez, como apunta la autora, sino claramente eufemística forma coloquial).
Explica Irene Vílchez Sánchez que la palabra analizada se utiliza con un doble significado: en el ámbito feminista se aplica al machista que hace gala de esta condición, mientras que en esferas LGBTI se utiliza para referirse al hombre homosexual que exhibe formas convencionalmente muy masculinas y, por extensión, también es insulto dirigido a lesbianas de apariencia muy masculina.
Apunta la autora que el auge del uso de machirulo, palabra que ha encontrado documentada por primera vez en 1994, se produjo tras su uso en la réplica que Irene Montero dio en febrero de 2017 al diputado del Partido Popular Ángel González. De hecho, en La lengua de la 7ª semana (y un poco de moda con Marcos Luengo) nos hicimos eco de ese incidente y hasta el desaparecido suplemento Verne de El País publicó un artículo explicativo.
No albergamos ninguna duda de que pronto veremos incorporada al Diccionario normativo esta palabra que se suma a otras aportaciones léxicas del feminismo como micromachismo, mansplaining o manspreading. Voces demasiadas veces convertidas en "palabras arrojadizas", pero con bastante predeterminada asignación de blancos a la que achacamos tanta ocasión perdida de utilizar alguna de ellas en referencia a lo de Jordi Cuixart con Ada Colau.
Proseguimos con Fundéu, que comenzó la semana con la recomendación de utilizar la palabra guardabosques, mejor que ranger. Siguió un recordatorio de que la expresión derechos humanos se escribe con iniciales minúsculas, excepto cuando forma parte de nombres propios.
El miércoles apuntaron que el adjetivo talibán (‘perteneciente o relativo a un movimiento integrista musulmán surgido de una escuela coránica pakistaní y desarrollado en Afganistán’ y, por extensión, ‘fanático intransigente’) se desdobla en femenino en la forma talibana. Por tanto, lo correcto es ofensiva talibana y no ofensiva talibán.
Buen momento para insertar una inclusiva ironía del dibujante francés Pessin (¿No deberíamos decir talibanes y talibanas? / Todavía es un poco pronto)
El siguiente apunte de los urgentes recordó que vergonzante y vergonzoso no son sinónimos: vergonzante es ‘algo que se oculta por vergüenza’ y vergonzoso es aquello ‘que causa vergüenza’.
Vergonzante es la apatía informativa sobre vergonzosas manipulaciones infantiles como la que lleva al "mago Lari" en un programa de TV3 al justificar su repentino cambio al castellano mientras juega a sustar a unos niños con un "parlo en castellà perquè així semblo més dolent" ("hablo castellano porque así parezco más malo"): enlace vídeo (min 0:30).
El "catalibán" adjunto es de García Morán (Gaceta de Salamanca).
Volvemos con los urgentes, que ayer consideraron apropiado el uso del verbo tardear y el sustantivo tardeo para aludir a la actividad de salir de tapas o de copas por la tarde. Un nuevo sentido que es próximo, pero no del todo equivalente, al recogido en el diccionario académico para tardear: ‘detenerse más de la cuenta en hacer algo por mera complacencia, entretenimiento o recreo del espíritu’.
“Buck” es el macho del ciervo que, en este caso, se utiliza en metonímica referencia a los objetos fabricados con su cornamenta, como pueden ser las fichas (los relatos más dramatizados suelen hacer referencia a cuchillos, donde el venado pondría el material de las cachas) eventualmente utilizadas en el juego del póker para señalar a quien ostenta el turno de repartir las cartas (“dealer”). Y cuando el jugador al que le toca ocupar ese puesto decide no jugar la mano, lo que hace es pasar el “buck” al siguiente.
Paul Thomas añadió el miércoles a las numerosas ironías sobre esa fórmula de asunción de responsabilidad que se han visto en el humor anglosajón, una versión protagonizada por Joe Biden.
Inicialmente creímos que podría ser el primer "The buck stops here" protagonizado por Joe Biden, pero tras rebuscar un poco no tardamos en dar con un precedente de Gary Varvel publicado el pasado mes de marzo. Posteriormente hemos visto una viñeta del estadounidense Rick Mckee con esa misma fuente de inspiración.
Superadas ya las mil palabras, vamos a insertar una pausa, para continuar esta tarde con una segunda parte dedicada al humor más literario.
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