Abordamos hoy la segunda parte del apunte que iniciamos el miércoles a la vista de la acumulación de materia que entonces ya advertíamos.
Álex Grijelmo ha dedicado la última edición de su semanal La punta de la lengua a la popular expresión Pues ya estaría cuya eclosión sitúa, apoyado en un artículo de Mireia Mullor publicado en Esquire, en un programa de Operación Triunfo de la temporada 2017. Una moderna forma de cortesía, estaría si a usted le pareciese bien, cuyo tratamiento encontrarán íntegro en el anexo de hoy.
En la sección Rinconete del CVC ha tocado artículo cinematográfico: Diccionario del cine español, 1950-1990 (25). La escopeta nacional (1978), de Luis García Berlanga por Carlos Losilla. Oportuna ocasión para recordar la viñeta de Tomás Serrano del 11/11/20 basada en una escena (enlace a un largo fragmento que la incluye) protagonizada por José Sazatornil, intérprete del papel de Jaume Canivell, l'industrial, Mónica Randall, su querida, y Rafael Alonso que encarna al conseguidor Cerrillo. En Un apunte berlanguiano encontrarán alguna pieza más sobre ese film.
Transcribimos el párrafo que alberga la cita a efectos de que puedan ponerla en contexto:
Ejemplo de los tiranos fue Polifemo, en Homero: favoreció a Ulises con hablar con él solo, y con preguntarle supo sus méritos, oyó sus ruegos, vio su necesidad, y el premio que le ofreció fue que, después de haberse comido a sus compañeros, le comería el postrero. Del tirano que se come los que tiene debajo de su mano, no espere nadie otro favor sino ser comido el último. Y adviértase que, si bien el tirano lo concede por merced, el que ha de ser comido no lo juzga en la dilación sino por aumento de crueldad. Quien te ha de comer después de todos, te empieza a comer en todos los que come antes; más tiempo te lamentas vianda del tirano cuanto más tarda en comerte. Ulises duraba en su poder manjar y no huésped. Detenerle en la cueva para pasarle al estómago, más era sepoltura que hospedaje. Ulises con el vino le adormeció: su veneno es el sueño. Pueblos, dadles sueño, tostad las hastas, sacadles los ojos, que después ninguno hizo lo que todos desearon que se hiciese. Ninguno decía el tirano Polifemo que le había cegado, porque Ulises, con admirable astucia, le dijo que se llamaba Ninguno. Nombrábale para su venganza y defendíale con la equivocación del nombre: ellos disculpan a quien los da muerte, a quien los ciega. Libróse Ulises disimulado entre las ovejas que guardaba. Lo que más guarda el tirano, guarda contra él a quien le derriba.
Ángel Idígoras llevó ayer a su sección del diario Sur una caricatura de los Hermanos Grimm, Jacob Grimm (1785 - 1863) y Wilhelm Grimm (1786 - 1859), basada en un daguerrotipo tomado hacia 1847.PX Molina publicó ayer una versión del cuento de Caperucita con lobo MAGA suscitada por el compromiso adquirido por Trump en un mitin de convertirse en el "protector de las mujeres" que con el serán felices y ya no tendrá que preocuparse por el aborto, asunto que le priva de una considerable cuota de voto femenino (más detalles).
Anexo
Pues ya estaría
Álex Grijelmo (El País, 25/9/24)
La locución viene a dejar un espacio a la discrepancia, porque evita la afirmación invasiva y firme: ya estaría si estuviera
El cliente paga con un billete de 50 euros y le dan el cambio: “Veinte, diez, y cinco. Pues ya estaría”. La dependienta entrega medio kilo de ternera, 400 gramos de carne de cerdo y 130 gramos de jamón ibérico, y concluye. “Así ya estaría”. Los compradores de un piso firman el contrato en el banco, y oyen al empleado: “Entonces ya estaría”.
La locución se ha extendido con rapidez por todos los mercados. Y a lo mejor hasta en el mercado negro.
Incluso se han fabricado camisetas con esa frase estampada en la zona del pecho, blanco sobre negro; y tazas que la reproducen, negro sobre blanco. La monologuista sevillana Nayra Pérez titula uno de sus espectáculos así: “Por mí, ya estaría”.
El hecho de que el latiguillo circule con profusión en el sector hostelero ha provocado que una empresa de gestión de establecimientos y de suministros alimentarios se denomine Pues ya Estaría SL. Fue fundada en 2022 y tiene su sede en Sant Joan Despí (Barcelona). Les alabamos su sentido del humor.
El uso de “ya estaría” para todo tipo de situaciones en las cuales se llega a una conclusión empezó a extenderse hace unos seis o siete años. La revista Squire explicaba en enero de 2018, con la firma de Mireia Mullor, que una de las claves de su expansión se halla en el programa Operación Triunfo, cuando en una clase impartida por los Javis el concursante Cepeda tenía que hacerse el muerto. Los demás debían interpretar tristeza por tan lamentable pérdida, pero el participante Roi soltó ante esa situación: “Pues ya estaría”. Lo que desató las risas.
Tan cómica respuesta se repitió en otras emisiones y ante todo tipo de sucedidos, lo que ayudó a que la repitieran cientos de miles de seguidores de ese programa, entre los que sin duda habrían de contarse muchos empleados de la hostelería y de los servicios.
La locución se ha hecho simpática, y unos la repiten como guiño de complicidad mientras que otros la pronuncian como fórmula establecida para concluir un acto comunicativo, ya sirva de remate a una compraventa o para acordar una cita después de rebuscar un hueco en la agenda. El jueves, pues ya estaría.
La frase podría enmarcarse gramaticalmente entre los verbos de atenuación, modestia o cortesía, en la línea de “me gustaría hablar con su jefe” (a fin de atemperar el atrevimiento de puentear al empleado), “yo no lo diría tan seguro” (cuando en verdad estoy convencido de que el otro se equivoca), ¿me haría usted el favor de…? (a pesar de que es su obligación) o “deberíamos irnos” (con objeto de expresar educadamente que ya estoy harto de seguir en ese karaoke).
Por tanto, la locución “pues ya estaría” viene a dejar un espacio a la discrepancia, porque evita la afirmación invasiva y firme. O sea: ya estaría si estuviera; si a usted le pareciese bien; yo creo que ya está, pero no lo afirmo tajante porque soy una persona respetuosa y le dejo a usted la última palabra, por si acaso me he equivocado al entregarle el cambio, o al contabilizar los gramos de la cecina; o por si se me ha olvidado un papel o he dejado en blanco el hueco destinado a una de las veinte firmas que debo plasmar; en fin, ya estaría salvo si a usted le pareciera que no está; por lo cual entonces aún deberíamos ponernos de acuerdo, a lo que me muestro dispuesto porque ya ha visto usted lo amable que soy.
Y con todo esto que acabo de escribir y describir, esta columna ya estaría.
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