miércoles, 3 de julio de 2013

El regalo


Ya hemos comentado en alguna ocasión anterior la particularidad de que los premiados por  la Fundación Príncipe de Asturias se escogen a mayor gloria de esa institución, de quien le da nombre y, particularmente, de la brillantez de la ceremonia de entrega. Por ello cabe decir que son los galardonados quienes están el servicio del galardón, pero en todo hay excepciones y uno de los que, quizá sería más preciso decir su entorno, sacó buena tajada del asunto fue Oscar Niemeyer (1907-2012). 

El arquitecto brasileño fue agraciado en 1989 con el Premio de las Artes, aunque el galardón fue recogido por su hija porque el arquitecto que entonces contaba 82 años al parecer sufría una severa aversión a volar. Aquellos eran años en que todavía no se cuidaba mucho lo de sondear la voluntad de asistir al Campoamor, aunque la ausencia también de Gorbachov en la misma edición fue un primer aviso sobre este asunto que definitivamente se puso riguroso tras la ausencia de Carl Lewis en 1996 que, además, se encadenaba con la de Navratilova dos años antes. En esto el más descarado fue Lance Armstrong que había mostrado buena disposición para acudir en la edición del 2000 pero luego, no solo no lo hizo, sino que encima reclamó el importe económico, ante lo que recibió como seca contestación que quien no acude no cobra. Vamos, que la dotación económica más que un premio es una prima de asistencia.

Volvemos con Niemeyer. Con motivo del 25 aniversario de los premios celebrado en 2005 la Fundación que los concede en la que por entonces prestaba sus servicios Natalio Grueso organizó una serie de actos protagonizados por los premiados más destacados. La hábil respuesta de Niemeyer, cuyo estudio estaba "canino" en aquella época (véase una cronología de sus obras; lo de Itaipú, evidentemente no era la presa brasileño-paraguaya sino las oficinas de la empresa explotadora, que no llegaron a construirse), fue que él, a diferencia de las conferencias y encuentros protagonizados por otros invitados, lo que se proponía era regalarle un proyecto a Asturias. El famoso regalo


Y ahí hubo un terrible error de interpretación porque lo regalado era un boceto y ni que decir tiene que tanto el proyecto como la dirección de obra hubo que pagarlos religiosamente. El monto de esa partida es una cifra celosamente guardada por nuestros gobernantes entre los cuales destacó la solicita disposición del Presidente del Principado a viajar a Río de Janeiro para firmar el contrato en el estudio del arquitecto que no volaba. ¡Menudos sacrificios exige la política!


Otra visión del Tinipersonalismo del proyecto:

 La Tira y Afloja (La Nueva España, 30/3/2011)

El caso es que el éxito conseguido en Asturias envalentonó a los colaboradores del premiado y menos de dos años después intentaron repetir la jugada en la ciudad chilena de Valparaiso. En ese caso, a falta de premios, la justificación aducida para el obsequio fue el recuerdo de la comunista amistad de Niemeyer con Neruda y Salvador Allende. Pero los chilenos no picaron porque, además de que no veían claro el encaje de la propuesta en una antigua cárcel sujeta a protección monumental, también parece que se mosquearon un tanto por el parecido de la propuesta con el proyecto que ya se estaba ejecutando en Asturias. De hecho estaba constituido por elementos similares colocados en distinto orden. Juzguen ustedes a la vista de la adjunta comparativa aquella frase de que "cada uno de sus proyectos se inscribe en el entorno para el que ha sido diseñado" que fue atribuida a Niemeyer cuando Oviedo pretendió su proyecto astur. Va a resultar que Avilés y Valparaiso son entornos gemelos. Y estos alcaldes sin hermanarlas, aunque cierto es que la ciudad chilena ya lo está con Oviedo desde 1973.

Proyecto de 2008 para al antigua cárcel de Valparaíso (Chile) 
Centro Niemeyer de Avilés inaugurado en marzo de 2011

No hay que preocuparse por el hecho de que no haya prosperado el fallido regalo a Chile porque ya está en obras otra pieza del "kit modular Niemeyer" que albergará el campus de la UNILA (Universidad Federal de Integración Latino-Americana) en Foz de Iguaçu (Brasil). ¿Les suena el auditorio de la siguiente infografía? ¿y el aplastado edificio con forma de arco de círculo? En Foz, en cambio, han decidido dejar los platillos volantes aterrizados en el suelo y se han recuperado las torres gemelas del Congreso de Brasilia.


