jueves, 31 de agosto de 2017

Objetivos disparatados


Reflexionábamos el pasado mes de enero en el artículo Pensar para ponerle freno sobre lo absurdo del lema '2020 cero víctimas' de la, sin duda, bienintencionada campaña "Ponle freno" de Antena 3. Y es que, como ya decíamos entonces, el principio básico para establecer objetivos es que sean ambiciosos pero alcanzables.

Reparamos ahora en que nuevamente es la siniestralidad en las carreteras la que ha hecho perder la sensatez a los gestores de algunas organizaciones multinacionales. Recordemos que la Asamblea General de las Naciones Unidas adoptó en septiembre de 2015 la histórica Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible. Y una de las metas adoptadas entonces dentro de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS - 3.6) es 'reducir a la mitad el número de muertes y lesiones causadas por accidentes de tráfico en el mundo de aquí a 2020'. Tan disparatado nos parece, que nuestra teoría es que ese 2020 es una errata, donde debería poner 2030, que habría pasado inadvertida entre tanta burocracia de corta y pega.

Vamos a valorar ese objetivo recordando en primer lugar el récord conseguido por España entre 2003 y 2013. Un período en que el número de muertes, según el cómputo de la DGT, se redujo de 3.993 a 1.134. O sea, que en una década, la cifra se llevó al 28% del punto de partida, mientras que en el primer quinquenio esa cota se situó en el 55%.

Fuente: DGT
Así que la pretensión de la Onu es superar tan extraordinario logro, únicamente equiparable al de nuestro vecino Portugal que completó en 2015 una 'década prodigiosa' inigualada por cualquier otro paísLos comparamos a continuación con lo conseguido desde 1991 en varios países de la Unión Europea.

(enlace a los datos de la UE; recuerden que el criterio de cómputo es considerablemente más amplio que el de muertos en vías interurbanas en las primeras 24 h que aplica la DGT en su estadística).



Aprovechamos para insertar la actualización del gráfico de cumplimiento de los objetivos de la Unión Europea que incluíamos en el apunte anteriormente citado. Como bien puede comprobarse, la mejoría es muy discreta y manifiestamente alejada de lo esperado. Eso en la muy concienciada e hiperregulada Europa.

Fuente: Comisión Europea

El problema es que el terreno de juego de la Onu abarca muchos lugares donde el crecimiento del tráfico es netamente superior al de aquella exitosa España. Y a ello se suma la insuficiente voluntad de modificar unas normativas que distan de tener el alcance y rigor de las aquí aplicadas.

En el último estudio publicado por la OMS sobre esta cuestión, que es el 'Informe sobre la situación mundial de la seguridad vial 2015'  (cuyos datos llegan hasta el año 2013), el número de muertes por accidente de tráfico en todo el mundo se cifraba en 1,25 millones. Una cifra cuya estabilización se valoraba positivamente a la vista de que entre 2010 y 2013 la población había aumentado un 4% y los vehículos un 16%.

Pero es muy significativo que el 40% de esas muertes se producen en las dos superpotencias demográficas, India y China. Así que lo que en ellas ocurra será determinante para el conjunto. Y si el accidente sufrido por unos españoles hace unas semanas nos recordaba la penosa situación de la cuestión en el primero de esos países, da la impresión de que tampoco la capacidad coercitiva que tiene una dictadura comunista como la china vaya a volcarse, de momento, en este problema. 

Aun cuando el desfase en la disponibilidad de los datos mundiales nos gire a no menos de un quinquenio la comprobación de lo conseguido, cuando estamos a poco más de medio camino del periodo de control ya puede intuirse que el incumplimiento va a ser brutal. Pero la suerte de algunos es que sus retribuciones no están vinculadas al cumplimiento de los objetivos que establecen. Un marco perfecto para los brindis al sol.





miércoles, 30 de agosto de 2017

El oteador de portadas (11): cansancio y sueño


Veíamos en el artículo El metro en The New Yorker (y III) algunas portadas que escenificaban el cansancio acumulado a lo largo de una jornada. La presentación en una secuencia de dos viñetas la tenemos registrada por primera vez en la tapa de septiembre de 1940 realizada por Perry Barlow que hoy traemos nuevamente. Y la acompañamos, como entonces, con la versión del concepto realizada en 1947 por Norman Rockwell para el Saturday Evening Post.

