lunes, 13 de abril de 2015

Cuando la inspiración procede del arte XLVIII: un poco de Jackson Pollock y algo más de Norman Rockwell


Como repetidamente venimos indicado, utilizamos como guión de esta serie que publicamos los lunes los ejercicios de "apropiacionismo" de las portadas de la revista The New Yorker. Entre los mismos es particularmente interesante el publicado en el número del 30 de abril de 2007 porque la obra titulada “Paint by Pixels” realizada por el artista Harry Bliss sirve para rendir homenaje tanto a Jackson Pollock como a Norman Rockwell.

 

Como puede verse en la ilustración anterior la inspiración procede de la portada titulada “The Connoisseur” (así les gusta a los americanos escribir la palabra francesa connaisseur con la que se designa a un experto) que el Saturday Evening Post publicó en el mes de enero de 1962. En la misma un espectador contempla un cuadro que tiene el inconfundible estilo del pintor Jackson Pollock. 

Sin embargo, según la autorizada opinión de Virginia Mecklenburg, la conservadora-jefe del Smithsonian American Art Museum, el cuadro de la ilustración de Bliss ya no es propiamente un Pollock sino una recreación del imaginado por Rockwell.

Por cierto que esta obra de Rockwell es una de las que ha sido escogida para ser representada en el festival "Pageant of the Masters" que se celebra desde 1933 en Laguna Beach  (California). En el mismo se representan a modo de "lienzos vivientes" variadas series de obras de arte. Adjuntamos la tripleta escogida en 2012 junto a un detalle de la que nos ocupa.


La atenta observación de la pintura de quien hizo famosa la técnica del "dripping" también ha tenido algún otro intérprete como el diseñador británico Alan Batson que imaginó la misma escena protagonizada por Winnie the Pooh. Otro ejemplo es el creado por el dibujante Jacen Burrows que llevó su particular y ciertamente más violenta visión del asunto a una portada del comic "Crossed: Family Values".


En España el artista Carmelo Hernando (Icia) creó una versión titulada "Contemplación y éxtasis" que fue utilizada como portada en el "El País Semanal" del 24 de enero de 1982 en el que se incluía un artículo sobre "los iluminados españoles".

Hay que reconocer que no parece fácil realizar portadas inspiradas en el estilo de Pollock que transmitan algún mensaje sobre el contenido de la publicación. Pero el dibujante de comic Gerald Parel se las ingenió para crear la que les mostramos a continuación para el número 13 de la colección de Marvel Comics protagonizada por Thor. Otra creatividad de indudables reminiscencias pollockianas es la que pudo verse en el nº 74 de la revista Squaremile que puede verse completo aquí.


De análogo modo, Tony Fernández también se las ingenió para hacer reconocible al pato Donald dentro de una composición con el característico aspecto de las de Pollock.

Un giro interesante del concepto es el que le dio el artista pop Ron English que, además, convirtió a Homer Simpson en el pintor. Una obra que fue llevada a su portada por la revista MacDirectory. A su lado hemos colocado una humorística interpretación realizada por Harry Bliss sobre el aspecto que tendría un copista de Pollock y debajo la forma que Andy Davey ve posible ejecutar un robo.

 


Volviendo a The New Yorker, resulta oportuno reseñar que el doble homenaje a Rockwel y Pollock no era la primera referencia a este último artista en sus portadas. En el número del 15 de octubre de 1990 Donald Reilly ya había representado una escena de contemplación de una obra con el característico aspecto de las encuadradas en el movimiento llamado expresionismo abstracto. La emparejamos con una obra de Pollock de 1949 escuetamente titulada "Number 26".


Una muestra de la ejecución de la característica técnica del dripping en la versión de un pintor callejero fue llevada a su portada por la revista satírica británica Punch. La ilustración del adjunto número de marzo de 1962 es de Russell Brockbank. A su lado hemos colocado una pieza del brasileño Vick Munz que recrea al pintor americano en plena faena utilizando para ello sus habilidades en el vertido de salsa de chocolate.

 

Seguimos ya solo con Rockwell para reparar en que también es curioso el caso de otra portada de The New Yorker que ya hemos visto en un pasado apunte sobre "el mundo al revés". Aunque en este caso no quepa hablar de una referencia al famoso portadistaes indudable que es una creatividad que tiene un claro antecedente en una ilustración probablemente desconocida por el autor de la portada George Booth. Nos referimos a la utilizada en la cubierta del número del 1 de diciembre de 1917 de la revista The Country Gentleman  ilustrada con una de las aventuras que el urbanita personaje “primo Reginald” creado por Rockwell tenía que afrontar en las visitas a sus parientes del campo (esta se titula “El primo Reginald caza el pavo del Día de Acción de Gracias”). Una variante más de las creatividades basadas en el concepto "el mundo al revés" al que ya hemos dedicado el pasado verano una serie de cuatro apuntes (enlaces: I, II, III y IV).



