El Martes neológico se ha ocupado esta semana de la utilización de la palabra tótem en sentido amplio para designar un objeto o símbolo que represente algo significativo para una persona o grupo. Un artículo de Pau González Rubio que recuerda que en Argentina también se emplea ese término para hacer referencia a los postes para pedir ayuda en emergencias y otros dispositivos de aspecto más o menos similar.
El Rinconete de la semana es Perlas olvidadas del cine español (38). La noche y el alba (José María Forqué, 1958) de Rafael Nieto Jiménez. Suplimos, como en otras ocasiones, la alergia ilustradora del Cervantes Virtual.La punta de la lengua de Álex Grijelmo que encontrarán en el anexo se titula Juan Carlos Peinado, un juez que no escribe bien. Y toda la razón lleva el periodista en esa apreciación que acaba por convertir en algo parecido a un alegato contra la capacitación del magistrado que instruye el caso Begoña. Más allá de que probablemente medie una desidiosa falta de corrección de escritos elaborados al dictado o directamente redactados por personal del juzgado (totalmente presumible en el caso de la criticada transcripción de una declaración), no sería el primer caso de mal redactor con mente lúcida. Nos brindamos a aportar ejemplos, sin que por ello dejemos de compartir la crítica del excesivamente memorístico sistema de selección de jueces (y de la mayor parte de los funcionarios de superior categoría).
En La Voz de Galicia hemos leído hoy mismo el artículo de Francisco Ríos ¿Qué fue del sacaúntos? No desvelaremos más que su título.
También está recién salido del horno el artículo Parole, parole, parole que Félix de Azúa dedica, con un final recado para García Montero, al Diccionario Histórico de la Lengua Española.
Un equívoco aportado por Luis Davila encabeza la sección humorística que continuamos con un marquista calambur de Álvaro. Pachi completa este ludolingüístico bloque con una paronímica parodia fraseológica.
Vergara debutó el lunes en nuestro recopilatorio de espadas de Damocles, mientras que García Morán evocaba el cuento de Hansel y Grétel en su viñeta sobre la política migratoria del gobierno en la que cuestiona el control de la edad de los menores acogidos. Completamos la reseña gráfica con el dibujo sobre los malos resultados republicanos en las elecciones recientemente celebradas en Estados Unidos que Paul Duginski basó en un bien conocido episodio de Alicia en el país de las maravillas.
Cachitos
- Al día siguiente de la comparecencia donde Sánchez respondió tantas veces que no recordaba o no le constaba (no recordaba si le habían advertido de las correrías de Ábalos, ni dónde estaba el despacho del gerente del PSOE, ni una relación con Koldo atestiguada en fotos, en Manual de resistencia y afectuosas palabras en redes sociales, ni siquiera si su suegro había contribuido a su campaña de primarias), reivindicaba la importancia de la memoria. Daniel Gascón en Pedro Sánchez y el mundo demediado
- Las últimas legislaturas dan para un tratado de erratas, lagunas y antinomias normativas que ponen en cuestión la más elemental seguridad jurídica. No extraña cuando uno escucha a diputados y senadores: se termina escribiendo como se habla. Josu de Miguel en Dejar atrás a Alonso Martínez
- En Pamplona, un grupo de gorilas abertzales propinó una soberana paliza, con peligro para su vida, a un periodista de El Español que hacía su trabajo. No se ha escuchado una palabra al Gobierno de Navarra, al PSOE local, regional o nacional, al Ministerio del Interior ni, por supuesto, a la Moncloa. El diario gubernamental informó de la salvajada con este titular nauseabundo: "El ‘show’ del agitador Vito Quiles tensiona la Universidad". Ignacio Varela en El estado de la Nación: fraude constitucional, podredumbre política y depresión social
- El comensal eterno de El Ventorro nunca entendió los códigos efectistas de la democracia sentimental, que ya no encomienda al gobernante la tarea de solucionar problemas (nos conformamos con que no los agrave) sino la capacidad de reaccionar a ellos con agilidad y empatía. A la derecha en general le cuesta entender la eficacia política del fariseísmo. Todavía hay alguno en provincias que piensa que lo reelegirán por su gestión. Jorge Bustos en El prestigio del cabronazo
- Es mucho más cómodo vegetar en una oposición peterpanesca a PP y PSOE, dando canutazos tremebundos, dibujando drásticas medidas en el aire y haciéndose fotos con los fans en vez de andar cuadrando presupuestos en un oscuro despacho de madrugada. Jorge Bustos en Abascal, el ausente.