En el apunte 'Algunos commuters más' veíamos la exclusivamente adulta interpretación del concepto realizada en 1956 por Thornton Utz. Y hoy completamos esa serie con una triple escena titulada 'Long Fun Day', una obra de John Falter que fue portada del Saturday Evening Post del 5 de septiembre de 1959. Ya se ve que se trata de una creatividad exitosa, sobre todo en esta última publicación.


 
 

A la vista de las ilustraciones anteriores, hemos decidido ir en busca de otras representaciones del cansancio. Un pesquisa en la que hemos encontrado la escenificación del final de una agotadora jornada playera realizada en 1950 por Leonard Dove para TNY. Más entero se veía, en cambio, al padre en la ilustración de Earl Mayan para el Post, fechada en 1955, que se centra en la versión infantil del agotamiento que ya había sido portada de esa revista en septiembre de 1951 de la mano de George Hughes. Una temática que tampoco falta en la publicación británica John Bull como podemos comprobar con unos ejemplos de agosto de 1953 y 1955.


 
  

Ya hemos visto en pasados apuntes algún ejemplo de como el transporte ferroviario aporta un marco apropiado para los personajes somnolientos. Los que, como ocurre en la ilustración de Constantin Alajalov de diciembre de 1944, sumaban la muy probable ayuda del alcohol que aun es más patente en la tapa de William Cotton de marzo de 1938. Esta es una referencia a las celebraciones de San Patricio, una festividad celebrada el 17 de marzo que tiene gran significación en la muy poblada de irlandeses ciudad de Nueva York.

 

Norman Rockwell llevó su interpretación de la somnolienta fatiga a la espera en la estación. Ello con una más convencional representación del varón como soporte de la fatigada familia. Única mujer recostada sobre un hombre que veremos hoy, junto con la que Leon Gregori llevó a la tapa de Collier's del 10 de noviembre de 1945.



La cabezada en el tren, que también veíamos en la primera ilustración de hoy, obra de Perry Barlow, ha tenido otras escenificaciones en TNY, como la de diciembre de 1938 realizada por ese mismo artista o la de Leonard Dove de septiembre de 1944.

 

Otras versiones de la cabezada pudieron verse en la tapa de Liberty del 21 de diciembre de 1935 y en Collier's del 6 de agosto de 1949 en que Leonard Dove volvió sobre la escena, pero esta vez despojada de embarazosas connotaciones. [1]

 
La televisión es otra fuente de apropiado arrullo para el sueño, como ocurre en la cubierta de agosto de 1956 obra, nuevamente, del especialista en la materia Perry Barlow. Una ilustración que hemos emparejado con la campestre escenificación del reposo de un pintor realizada por Garrett Price en mayo de 1949.

 

Una interesante opción es representar también lo soñado como ocurre en la ilustración Schoolboy Hero de Robert Robinson publicada en The Saturday Evening Post del 12 de octubre de 1918 o en la aeronaútica actualización de 1943 obra de William Steig que pudo verse en The New Yorker. Debajo, un sueño de muy diferente signo representado por John Newton Howitt que fue convertido en portada, nuevamente por el Post, en junio de 1938. A su lado una onírica mejora del resultado de un partido de golf que llevó a su tapa en 1923 la revista The Elks.

 

Pero no faltan los aguafiestas, las más de las veces son los niños quienes asumen el papel de ser quienes se encargan de interrumpir el sueño de los mayores. ¿Adivinan el autor de los infantiles trompetistas que pueden verse debajo? Pero también se ha visto alguna ilustración en la que se representa la situación contraria, como es el caso de la de Whitney Darrow jr de enero de 1948 en la que es el adulto quien no deja dormir a los más jóvenes. Lo cierto es que el sueño interrumpido es una cuestión que merece todo un apunte que comprometemos desde ahora como duodécima entrega de esta serie oteadora de clichés.




Es justo recordar que en alguna bastante rara ocasión se ha visto representada la contrapuesta escena en que un hijo espera paciente el fin del sueño de sus mayores. Como es el caso de la titulada 'Dad, the Fish are Biting' (Papá los peces están picando) realizada por Amos Sewell para el número del 25 de agosto de 1961 del semanario The Saturday Evening Post (una revista que cuenta en el apunte de hoy con 15 referencias, las mismas que The New Yorker). La hemos emparejado con otro plácido sueño que fue portada de Life en el mes de enero de 1935. Una ilustración de Ned Hilton.

 

El característico cansancio provocado por las visitas a los museos también ha tenido hueco en TNY como puede comprobarse en la adjunta tapa de septiembre de 1936 obra de William Cotton.