Obsérvese también que bien se ha reciclado el auditorio de Valparaíso cuyo detalle mostramos en la siguiente imagen. Aquí no se tira nada, aunque no sabemos si se habrá tenido la precaución de guardar los encofrados de Avilés con vistas a su reutilización.


No es mala cosa que Asturias tenga la única obra firmada en España por el genial brasileño, pero aparte de que el procedimiento de autoadjudicación estuvo feíto, por menos nos hemos quedado en Oviedo sin una muy necesaria Ciudad de la Justicia, es evidente que no es un fruto de su época más fértil y creativa. Las cosas son como son: los genios también sufren su declive, más prolongado cuanto más longevos. Y hablando clarito, el centro avilesino es un refrito de otras realizaciones anteriores, como las características cúpulas convertidas en edificios exentos tras la primera realización en 1960 de la que corona la Cámara del Senado en Brasilia o una torre restaurante mucho más parecida a la demolida cafetería del Parque de Atracciones de Madrid que a la elegante flor del Museu de Arte Contemporânea (MAC) de Niteroi (1996). Esa no se copia.


A continuación vemos otra muestra también perteneciente a la ciudad de Niteroi que abunda sobre la repetición de conceptos por parte de "Co.& Niemeyer" en el tramo final de la vida del firmante. Así que, fallido Valparaíso, está claro que Avilés también podría hermanarse por motivos arquitectónicos con Niteroi. Otro entorno gemelo con un proyecto diseñado a su medida.¡Y algunos creían que el rojo y amarillo de Avilés eran referencias a España!

Memorial Roberto Silveira (2013) y Teatro Popular de Niteroi (2007). 

No nos quedemos con las manipulaciones sufridas en los últimos años por el genial brasileño y repasemos en el tramo final de este apunte algunas de sus obras no tan conocidas como las de la capital del gigante sudamericano. En Europa vamos a seleccionar el "Volcán de Le Havre" (1982) tanto por compartir con el centro avilesino ubicación periporturia, como por su originalidad que cabe interpretar cómo una interesante evolución de las formas de la Catedral de Brasilia. Una destacada particularidad es la posibilidad de aprovechar sus curvas superficies para proyectar imágenes que permiten a esa construcción disfrutar de variados "avatares".

También vamos a incluir en este breve repaso el Auditorio de Ravello (inaugurado en 2010 aunque el proyecto es del 2000), por más que a los pareidólicos confesos nos presente algunas perspectivas de ofidio. En este caso la inclusión en nuestra selección se debe a que quizá sea la última obra del arquitecto con una diferenciada personalidad propia.


En Brasil su última gran obra posiblemente sea el Museo que lleva el nombre del autor en la ciudad de Curitiba, también conocido como "museo del ojo", cuyo vistoso anexo del que toma su sobrenombre fue terminado en 2002. La visión nocturna es incluso superior a la diurna.


Concluimos retrocediendo hasta los primeros trabajos de Niemeyer para mostrar la Iglesia de San Francisco de Asís de la localidad de Pampulha próxima a Belo Horizonte (1943). Esta obra se salvó de la piqueta por poco, puesto que no fue del gusto de las autoridades eclesiásticas y, de hecho, no fue consagrada hasta 1953. Ni la referencia a las inspiradoras palabras del poeta Paul Claudel de que "Una iglesia es el hangar de Dios e la Tierra" sirvieron para vencer el inicial rechazo. Tampoco ayudó la desenfadada representación del santo realizada por Candido Portinari en un estilo que nos trae a la memoria los trazos de Antonio Mingote. Así es como empezó esta historia puesto que la mayor parte de las realizaciones anteriores son contribuciones a obras dirigidas por otros arquitectos, significativamente de Le Corbusier y Lucio Costa, quien posteriormente se haría cargo del planeamiento urbano de Brasilia, la creación que catapultó a la fama al arquitecto que vivió 104 años.


El caso es que en lo que a regalos se refiere seguimos quedándonos con el que le hicieron sus compañeros a un bancario con motivo de su jubilación en la película de 1982 protagonizada por Clio Goldsmith.


Ya saben que este blog no pretende ser políticamente correcto.





P.S.- ¡Traiga usted un director de obra desde Brasil para que se trague detalles constructivos como el que sigue!






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