sábado, 26 de octubre de 2024

Lenguaje de la semana 43/2024

 

El Martes Neológico del Centro Virtual Cervantes se ha ocupado esta semana del sintagma tormenta perfecta que deriva de la inusual conjunción meteorológica que en 1991 provocó la formación del destructivo huracán Grace. La también conocida como tempestad de Halloween provocó el hundimiento del pesquero Andrea Gail, un suceso que narra la novela La tormenta perfecta de Sebastian Junger (1997) que fue trasladada al cine por Wolfgang Petersen en una película homónima que fue estrenada en el año 2000. 

No estorbará en los diccionarios, tal y como plantea Daniel Babiano Gil, esta denominación de una situación desastrosa creada por concurrencia de factores mucho menos preocupantes por sí mismos.

Muy entretenida reflexión nos parece El punto de vista que Álex Grijelmo encabeza con una oportuna cita de Les Luthiers. Como es habitual, encontrarán el artículo íntegro en el anexo a este apunte. 

El ejemplo numérico utilizado por Grijelmo nos invita a recordar la viñeta del pasado día 7 de septiembre de Wayno en la serie Bizarro.  Una pieza en la que el uso de una horquilla hace más explícita la intrevención del sesgo cognitivo conocido como efecto de anclaje que induce la errónea acotación de la edad estimada dentro en un intervalo que no es el adecuado. En el caso de los clientes del artículo el anclaje lo ejerce exclusivamente la costumbre de contar en sentido ascendente.

Pasamos a Fundéu que el miércoles se ocupó de la correcta escritura de efecto Mandela que es la denominación que recibe la errónea creencia colectiva de que algo que no ha ocurrido sí lo ha hecho. No estará de más añadir que recibe el nombre de Nelson Mandela (1918-2013) porque cuando se anunció la muerte del político sudafricano fueron numerosas las personas que manifestaron creer que había muerto en los años ochenta.

JM Nieto aporta un inventaco oportunamente denominado TurraLock que sin duda será de gran utilidad para afrontar la tele pública que se vislumbra aún más sectaria que la presente. Y viene con abrazadera de aleación Koldo secure Delcy remove system. Casi nada.

Peridis incluyó en su viñeta del miércoles una referencia a la frase coloquial "poner una pica en Flandes" que, según el DLE, es conseguir algo de especial dificultad. Explica José María Iribarren en 'El porqué de los dichos' (1994) que, según dice Vicente Joaquín y Bastús (1799-1873) en 'Sabiduría de las Naciones' (1862) [nº110; pág 153], la frase alude a lo difícil que era en tiempos de Felipe IV encontrar reclutas españoles que quisieran alistarse y tomar la pica (lanza larga rematada con un hierro pequeño y agudo característica de la infantería española de los siglos XVI y XVII) para pasar a servir en los Tercios de Flandes, pues los mozos no se alistaban voluntariamente y huían del servicio militar, eximiéndose con fútiles pretextos.

Antón advertía el martes un hamletiano dilema en el PNV y el dibujante inglés Andy Davey veía a la canciller de Hacienda británica, Rachel Reeves, como una replicante de Robin Hood que toma el dinero de los ricos para entregárselo al agujero negro presupuestario que tiene el Reino Unido.

Sigue la gallina de los huevos de oro representativa del complejo petroquímico de Tarragona que se pone airada en la viñeta de Napi con la reclamación de un anfibológico que no le toquen los huevos con impuestos energéticos. 

El caso Errejón suscita hoy una viñeta de Miki y Duarte inspirada en el cuento de Caperucita y una evocación de Davila del Dr. Jekyll de RL Stevenson.


«Un caballo, un caballo ¡Mi reino por un caballo!» es la frase de Ricardo III en la famosa obra de Shakespeare que Peridis parafrasea en su viñeta de hoy. Angustiada exclamación del monarca cercado en la batalla de Bosworth que puso fin a la Guerra de las Dos Rosas que enfrentó a la Casa de York con la Casa de Lancaster encabezada por Enrique Tudor que sería coronado como Enrique VII.

En el humor foráneo comenzamos por reseñar el Speedbump de Dave Coverly del miércoles que recuerda con ironía que que Mary Shelly no puso nombre al monstruo creado por el Dr. Frankenstein

Sigue la tira de la serie Macanudo de Liniers que evoca el país de gigantes de  Brobdingnag de Los viajes de Gulliver que es mucho menos recordado que el insular imperio de Lilliput que el protagonista del libro de Jonathan Swift visita en primer lugar. 