Una imagen que está claramente emparentada con la agotada dependienta representada por Norman Rockwell en el Post en las navidades de 1947 o con la madre exhausta tras una fiesta infantil representada por Perry Barlow en febrero de 1960.

Con protagonismo masculino tenemos un buen ejemplo en el derrotado candidato político de Rockwell que ya les mostrábamos en el apunte La extinción de la cortesíaRecordemos que fue Bernard T. Casey quien inspiró esa portada fechada el 8 de noviembre de 1958.

 

Volvemos a un museo, esta vez con el Post, para ver la interpretación del cansancio realizada por Stevan Dohanos con una descalza protagonista sobre la que volvería en su cuadro titulado 'Art Lover'.

Entre los deportes quizá sea el esquí en el que mayor sensación de alivio se obtiene al quitarse el calzado, como se representaba en el Post en una relajada escena de 1941 obra de 'Ski' Weld (Fred Coldon Weld). En el número del 21 de diciembre de la revista Liberty optaron por un relajante pediluvio con el que la ilustradora Jean Wade alivió los casados pies de una compradora navideña. 

 


Pero tenemos que confesar que nuestra versión favorita del relajante acto de quitarse los zapatos es la realizada por Rea Irvin en la adjunta portada de enero de 1945. 

Una práctica no exenta de riesgos, como reflejó Stevan Dohanos en el Saturday Evening Post del 14 de diciembre de 1946. Acompañamos la pequeña imagen de portada de la que disponemos con un detalle de la ilustración sobre la pérdida del zapato. Y como punto final otro espectador representado por Emery Clarke en julio de 1940 que permanece dormido ajeno al fin de la película.

 
 




[1] El antecedente más antiguo que tenemos registrado de ese tipo de escenas es el publicado en 1922 por D.L. Ghilchik en la revista Punch en que el pie es el que se encarga de aclarar posibles equívocos.




martes, 29 de agosto de 2017

Las explosiones más mortíferas de la historia de España


Documentando el reciente apunte ¡Caray con Alcanar!,  advertimos que no es fácil encontrar un inventario riguroso de las mayores tragedias ocurridas en nuestro país. Aunque la Wikipedia tiene una categoría titulada Desastres en España, es notorio que tiene numerosísimas carencias. Así que mientras completamos nuestra propia relación, una lista que hemos decidido acotar marcando como punto de partida el fin de la Guerra Civil, vamos a publicar un anticipo circunscrito a las tragedias causadas por explosiones. A estas hemos decidido no ponerlas un límite temporal, aunque seguimos excluyendo las acciones bélicas, un asunto sobre el que puede consultarse, por ejemplo, el artículo de la Wikipedia Bombardeos en la Guerra Civil Española. A continuación presentamos nuestra relación ordenada por el número de víctimas mortales:


1.- Vapor Cabo Machichaco - Santander - 1893

El suceso más tragico de la historia de España  ocurrido en tiempo de paz, excluidas epidemias y desastres naturales (las riadas del Vallés de 1962 causaron, por ejemplo, unas 800 muertes), es el ocasionado por la explosión ocurrida el 3 de noviembre de 1893 en el vapor de cabotaje Cabo Machichaco cuando estaba atracado en el puerto de Santander. El hecho de que todo comenzara como un incendio, cuando no era debidamente conocido por las autoridades que entre la carga aun había 43 toneladas de dinamita, propició que se permitiera concentrarse a numerosos curiosos cuya presencia fue determinante en la enorme cifra de 590 muertos (que va seguida muy de cerca por los 583 del accidente del aeropuerto de Los Rodeos del año 1977). Eso cuando la población de la capital cántabra era de unos ​50.000 habitantes. Hay que tener en cuenta, además, que al haber perecido a causa de la explosión la mayor parte de los bomberos de la ciudad, se hizo muy difícil combatir el incendio que afectó a unos 60 edificios y tardó varios días en ser completamente extinguido.

Resulta destacable que el 21 de marzo de 1894, en el curso de los trabajos de rescate de los restos de la dinamita que no había explotado, se produjo una segunda detonación que provocó la muerte de 15 operarios portuarios.

Un descripción más amplia de lo ocurrido puede encontrase en el siguiente enlace, mientras que un análisis mucho más detallado es el que realiza Luis Jar Torre en el artículo 'Un desastre a la española' publicado en la Revista General de Marina en noviembre de 2009.


