Sepan que hemos tomado como título el de una poco memorable canción del
cantautor Estanislau Verdet (nombre
artístico utilizado por Pau Vallvé), cuya
letra es una mera secuencia de insultos en catalán. Y es que una peculiaridad de
esa lengua hermana del castellano, que algunos quieren convertir en hermanastra, es
la de contar con un reducido repertorio de ofensas.
Algo deber haber cuando, como hemos podido comprobar recientemente, un ínclito futbolista catalanoparlante ha mostrado que recurre al castellano para despacharse contra los guardias urbanos. Imaginamos que para pedirles algún favorcito, del tipo franquéeme usted ese acceso vedado a lo comunes mortales, lo habría hecho en su idioma materno.
Algo deber haber cuando, como hemos podido comprobar recientemente, un ínclito futbolista catalanoparlante ha mostrado que recurre al castellano para despacharse contra los guardias urbanos. Imaginamos que para pedirles algún favorcito, del tipo franquéeme usted ese acceso vedado a lo comunes mortales, lo habría hecho en su idioma materno.
Asimismo resulta manifiesto que uno los tics más comunes de
las ideologías nacionalistas es su permanente intento de convertir en diferente
lo igual. Así hemos visto como el muy marginal carbonero navarro conocido como olentzero que tradicionalmente
bajaba del bosque para anunciar el nacimiento de Jesús a los habitantes de un puñado de pueblos mal comunicados, ha pasado a ser el
portador oficial de los juguetes que reciben en Navidad los niños vascos y navarros. Otra peculiaridad de ámbito muy restringido convertida en categoría símplemente
porque es distinta.
Se ve que las protonacionalistas mentes de esos pequeños no podían quedar adecuadamente atendidas ni por el foráneo Papa Noel ni por los autóctonos Reyes Magos. ¡Lo que tiene que tragar ese clero que tanto instigó el invento! Y a poco que vean la tele menudo cacao mental que deben tener esas euskaldunitas criaturas. Pero estamos en un periodo en el que la convulsión nos viene principalmente de Cataluña y a ese conglomerante de España nos debemos.
Se ve que las protonacionalistas mentes de esos pequeños no podían quedar adecuadamente atendidas ni por el foráneo Papa Noel ni por los autóctonos Reyes Magos. ¡Lo que tiene que tragar ese clero que tanto instigó el invento! Y a poco que vean la tele menudo cacao mental que deben tener esas euskaldunitas criaturas. Pero estamos en un periodo en el que la convulsión nos viene principalmente de Cataluña y a ese conglomerante de España nos debemos.
Allí constatamos como hay algunos traductores
que deciden arrogarse prerrogativas que
solo corresponden a los autores de las obras. Uno de los asuntos más espinosos del proceso de traducción es el vertido de neologismos a lenguas distintas a la utilizadas en su
creación. Y así resulta que, quien sabe si con el ánimo de paliar las carencias
señaladas en el primer párrafo, el traductor de Tintín al catalán Joaquim Ventalló (1899-1996) decidió
crear su propia cosecha de exabruptos para rellenar los bocadillos del Capitán Haddock consumidos por los
lectores catalanoparlantes. La originalidad incluso dio lugar a un libro titulado “Llamp
de llamp de rellamp de contra-rellamp!” (Editorial Acontravent, 2011)
Veamos un ejemplo tomado de “Stock de Coke” (pág. 49). A continuación puede comprobarse como como los lectores en español son instados a imaginar un ornitorrinco donde efectivamente Hergé quiso hacerles rememorar un ejemplar de esa extraña especie de mamíferos que ponen huevos, como también descubren la existencia de los bebe-sin-sed donde el creador belga alumbró tales seres. Asímismo conjeturan, junto a lectores de otras muchas lenguas, qué pueda ser un bachibuzuc en el punto en que Remi tuvo la ocurrencia de utilizar la denominación de unos mercenarios turcos o, incluso, indagan qué extraño primate será el cercopiteco. El que los más versados en griego clásico saben que recibe su nombre por lo ostensible de su rabo (κέρκος). Añadamos que son, además, lejanos parientes de los lectores porque separaron su línea evolutiva de la de los homínidos hace algo así como 30 millones de años.
La adjunta viñeta nos deja claro como, en cambio, quien pretende hacer patria al traducir no puede seguir tan universal juego. Así es
que la mente de sus lectores en vez de volar en busca del curioso mamífero
endémico de Australia que ejerció como mascota en la Olimpiada de Sidney, se
ve teledirigida a posarse en un extinto saurio. La falta de sed queda
convertida en la mucho más habitual gana de comer que suelen mostrar los
muertos de hambre, mientras que los ya mentados soldados de fortuna orientales pasan a ser ancaboteruts. Entendemos que algo así como ancas con
forma de bota, pero lamentamos no hablar catalán con la misma soltura que lo
hacía Aznar en la intimidad. Compruébese, de paso, como por alguna desconocida razón
antropófagos y esquizofrénicos sí pasaron el filtro de esa traductoria mixtificación, quizá por un posible endemismo entre su clientela.
Así que si hoy damos el título de "bachibuzuc político del momento" al amoríos-pagados-por-el-erario-público Monago,
corremos el riesgo de que nuestro improbables lectores catalanes se queden sin
entenderlo. ¡Joío nacionalismo!
Veremos como hacen país mañana los más cercopitecos (criptocéfals en la versión local).
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