Encabezábamos el lunes la segunda parte del recorrido por el humor gráfico de la 7ª semana del año con un póquer de viñetas sobre la inflación al que Asier y Javier sumaban ese primer día de la semana una carnavalesca visión del carro de la compra como terrorífico disfraz. Santy Gutiérrez aportaba el de con-sumo, J. Morgan vestía a su personaje de bola de discoteca y Pedro Sabiote tiraba del manido disfraz de payaso.
Luis Davila llevó el martes a su tira de Faro de Vigo una comparsa de aerogeneradores, mientras que César Oroz dio cuenta de la derrota de Osasuna en El Sadar (sobre ese bocadillo) apoyado en el carnaval de Lanz cuya tradicional celebración fue recuperada en 1964 con el impulso y etnográfico conocimiento de los hermanos Caro Baroja.
El cuestionado [por ambas partes] árbitro del Osasuna - R. Madrid, Munuera Montero, desempeña el papel de Miel-Otxin, el bandido que resulta capturado y ajusticiado en el festejo, representado en una estructura de madera de más de 3 metros de altura que se rellena de hierba seca. Ancelotti interpreta a Ziripot, el encargado de sujetar al bandido una vez capturado que participa vestido con sacos rellenos de helechos que le dan gran corpulencia a la par que entorpecen sus movimientos ante el continuo acoso y derribo por parte del [no representado] Zaldiko, que es el caballo de Miel-Otxin que pugna por salvar a su amo. Completan el conjunto unos merengues Txatxus, representación de los vecinos que capturaron a Miel-Otxin que lucen característicos gorros en forma de cucurucho.
Álvaro también llevó disfraces de futbolista y árbitro a su viñeta de los diarios del grupo Tribuna, pero estos relacionados con el escándalo del Barça que ya tratamos monográficamente en el segundo apunte del domingo.
En el [escaso] humor foráneo sobre carnaval que hemos visto nos ha llamado particularmente la atención la coincidencia de los belgas Vadot (L'Echo) y Kroll (Le Soir) en relacionar con hongos nucleares los característicos gorros de plumas de avestruz de los personajes del carnaval de Binche conocidos como Gille. La celebración de la pequeña ciudad medieval situada en la provincia belga de Hainaut, al sur de Bruselas, es una de las más antiguas que sobreviven en Europa y está inscrita desde 2008 en la Lista del Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad de la Unesco. [1]Ayer vimos en la prensa española un globo de texto de Malagón en 20 minutos que todavía lucía una carnavalesca careta y dos viñetas sobre el entierro de la sardina, las de Santy Gutiérrez y Álvaro, que tiró de un dibujo al que saca mucho partido. Acompañamos la versión del año pasado con una paloma de la paz en el papel del pez.
[1] Aprovechamos para dar cuenta de un asunto que en su momento dejamos sin abordar: la muy inusual reversión de una inscripción en la Lista del Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad. Pero es lo que ocurrió a finales del año pasado con el Ducasse d'Ath, una tradición popular de la ciudad de Ath, también situada en la provincia belga de Hainaut. Una celebración a caballo entre agosto y septiembre que incluye entre sus personajes la figura de un salvaje que los organizadores se negaron a retirar conforme a la requisitoria de reconvertir el festejo para adaptarlo a los estándares políticamente correctos de la Unesco.
El asunto tuvo reflejo en las adjuntas viñetas de Kroll (Le Soir: Entonces, salvaje de Ath, ¿la Unesco ya no te quiere? / ¡Tienes los días contados, también! / Fouettard, ¡tenemos trabajo!) y duBus (La Libre) que lo vinculó con la pronta eliminación de la selección belga del Mundial de Qatar (Después de lo del Ducasse d'Ath ... propongo retirar también a los "Diablos rojos" del Patrimonio Cultural de la Humanidad).
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