jueves, 21 de noviembre de 2024

La semana en viñetas 47/2024 (1ª parte)

 

Comenzamos con la viñeta de Morten Morland para el diario noruego VG del pasado domingo que presentamos seguida de la también dedicada a la guerra de Ucrania que ese mismo dibujante publicó el lunes en el londinense The Times. Completa este primer bloque el orwelliano ministerio de la Verdad de Ella Baron en The Guardian con destacados miembros del estrambótico gobierno que está formando Donald Trump.


En el humor español Peridis seguía centrado en Mazón, que también protagonizaba a dúo con Feijóo la viñeta de Eneko en Público. Sansón ponía el foco en los espurios intereses para que no se produzcan dimisiones.


En el frente monclovita, Napi apuntaba el delicado momento de las negociaciones del Psoe con sus socios de investidura, mientras que tanto Nieto como Puebla concedían a Begoña Gómez el protagonismo de sus dibujos.


Con retraso añadimos al cinematográfico apunte de ayer la única viñeta que de momento hemos visto sobre el anuncio de la Lotería de Navidad., que es la adjunta de Antón en El Correo.

Kap dedicó su tira de La Vanguadia a la COP 29 que tan desapercibida está pasando sumida en la anodina tónica de esas cumbres climáticas reflejada por el dibujante catalán y J. Morgan aprovechó su viñeta de Canarias 7 para anunciar la despedida de la red X que conumaría poco después.


Encabezamos la selección del martes con las viñetas de Santy Gutiérrez y César Oroz sobre la guerrra de Ucrania y proseguimos con las visiones de Sansón JM Nieto sobre las negociaciones europeas en que tanto protagonismo ha tenido Teresa Ribera. Pero bien se ha visto que, tratándose de pastelear nombramientos, no se ha tardado en llegar a un acuerdo.


En el ámbito ya estrictamente nacional, Tomás Serrano dio una mordaz visión de la situación de Muface, adjuntamos como anexo la columna de hoy de Daniel Gascón sobre la materia, y Fontdevila especulaba con un pacto del PP con Puigdemont 


Completamos en Valencia el recorrido de anteyer. Una ironía muy característica del humor de JM Esteban seguida de las dos viñetas que vimos protagonizadas por Mazón, que fueron las de Sabiote y Peridis.


El presidente de la Generalitat valenciana protagonizaba ayer las viñetas de Ermengol, que se hacía eco del nombramiento de un militar como vicepresidente para la reconstrucción, y un sonrojantemente encasquillado Peridis. Napi y Javi Salado también se ocuparon, con muy diferente enfoque, de la ardua tarea de recuperación que queda por delante.


Pedro Sánchez comparecía ayer en los dibujos de Puebla, este ya incorporado a nuestra colección de Dedazos, Pablo García y Vergara que tiraba del torpe diputado Alberto Casero en su viñeta sobre la bloqueda negociación del "paquete fiscal" que también trató Sansón.


Tan solo vimos al dúo Caín recordar con ironía el aniversario de la muerte de Franco en esa jornada también conmemorativa del 35º aniversario de la Convención sobre los derechos del niño, el tema elegido por César Oroz como la víspera lo había sido por Kap.


Putin fue el protagonista elegido tanto por JM Nieto como por  Tomás Serrano que inspiró en Gladiator II su enfrentamiento con Zelenski, mientras que el advenimiento de Trump llevó a JL Martín a reformular el concepto de palomas y halcones políticos. Complementamos la visión de Miki y Duarte de la transferencia de usuarios desde X a Bluesky con una viñeta de hace algo más de una semana de Patrick Chappatte en el diario Le Temps (¡Sí, mi ama, otro mensaje de odio más en X!).


El "cambio de opinión" de Pedro Sánchez sobre el cordón sanitario a la extrema derecha europea a cambio del nombramiento de Teresa Ribera marca hoy tendencia en el humor español y propicia, además de un delicioso fragmento del monólogo de Alsina, un coincidente recurso a Groucho Marx de Antón (que trata el "pacto fiscal") y Javi Salado. Siguen las visiones de Tomás Serrano, Gallego y Rey y Pablo García.