No es el peor momento para recordar que la muy recreada imagen de Rockwell titulada “Freedom from Want” perteneciente a la serie de cuatro óleos dedicados en 1943 a las libertades fundamentales (a la que ya nos hemos referido en un antiguo apunte) no llegó a ser portada del Saturday Evening Post. Sin embargo, esta revista publicó con posterioridad dos recreaciones de esa famosa ilustración. La de noviembre de 1973 se basó en la familia protagonista de la entonces muy exitosa serie televisiva "The Waltons" mientras que los encargados de versionar la famosa escena seis años después, siempre en vísperas del Día de Acción de Gracias, fueron los "Muppets" de Jim Henson que eran el objeto de un artículo titulado "El fenómeno de los Muppets".

 

Esta escena también estuvo a punto de ser portada de la revista The New Yorker, pero la islamizada versión realizada por Art Spiegelman se consideró demasiado provocadora, así que pasó a engrosar el archivo de las creatividades desechadas que se dieron a conocer en el libro “Blown Covers” publicado por la editora de la revista Françoise Mouly. Junto a esa ilustración de las consecuencias del 11-S en la aceptación de la comunidad musulmana, vamos a recordar una brillante recreación de la cena familiar por excelencia de Norteamérica realizada por Barry Blitt para “The Advertisemente Age” (número fechado el 27 de setiembre de 2010).



El citado Barry Blitt es un habitual portadista del semanario neoyorquino y como veíamos en un antiguo apunte sobre tatuajes también publicó una cubierta basada en la famosa “Tattoo Studio” que fue la cubierta del Saturday Evening Post del 4 de marzo de 1944. Se utilizaba muy inteligentemente ese icono para criticar la evolución de las posiciones adoptadas por el candidato republicano a la presidencia americana Mitt Romney.

Aprovechamos para refrescarles también la interesante versión realizada por la francesa Lui.



Lo cierto es que R.J. Matson ya había aplicado el concepto a la volubilidad de los poíticos en una viñeta publicada en 2008 en el St. Louis Post-Dispatch. Y no era la primera vez que se anticipaba a The New Yorker en el uso de una creatividad (enlace al Washington Post).

The New York Observer tampoco desaprovechó la ocasión de recordar a sus colegas (enlace) el parecido de la portada de Blitt con la ilustración creada por Victor Juhasz para un artículo sobre Angelina Jolie publicado en mayo de 2005. Con posterioridad al anteriormente citado apunte, el ilustrador Julien Loïs creó su propia versión del cliché para la portada de un especial de la revista francesa Fluide Glacial publicado el pasado mes de noviembre.





Ya al margen de las portadas de revistas, la imagen de estudio de tatuaje ha llamado la atención de muchos otros ilustradores. En primer lugar podemos ver dos versiones del francés Pascal Somon cuyos repetidos homenajes a la figura de Tintín le ha ocasionado algunos graves problemas (incluida una pena de cárcel) con la sociedad Moulinsart que es la celosa propietaria de los derechos del intrépido reportero. Junto a la segunda puede verse la interpretación del también galo  Hub  (Humbert Chabuel) que está inspirada en su serie titulada  Okko ambientada en el Japón medieval. Debajo, la versión del canadiense Marco d'Alfonso en la que el retocado es el transformer "Optimus Prime”, mientras que la ilustración de Mark Hammermeister titulada "Droids Don’t Cry" fue realizada para una convención de fans de la serie cinematográfica "La Guerra de las Galaxias".


Un arte tan pegado a las tradiciones americanas como el de Rockwell no parece una fuente de inspiración muy natural para el habitualmente mucho más transgresor arte callejero. Sin embargo, un artista balinés afincado en Atenas conocido como “Wild Drawing” se ha inspirado repetidamente en pinturas del pintor norteamericano. Junto a estas líneas puede verse la versión del tatuador que realizó con motivo del festival "Meeting Of Styles" de 2012.

El mismo artista también ha realizado versiones de “The Pipe& Bowl painter”, la primera portada en color realizada por Rockwell para el Saturday Evening Post que fue publicada en el numero del 6 de febrero de 1926, de “Jester” que fue la tapa del 12 de febrero de 1939 o de la famosa “puesta de sol” publicada en el número del 24 de abril de 1926.




De esta última también hay versión Disney del ilustrador  Tony Fernández de quien ya hemos visto antes "un Pollock".

Finalizamos con otras dos versiones de la romántica escena infantil. La primera titulada "Little Rebels" es obra del ilustrador británico James Hance, mientras que a su lado hemos colocado "Puppy Love" del artista de la factoría Disney Charles Boyer de quien ya en una próxima entrega veremos otras creaciones también inspiradas en la obra del muy imitado Norman Rockwell.







Adenda 8/15: hoy vemos que ya se puede encargar el número 5 del comic Fight Club 2 que saldrá a la venta en setiembre. Para promocionarlo se anticipa la portada dibujada por David Mack en la que se recrea, aplicado en este caso a la Mona Lisa, el icono de la contemplación artística que veíamos al comienzo.








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