2.- Acorazado Maine - La Habana - 1898


La segunda posición de esta clasificación es bastante atípica puesto que, en puridad, se produjo en territorio de Estados Unidos, tal era el espacio de ese buque, durante el curso de la conocida como Guerra de Independencia cubana, pero sin que todavía estuviera declarado formalmente el estado de guerra (que habría excluido el suceso de esta clasificación) y, además, ninguno de los 268 muertos era español. No referimos, evidentemente, a la explosión del acorazado Maine acaecida el 15 de febrero de 1898 cuando estaba fondeado en el puerto de La Habana.

El resto de la historia es bien conocido, tras atribuir el suceso a una acción española, el 25 de abril el gobierno de Estados Unidos, espoleado por la prensa de Hearst, declaró la guerra a España que capituló en julio. Y hubo que esperar hasta 1975 para que la marina norteamericana admitiera oficialmente que la causa de la explosión del Maine había sido producida por una fuente interna. Más detalles sobre ese hundimiento.


3.- Camión cisterna - camping Los Alfaques - 1978

En el tercer lugar de esta siniestra clasificación se sitúa el accidente del camping de Los Alfaques que se produjo el 11 de julio de 1978 en el municipio tarraconense de Alcanar con un balance que una mayoría de fuentes cifra en 217 (la Wikipedia en español también da esa cifra en la ficha resumen pero en la entradilla del artículo, inexplicablemente, se habla de 243 fallecidos). Sobre esta tragedia encontrarán más información en el apunte que ha dado pie a esta recopilación.


4.- Atentados del 11 de marzo de 2004 - Madrid

Estos en realidad fueron una combinación de diez explosiones, casi simultáneas, ocurridas en cuatro trenes de la red de Cercanías de Madrid. Unos atentados cometidos por una célula terrorista yihadista que son los más mortíferos cometidos en Europa tras el ocurrido en Lockerbie en 1988. Los 192 muertos oficialmente considerados víctimas de esos atentados se distribuyeron de la siguiente manera:

- 67 en la estación de El Pozo
- 64 junto a la calle Téllez
- 34 en la estación de Atocha
- 16 en la estación de Santa Eugenia
- 1 GEO en una explosión suicida ocurrida el 3 de abril en un piso de Leganés en la que se inmolaron cuatro terroristas que no se incluyen en en la cuenta.

Así que, en este caso, estamos juntando 5 sucesos conexos, pero diferentes. Más detalles en el siguiente enlace a la Wikipedia.


5.- Polvorín de la Armada - Cádiz - 1947


El día 18 de agosto del año 1947 se produjo la explosión de un polvorín (flecha amarilla) que la armada mantenía en la ciudad de Cádiz. Las cifras oficiales estimaron los muertos en 150, entre ellos 25 operarios de los astilleros, mientras que en la Casa Cuna también situada en las proximidades perecieron 28 niños y 17 cuidadoras. Adicionalmente, hubo más de 5.000 heridos y en torno a 2.000 edificios dañados, de los cuales 500 quedaron completamente destruidos. Enlace a la Wikipedia.


6.-  Polvorín del Pinar de Antequera - Valladolid -1940

El día 21 de septiembre del año 1940 se produjo una explosión provocada por el incendio de un bidón de alquitrán que habían acudido a sofocar los bomberos de Valladolid, un cuerpo que perdió 9 miembros. El resto de víctimas hasta un total de 106 fueron todos militares (la placa del monumento a los caídos de acuartelamiento "Teniente Galiana", que hemos encontrado fotografiada aquí, registra 97 muertos en esa fecha)Más detalles en el siguiente artículo de El Norte de Castilla. La Wikipedia también tiene una entrada dedicada al asunto que ha sido estudiado con detalle por Javier Municio en el libro 'Explosiones en los polvorines del Pinar de Antequera: crónica del accidente más dramático de la historia de Valladolid'. El plural del título obedece a que el 14 de junio de 1950 se registró una nueva explosión en ese mismo polvorín que causó 5 muertos.

Algunas fotos del moderno estado actual de aquellas instalaciones hace tiempo abandonadas pueden verse en el blog de Rubén Olmedo Tomillo.