Muy distinto enfoque es el que ha dado Peridis al nombramiento de la comisaria española en la cuarta comparecencia consecutiva de Mazón en su sección de El País. Siguen las viñetas de Ferreres Ermengol que hoy protagoniza el presidente de la Generalitat valenciana.


Superantipático ironiza hoy en 20 minutos sobre los omnipresentes tertulianos, mientras que JM Esteban y García Morán se ocupan de los desacreditadísmos barómetros del CIS. Alberto Calvo completa la crónica nacional con la única viñeta que hemos visto sobre la deslucida despedida de Rafa Nadal.


Chino es el barco sospechoso de haber seccionado dos cables de comunicaciones en el mar Báltico que hoy trata JM Nieto, pero todas las sospechas apuntan hacia Rusia que es el país que aporta el capitán del navío. Finalizamos con un belicoso bloque formado por dibujos de Oroz, Santy Gutiérrez con una viñeta para El catálogo humorístico de Ikea, Sansón, JL Martín, Miki y Duarte y Ricardo.






Anexo

Acabad con Muface, pero no así
Daniel Gascón (El País, 21/11/24)

Un buen sistema público de salud no es solo una de las bases del Estado de bienestar: es una conquista de la civilización

Hay al menos dos disparates en torno a Muface. El primero es que Muface exista. El segundo es la forma en que puede dejar de existir. Uno de los logros de la ley de sanidad de 1986 fue la creación de un Sistema Nacional de Salud que terminaba con una amalgama de mutualidades paralelas. Muface, que se fundó en 1975, permanece como un residuo histórico, como el concierto vasco y el tuátara, un reptil neozelandés que se suele calificar de fósil viviente. Se basaba en la idea de que el Estado podía negociar mejores condiciones; nació cuando la asistencia sanitaria se pagaba con cuotas de seguridad social y no con impuestos. Es claramente injusto: un privilegio y un contrasentido, que en sus momentos más dadaístas presenta a funcionarios aterrados ante la idea de ser atendidos en el sector público como los demás. (Una alternativa sería recurrir a un seguro privado, que pagarían de su bolsillo, como el resto de los ciudadanos.)

Lo peor de la situación actual, que ha abierto un conflicto entre los dos socios del Gobierno, es la falta de previsión. No se ha hecho, por ejemplo, explicando en una renovación del convenio que el modelo cambiaría en dos, tres o cinco años, con un plan de adquisición de hospitales y traspaso de personal, o con el diseño de un sistema de desgravaciones fiscales. Tampoco se ha buscado un acuerdo con las comunidades autónomas, que son las que gestionan la sanidad: ¿para qué, si en la mayoría de ellas el Gobierno autonómico no está en manos de las fuerzas que componen el Gobierno central? La chapuza no sorprende si tenemos en cuenta de dónde viene: de la coherencia del partido que fundó Íñigo Errejón, de la fiabilidad de una ministra que permaneció en su cargo tras exigir la dimisión de un rival político por cobrar unas ayudas que ella también recibía y de la honestidad intelectual de un secretario de Estado que intentó colar en un tuit un gráfico sobre Estados Unidos como si se refiriese a España. El resultado sería que un millón y medio de beneficiarios de Muface pasarían a una sanidad pública sobrecargada, con un reparto desigual: Madrid, con un 14,5% de la población, tiene el 16% de usuarios; Andalucía, con el 17,8%, tiene el 21,3%. Entre esas dos y la Comunidad Valenciana representan el 47% de los beneficiarios.

Un buen sistema público de salud no es solo una de las bases del Estado de bienestar: es una conquista de la civilización. El nuestro es valioso y admirable, y debemos preservarlo y mejorarlo en circunstancias económicas y demográficas complejas. La base de cualquier intervención sobre él es la misma que en la medicina: lo primero es no hacer daño.




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