lunes, 1 de julio de 2013

Gay (nota lingüística)

Gay es una palabra inglesa de origen francés, del provenzal gai, la cual también aportó al español el poco usado gayo que podemos encontrar utilizado con apócope, digamos que a la inglesa, en el poema de Antonio Machado titulado "Retrato":


mas no amo los afeites de la actual cosmética,
ni soy un ave de esas del nuevo gay-trinar.

El significado de esta palabra inglesa es divertido o alegre, pero a diferencia de otros sinónimos mas ingenuos como merry ha gozado de una tradicional connotación relacionada con la desinhibición, muy en línea con la alegría de nuestra expresión "vida alegre". Esa conexión con la promiscuidad sexual, en el siglo XIX "gay it" significaba tener relaciones sexuales, tuvo un sentido heterosexual hasta los años veinte del siglo pasado en que "gay men" empezó a ser utilizado para referirse a los hombres que tenían relaciones con otros hombres. Su uso estaba bastante restringido a la comunidad homosexual mientras que en el lenguaje ordinario seguía siendo sinónimo de regocijo. La publicidad aporta claros testimonios sobre esta cuestión. Así un colorido personaje publicitario robaba en 1947 el arco iris para "hacer gay" a una clienta de la marca de lanas Jester mostrando de paso una enorme capacidad anticipatoria de lo simbolismos puesto que la bandera arco iris no sería adoptada como símbolo gay hasta 1978. Otro ejemplo es el de la naviera American Export Lines que en 1951 prometía que cada viaje con la misma se convertía en un "crucero gay" con muy distinto significado al que hoy tendría ese mensaje.

En los años cincuenta uno podía "levantarse gay", "ponerse gay" (go gay) a base de caramelos Spangles o recibir por parte de una marca de champán la propuesta de "estar gay": let us be gay! 


La alegre palabra también tuvo su éxito en el campo de la cosmética que conoció productos como el perfume "Gay Diversion" de la firma Evyan o la laca "Go Gay" de Helene Curtis.

Pero quizá lo más simpático, visto desde nuestros usos lingüísticos actuales, es que países como México o España fueran promocionados como destinos gays, así el severo Alcázar de Segovia ilustraba en 1952 un anuncio de TWA que proponía viajar a la "excitante y gay España". Vaya facultades premonitorias mostró el publicista.

Como contrapunto, ilustramos la unívoca interpretación actual del término con la campaña realizada en el año 2008 por el operador turístico londinense "Amro Worlwide" especializado en el mercado gay. En ella destacaba algunos destinos especialmente amigables para su clientela lo que causó una polémica en Carolina del Sur, ocasión que el humorista Stephen Colbert, natural de ese estado, no desaprovechó para parodiar el anuncio y divertirse con el asunto (el video, en inglés, está en este enlace).

El uso de gay como sustituto de homosexual fue fomentado por ese colectivo porque no quería identificarse con una palabra que hasta 1973 designaría un desorden mental del manual diagnóstico (DSM) de la American Psychiatric Association. Esta nueva acepción del término empezó a ser introducida en los diccionarios de inglés en 1955 mientras que como anglicismo del español fue admitido por la Real Academia en la edición de su diccionario del año 2001, eso sí, únicamente para designar la homosexualidad masculina cuando en inglés hace referencia a todo tipo de relaciones del mismo sexo a pesar del creciente uso de las poco eufónicas siglas LGBT. 

Precisamente ayer domingo los colectivos locales de Lesbianas, Gays, Transexuales y Bisexuales  celebraron en Gijón  el "III Orgullín del Norte" que a juzgar por la asistencia tiene el nombre muy bien puesto. La periodista Mónica G. Salas nos cuenta en LNE que "a la marcha se unieron alrededor de trescientas personas no sólo de Asturias, sino procedentes de todos los puntos de España". Pocos puntos tiene nuestro país para la cronista, una probable defensora del "Teorema del Punto Gordo" (no confundir con el "Conjunto Gordo de Cantor").

Peor fue lo de su compañero que el sábado consiguió que una "gran mejoría" dejara a nuestro admirado Mandela en estado crítico. La edición digital lo rebajó primero a simple mejoría, sin el "gran", y ya por la tarde decidió probar con un nuevo titular. En cuanto identifiquemos al autor nos comprometemos a proponerle como candidato a recibir el prestigioso título de menosabio.





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