El reciente brote de listeriosis inspiró a Lola Pons Rodríguez un oportuno artículo titulado El apellido que dio nombre a la listeriosis, publicado el martes en El País. En el mismo explica como esa enfermedad tiene por epónimo al cirujano británico Joseph Lister (1827-1912), aunque algún comentario matiza que a través del nombre previamente dado a una bacteria. Su papel como adalid de la importancia de los procedimientos antisépticos para combatir las infecciones también le valió el reconocimiento del farmacéutico estadounidense Jordan Wheat Lambert, que en 1879 denominó Listerine a un colutorio para prevenir infecciones bucales.
Comete la autora un pequeño error al decir que Lord Lister fue enterrado en la abadía de Westminster, porque el funeral efectivamente se celebró en el famoso templo londinense, donde cuenta con un medallón conmemorativo. Pero de acuerdo con el deseo que el eminente médico manifestó cuando declinó el ofrecimiento de ser enterrado en la abadía, lo fue junto a su esposa en una discreta tumba del West Hampstead Cemetery. Pues tres pulgares hacia abajo, por solo uno hacia arriba, nos ha granjeado aportar ese "pequeño matiz" en la sección de comentarios.
Quince años después de la muerte de Lister se bautizó con su apellido a la familia bacteriana Listeriaceae, a la que pertenece la patógena Listeria monocytogenes. La inicialmente llamada Bacterium monocytogenes, tras el descubrimeinto de la enfermedad en animales en 1926, porque aumentaba el número de monocitos (un tipo de glóbulos blancos)
en la sangre.
Seguimos en El País, donde Jaime Rubio Hancock repasa en Hablamos cada vez peor y otros tópicos lingüísticos falsos cuatro extendidas creencias tratadas en el libro Don’t Believe A Word ("No creas ni una palabra") del lingüista y periodista del diario The Guardian David Shariatmadari. Disentimos abiertamente de la buenista conclusión de que todas las lenguas tienen “la misma capacidad comunicativa global”. Repárese tan solo en la importancia del repertorio léxico disponible o de la capacidad connotativa que aporta la muy dispar amplitud del correspondiente acervo literario.
Seguimos en El País, donde Jaime Rubio Hancock repasa en Hablamos cada vez peor y otros tópicos lingüísticos falsos cuatro extendidas creencias tratadas en el libro Don’t Believe A Word ("No creas ni una palabra") del lingüista y periodista del diario The Guardian David Shariatmadari. Disentimos abiertamente de la buenista conclusión de que todas las lenguas tienen “la misma capacidad comunicativa global”. Repárese tan solo en la importancia del repertorio léxico disponible o de la capacidad connotativa que aporta la muy dispar amplitud del correspondiente acervo literario.
Pasamos al Martes Neológico del Centro Virtual Cervantes donde Blanca Arias Badia se coupó del sustantivo accesibilidad. Un término recogido en el DRAE con la trivial definición «cualidad de lo accesible», poco descriptiva del moderno uso de esa palabra. La autora explica, siguiendo la Convención Internacional sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad de las Naciones Unidas, que la accesibilidad es la condición, la cualidad o el principio del diseño del entorno y de la organización social que permite que toda persona pueda participar en todos los aspectos de la vida y llevar a cabo un proyecto vital de forma independiente. Insertaríamos por ahí un lo más plenamente posible.
Para exitoso neologismo, el que es objeto del artículo ‘¡Zasca!’: las bofetadas dialécticas que arruinan el debate publicado el miércoles por Sergio C. Fanjul en El País. En el mismo se explica que es un término que probablemente procede de la serie de animación estadounidense Padre de familia, para cuyo protagonista, Peter Griffin, el doblaje español ideó la frase “¡zas, en toda la boca!”. Pero, ojo, que no es el equivalente asignado a ¡Bazing!, como muchos deducen erróneamente a partir del doblaje que se hizo de una famosa escena de la serie The Big Bang Theory. Un pequeño lío traductorio que encontrarán detalladamente explicado en el siguiente enlace.
Fundéu comenzó la semana dando por válido el neologismo desconflictuar que se utiliza con el sentido de rebajar la tensión o apaciguar. No no gusta, pero quiza a base de roce nazca un poco de cariño.
El martes recomendaron utilizar las adaptaciones al español reguetón y reguetonero con preferencia a reggaeton (o reggaetón) y reggaetonero. Y al día siguiente fue un escueto recordatorio de que gerifalte se escribe con g.
El jueves patrocinaron climariano como alternativa en español a la voz inglesa climatarian con la que se denomina a la persona que elige qué comer en función de lo que es menos perjudicial para el planeta. Más allá de la dificultad que entraña esa valoración, constatar que la jerigonza del comer se está poniendo insufrible.
Ayer, con motivo del inicio de la Copa del Mundo de Baloncesto que se celebrará en China hasta el 15 de septiembre, tocaron unas claves de redacción sobre el deporte de la canasta. Mucho combate de anglicismos en una relación que también incluye una mención para la mascota Hijo de los Sueños (Son of Dreams).Y como los urgentes no aportan imagen de ese dragón chino, ya nos ocupamos nosotros de mostrárselo, acompañado, además, de los otros dos finalistas del habitual concurso: el tigre siberiano Speed Tiger y el león Qiu Qiu.
Nuevamente Navarro es el autor de Tú dices… (II): los escritores del Siglo de Oro decían…, una interesante confrontación del lenguaje actual y le de hace varios siglos. Enorme utilidad parlamentaria vemos al «¿Por qué montañas ásperas subiste que tal selvatiquez el alma os toca?» de Lope de Vega.
Y hoy mismo M.ª del Carmen Ruiz Alcocer publica una formularia reseña de la Séptima edición del curso de traducción médica de la UIMP. Lo que más nos ha llamado la atención es la presencia de un único varón en el alumnado. Onírico es su valoración del curso en una encuesta que exigía utilizar una sola palabra.
En el terreno del humor, comenzamos por citar la emotiva transcripción realizada por Puebla, en su homenaje al comandante Marín Núñez, del pasaje central de la canción compuesta por el sacerdote Cesáreo Gabaráin Azurmendi (1936-1991) La muerte no es el final. Los sentidos versos que desde 1981 se utilizan para honrar a los caídos de las Fuerzas
Armadas Españolas.
En cuanto a la neología humorística, nos ha llamado la atención el infraabusar utilizado por Esteban en su adjunta viñeta, mientras que Davila (auto?) flageló desde su sección de Faro de Vigo el abuso del parónimo Galifornia.
Concluímos con la referencia al cuento (1) de los Hermanos Grimm El lobo y los siete cabritillos utilizada por César Oroz para dar su visión de la cumbre del G-7 de Biarritz y el juego con una sinonimia que Ángel Idígoras puso en boca de los famosos personajes creados por Conan Doyle, para dar una visión del golpe de mano al parlamento dado por Boris Johson.
(1) El título en femenino tradicionalmente utilizado en español, que es el que utiliza la Wikipedia, es susceptible de acalorados debates en tiempos de tanta sensibilidad de género a flor de piel.