- En estos años ha circulado el meme de que “está bien pegarle a un nazi”: una de las razones por las que se puede desconfiar de esa afirmación es que, si lo que te gusta es pegar, entonces solo tienes que decir que alguien es un nazi para que el ataque esté justificado. Daniel Gascón en Pegar a periodistas
- Que algo suceda no quiere decir nada. Que algo se recuerde es lo único esencial. Por eso el PSOE trabaja en el tiempo, es el poeta de los días pretéritos. Lo sucedido se vuelve maleable según avanza el calendario, y en dos meses como mucho ya puede haber sucedido cualquier otra cosa. Nunca sabemos qué pasado concreto nos espera con el PSOE. Alberto Olmos en Recordaré siempre los horribles crímenes del PP
- Ellos verán [el ecosistema periodístico afín al Gobierno], si no quieren ver lo obvio: que es probable que González Amador haya cometido delitos fiscales, que el jefe de gabinete de Ayuso es un manipulador indecente, pero también que el Gobierno ha reventado los derechos de un ciudadano con el fin de derribar a una rival y que, independientemente de su conducta vergonzosa, sólo habrá condena para el fiscal general si encaja en un tipo penal. Francisco Pascual en Si tú no, ¿entonces quién, Esteban?
- Si asumimos que el secreto profesional periodístico es un derecho absoluto, la autoridad que quisiera revelar datos confidenciales no tendría más que entregárselos a un periodista que compartiera su causa política y su falta de escrúpulos para verla realizada. David Mejía en El secreto periodístico
PS - Max versiona hoy un clásico sobre el lenguaje apropiado
Anexo
Juan Carlos Peinado, un juez que no escribe bien
Álex Grijelmo (El País, 5/11/25)
Es difícil entender que alguien con esas carencias haya llegado a magistrado del juzgado de instrucción número 41 de Madrid
El juez Juan Carlos Peinado no sabe escribir bien. Desconoce los usos de las mayúsculas, de la puntuación, las concordancias, la oportunidad de los gerundios, la relación entre oraciones, el hilo narrativo. El lenguaje claro no va con él.
Se hace difícil asumir que alguien que sufre esas carencias haya llegado a magistrado-juez del juzgado de instrucción número 41 de Madrid, desde el que ha encausado a un ministro y a la esposa del presidente.
La resolución de 32 folios mediante la que elevó al Supremo su acusación de falso testimonio y malversación contra Félix Bolaños, firmada el 23 de junio, es un desorden expositivo que empieza con una frase de 166 palabras nada menos (un párrafo entero: 12 anchas líneas), a la que sigue otra de 161 (el segundo párrafo completo, de 13 largos renglones).
(Esta columna suma hasta aquí 138 palabras en total, para que ustedes se hagan una idea).
El citado segundo párrafo del auto contiene siete comas de más, derramadas a voleo; en el tercero (de 6 líneas), sobran cinco. En el cuarto (de 8), seis comas… y así sucesivamente. En otra frase ¡de 26 líneas! se esparcen 21 comas incorrectas, que junto con lo intrincado de la redacción convierten la lectura en un suplicio. Comas entre sujeto y verbo, entre verbo y complemento. Comas absurdas.
Frases tan enrevesadas oscurecen las argumentaciones, incluso si se releen los párrafos para discernir entre las oraciones principales y las extensas aposiciones, con incongruencias como esta: “Se tuvo la necesidad procesal de proceder a la apertura de una pieza separada (…) derivada de la indicada apertura de pieza separada”.
Pero en los folios 8 y 9, que recuerdan la regulación del falso testimonio, la puntuación se vuelve impoluta. Eso lleva a sospechar (y a confirmar luego) que procede de mano ajena, por un cortapega de otras resoluciones similares. Sin embargo, en el folio 10 reaparece el lío; y después de otros tres folios impecables, en la página 15 regresa el desastre: “(…) Que ese hecho, fue negado, por dicha persona, Raúl Díaz Silva, cuando declaró, en dos ocasiones, como testigo y bajo juramento, los días 14 y 28”. (...) “Y lo que constituye el indicio principal, para que, se eleve, esta Exposición razonada, por el delito de falso testimonio en causa Judicial, además de por el delito de Malversación”.
El folio 21 recoge la declaración de un testigo, pero con 96 líneas de seguido, sin delimitar los turnos de palabra; sin rayas de diálogo ni punto y aparte alguno, casi siempre sin el signo de apertura de interrogación y a veces con él pero sin el de cierre, de modo que con frecuencia no se distingue quién inquiere y quién contesta.
Esos mismos errores se repiten en el auto que el mismo juez firmó el 23 de septiembre, donde se lee un fundamento segundo con una frase de 220 palabras en la que no soy capaz de discernir cuál es el verbo principal.
Alguien se preguntará por qué me fijo en este magistrado y no en otros. Ah, ¿hay otros que redactan igual? Más a mi favor. Porque entonces se hace aún más imprescindible que el Poder Judicial desempolve el Informe para la modernización del lenguaje jurídico (2010) y exija a todos los jueces su cumplimiento. Y que el acceso a la carrera judicial incluya pruebas por escrito que evalúen la capacidad para razonar con claridad, sobre un papel y no con respuestas orales y memorísticas que se lleva el aire. Habría venido bien interceptar a tiempo la incompetencia lingüística (termómetro de otros males) de quienes con palabras argumentan, condenan o absuelven; y cuya negligencia expositiva constituye un desprecio a los ciudadanos y da pistas acerca del caos mental con el que se supone hacen justicia.








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