martes, 17 de diciembre de 2013

Líneas rojas


Terminábamos la entrada anterior recordando algunos usos que ciertos ayuntamientos han dado a la señalización horizontal roja. Un asunto que nos da pie para comentar el creciente uso de la expresión "líneas rojas", calco del inglés que ha hecho fortuna en castellano cuando en nuestro idioma carece de las connotaciones que le dan pleno sentido en su lengua de origen.

La que naciera como "the thin red line" (la delgada línea roja) se remonta a la Batalla de Balaclava que tuvo lugar el 25 de octubre de 1854 en el curso de la Guerra de Crimea. Un conflicto que enfrentó a Rusia contra una alianza formada por el Reino Unido y Francia, países que unieron sus fuerzas con las del Imperio Otomano, que venía sufriendo la presión de su expansionista vecino. En aquel enfrentamiento desencadenado por el intento de las tropas del Zar de romper el sitio de la importante base naval de Sebastopol se produjo la famosa Carga de la Brigada Ligera. Una acción bélica que sería exaltada en un famoso poema de Alfred Tennyson (enlace a su texto en español y otros interesantes documentos relacionados).

Esa heroica acción eclipsó la mucho menos conocida, al menos fuera del ámbito cultural británico, defensa del campamento aliado. Esta fue realizada por unos 500 soldados pertenecientes en su mayor parte al 93º Regimiento de Highlanders, que se opusieron al ataque de una fuerza de caballería cinco veces superior en número. Para alargar todo lo posible la línea defensiva, el comandante de esa fuerza, en vez de utilizar la habitual formación de cuatro en fondo, decidió disponer tan solo dos líneas de soldados. La desesperada acción se vio premiada por la fortuna porque el general ruso, a la vista de lo endeble que era la formación de infantería que les hacía frente, dedujo que se trataba de una trampa que encubría una fuerza mucho más poderosa situada detrás, por lo que ordenó la retirada sin intentar rebasarla. Así es que el cuadro más famoso en que se representa esa acción, el pintado por Robert Gibb en 1881 que se conserva en Edimburgo, no resulta totalmente fiel a la realidad, puesto que los atacantes no llegaron a ponerse a la distancia a la que debía realizarse la última descarga de fusilería.


Tanto esta última acción como la desastrosa carga que ha sido llevada varias veces al cine, fueron narradas para el diario The Times  por William Howard Russell, el periodista que pasa por haber sido el primer corresponsal de guerra propiamente dicho. En su crónica describió la línea defensiva como a “thin red streak tipped with a line of steel” en referencia al color de las casacas de los soldados rematadas por sus bayonetas.

Esa imagen sería popularizada más adelante como “la delgada línea roja” ("Thin red line of 'eroes" when the drums begin to roll”) en el poema Tommy escrito por Rudyard Kipling. Una composición que forma parte de la colección conocida como Barrack-Room Ballads, publicada en 1892. Y así es como se consolidó en la lengua inglesa una expresión que hace referencia a una línea que se está dispuesto a impedir que sea rebasada con el uso de la fuerza, concepto más coercitivo que el de una mera línea prohibitoria que para no pocos de nosotros casi es una invitación a la transgresión. 

Las connotaciones militares de la expresión justificaban plenamente su utilización como título de la película basada en un episodio de la Batalla de Guadalcanal dirigida por Terrence Malick (1998). Un film que fue estrenado en España con una traducción literal que no decía gran cosa a los potenciales espectadores. Tanto cambiar los títulos cinematográficos sin necesidad y este se dejó incomprensible para una gran mayoría.

Desprovista, por economía verbal, del adjetivo delgada, la línea roja ha tenido mucho éxito en la terminología política de Oriente Medio, donde incluso se ha convertido en una expresión asentada en el idioma hebreo (kav adom).

Es significativo que en 2012 fuera muy expresivamente utilizada por Benjamin Netanyahu en la ONU, apoyado en un gráfico con forma de bomba, para fijar el límite que Israel estaba dispuesto a admitir en el desarrollo del programa nuclear iraní. Y recientemente ha sido la crisis siria la que ha vuelto a ponerla de actualidad porque también ha sido utilizada por Barack Obama, como bien se han encargado de satirizar algunos cronistas gráficos de la actualidad.

El periodismo nacional parece que le ha cogido el gusto a lo de las líneas rojas y así es que, aunque nuestro ejército no haya utilizado uniformidad de ese color, nos encontramos la expresión aplicada a todo tipo de ámbitos al margen del militar que le es propio. Sirva como ejemplo su uso como titular de un editorial de El País de abril de 2012 en el que se criticaban algunas decisiones del gobierno de Rajoy. Vamos a suponer que no se utilizó en ejercicio de la citada connotación de límite a defender por la fuerza.


El inglés ha creado, por analogía, el concepto "delgada línea azul", que se aplica a la barrera creada por la acción de la policía para defender a la sociedad de la delincuencia (recuérdese que en inglés las barreras policiales son "police lines"). "The Thin Blue Line" es el título de un documental estrenado en 1988 en el que se cuenta la historia de Randall Dale Adams, que fue condenado por un asesinato que no cometió. Junto al cartel anunciador de esa crítica de la acción policial hemos puesto otro ejemplo de un metafórico uso de la línea azul durante un acto de homenaje a las fuerzas de seguridad de Estados Unidos (24th National Law Enforcement Officers Memorial celebrado el 13 de mayo de 2012 en Washington DC).



Llegados a las connotaciones anglosajonas del color azul, resulta  oportuno recordar que la famosa serie de televisión “Hill Street Blues” hacía referencia en su anfibológico título, tanto al color policial por antonomasia, como al género musical. La traducción española se quedó solo con el segundo significado con aquello de la “Canción triste de Hill Street”, mientras que en Hispanoamérica, ante la imposibilidad de traducir el juego de palabras, tiraron por la calle de en medio con “El precio del deber”.

El caso es que la falta de comprensión imperante por aquí sobre la importancia de esa barrera nos invita a pensar que la línea azul no va a cuajar en castellano.



Adenda 20/3/14: hemos descubierto que el magazine de El Mundo titulado Metrópoli dedicó en febrero de 1999 una portada a la película "La delgada línea roja". El director de arte de esa publicación, Rodrigo Sánchez, la coloca entre sus favoritas en el muy recomendable blog Coverjunkie. Nada que objetar al minimalista diseño, pero nos reafirmamos en que el público español seguramente habría agradecido un poco más de pedagogía sobre el significado del título.




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