Tom Gauld hace uso hoy en The Guardian de las facilidades que concede la lengua inglesa para cambiar el significado de una frase por medio de la estricta reordenación de sus palabras.  


Concluimos con el elefante republicano de Troya de Clay Bennet y con la quijotesca escena de David Rowe protagonizada por dos significativos adalides del relanzamiento del uso de la energía nuclear en Australia, los políticos liberales Ted O'Brien y Peter Dutton. 






Anexo

El punto de vista
Álex Grijelmo (El País, 23/10/24)

“Olga es mejor que Luis” implica que Luis es peor que Olga. Pero no equivale a decir directamente “Luis es peor que Olga”


Al usar unas palabras y no otras imponemos perspectivas a los demás y a nosotros mismos, a menudo sin darnos cuenta.

El ejemplo de la botella mediada ofrece la representación más extendida sobre las diferentes maneras de interpretar la realidad: unos la ven medio llena y otros medio vacía. Salvo Johann Sebastian Mastropiero, el desternillante compositor inventado por Les Luthiers:

—¿Usted es de los que ve el vaso medio lleno o medio vacío? —le preguntan en escena a Mastropiero.

—Yo…. según —responde.

—¿Según qué?

—Pues… según si está medio lleno o medio vacío.

—Por ejemplo, este vaso ¿cómo está?

—Está medio sucio.

El lenguaje condiciona a menudo los enfoques, como demuestra el famoso chiste en el que un jesuita presumía ante un dominico de que a ellos los superiores de la orden les permitían fumar. El dominico penaba por la prohibición, y el jesuita se interesó acerca de cómo lo habían solicitado. “Nada”, contestó, “simplemente hemos preguntado si podemos fumar mientras rezamos”. El jesuita le miró condescendiente: “Esa no es la mejor forma de pedir el permiso. Nosotros le preguntamos al padre superior si podíamos rezar mientras fumábamos”.

Decimos “he aprobado” pero cambiamos de persona gramatical para contar “me han suspendido”. Y apreciamos la diferencia entre decir que “Olga es mejor que Luis” (de lo que se deduce que Luis es peor que Olga) y expresar directamente “Luis es peor que Olga”.

En los diarios procuramos titular “Un hombre asesina a su esposa” y no “Una mujer muere a manos de su marido”. La violencia es ejercida por el criminal, y en él debe recaer la acción verbal para representar fielmente al sujeto causante. Atención de nuevo al punto de vista.

Si una amiga nos cuenta “mi padre murió hace un año” pero su hermano elige “mi padre ha muerto hace un año”, ambos muestran una distancia psicológica diferente respecto del suceso, pese a que los dos señalen una misma fecha. Otro tanto ocurre en la contraposición entre “es simpático, pero un caradura” y “es un caradura, pero simpático”.

Se atribuye al torero sevillano Rafael El Gallo esta respuesta cuando, tras una cornada en Galicia, propuso que lo llevaran con urgencia a un hospital de Sevilla y le dijeron que Sevilla estaba muy lejos: “Sevilla no está lejos. Sevilla está donde tiene que estar. Lo que está lejos es esto”.

Una determinada expresión numérica influye asimismo en la perspectiva. El número 9 es casi 10. Y también el 11 es casi 10. Pero si nos dicen “vinieron casi 10 clientes cada hora” pensaremos en 9 y no en 11. Del mismo modo, nos parecerá subliminalmente mayor una extensión de 10.000 metros cuadrados que de una sola hectárea.

Tampoco el reloj o el calendario evocan lo mismo si nos expresamos de forma diferente. Alguien que dice llevar dos meses aguardando una respuesta contabiliza quizás ese periodo con menos angustia que quien expresa la demora diciendo que su espera es ya de ocho semanas; y aún revelará más congoja tal vez si habla de que el retraso acumula 61 días. Eso al margen de que el tiempo siempre se le hace más largo a quien aguarda.

Al hablar transmitimos perspectivas. Sin embargo, más allá de nuestros ojos subjetivos, si nos fijamos bien, seguirá neutralmente impasible la realidad, el dato; esa botella que, se mire como se mire, aún nos permite beber.





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