 
7.-  Polvorín de Peñaranda de Bracamonte  - Salamanca  - 1939


El 9 de julio de 1939 explosionaron tres vagones cargados de material bélico que estaban a al espera de ser descargados en la estación de Peñaranda de Bracamonte, pero el suceso se agravó considerablemente por la subsiguiente explosión del polvorín del ejército próximo en el que se almacenaban 309 toneladas de bombas con 107 toneladas de explosivos. El detonante de la tragedia se cree que pudo ser el recalentamiento de una rueda. Se cifran en un centenar los muertos en un suceso del que hay muy poca información al haberse producido en la inmediata posguerra bajo una férrea censura. La explosión destruyó un millar de edificios particulares, todo el sur de la localidad, y más de 1.500 personas, un tercio de la población de la villa, resultaron heridas. Enlace al artículo de la Wikipedia. Mucho más detallada es la monografía 'El polvorín 1939-1989, Peñaranda de Bracamonte' (Ediciones Bracamonte 1999) de la que hemos extraído al foto adjunta, cuyo texto es de Florencia Corrionero Salinero y Mª Angeles Sampedro Talabán.


8.- Mina La Reunión Villanueva del Río (Sevilla) - 1904

Las explosiones de grisú son las causantes de las mayores catástrofes mineras, entre ellas la mayor de las ocurridas en España que tuvo lugar el 28 de Abril de 1904 en las minas de La Reunión. Estas explotaciones ubicadas en la población sevillana de Villanueva del Río eran propiedad de la Cia. De los Ferrocarriles de Madrid a Zaragoza y Alicante (MZA). Aunque el desencadenante de la tragedia fue una explosión del citado grisú, la mayor parte de las 63 muertes se produjeron por anoxia al quedar atrapados sin ventilación numerosos mineros. Más información en una documentada monografía de José Manuel Sanchís.



9.- Mina Santa Isabel - Bélmez (Córdoba) - 1898


Poco después de incidente del Maine, el 17 de marzo de 1898 tuvo lugar una terrible explosión de grisú, esta en la mina Santa Isabel de Bélmez con el resultado de 53 muertos. También este accidente cuyo tratamiento en prensa fue desplazado por los sucesos de Cuba, ha sido ampliamente documentado por José Manuel Sanchís (enlace).



La Vanguardia, 15/4/44

10.- Mina 'Aspar' - Saldes (Barcelona) - 1944

34 mineros fallecieron a consecuencia de una explosión de grisú registrada el 10 abril de 1944 en la mina 'Aspar' ubicada en la localidad barcelonesa de Saldes propiedad de Carbones del Cadí S.A.

Este es un suceso del que hemos encontrado particularmente escasa información al margen de las escasamente analíticas noticias publicadas en los días posteriores por la prensa.






11.- Refinería de Gibraltar-San Roque - 1985

Un accidente laboral registrado el 26 de mayo de 1985 cuando explotó el navío Petragen One atracado en el pantalán de la refinería, provocando que el petrolero Camponavia de Campsa también lo hiciera, hundiéndose en poco tiempo (ver video). Se registraron 33 muertes, 14 de los 29 tripulantes del Petragen One, 12 de los 30 del Camponavia y 7 trabajadores de la refinería de CEPSA. Más detalles.


12.- Mina Esperanza - Boo, concejo de Aller (Asturias) -1889

La bocamina convertida en ermita
El accidente más grave de la minería asturiana, cuarto ex-aequo en el ranking nacional de ese sector de actividad, se produjo en la mañana del día 2 de enero de 1889 en la mina Esperanza. Esa explotación de montaña, también conocida como "El Picu", cuya bocamina ha sido convertida en una ermita, estaba ubicada en la localidad de Boo del concejo asturiano de Aller. La cifra de muertos ocasionada nuevamente por una explosión de grisú ascendió a 30, 24 mineros que se hallaban en la zona de la deflagración y 6 compañeros que acudieron a rescatarlos. Según la muy criticada crónica que de aquel suceso publicada en el diario 'El Carbayón' de Oviedo, no perecieron más trabajadores porque no concurrieron al trabajo doce o catorce mineros a causa de las 'secuelas' de las celebraciones del año nuevo. Una detallada explicación del accidente puede encontrase en el Blog de Antón Saavedra.


12.bis.- Mina Consolación - Figols (Barcelona) - 1975

También fueron 30 los muertos que produjo la explosión ocurrida el 3 noviembre de 1975 en la mina Consolación de la localidad barcelonesa de Figols explotada por Carbones de Berga. En el blog de efemérides de La Vanguardia puede encontrarse un artículo con enlaces a las principales informaciones aparecidas en ese periódico.

Terminamos con este empate en la duodécima posición que nos ha permitido llegar hasta nuestra Asturias. Una comunidad que nos parece poco consciente de que no es la que ha sufrido las mayores tragedias mineras de España, aunque cierto es que acumula el mayor número de ellas.