martes, 14 de julio de 2015

Esos arboles de la neocasta que no dejan ver el castizo bosque


Por muchas explicaciones que quieran darse al retraso del vuelo de Estrasburgo promovido desde Podemos, lo ocurrido pone de manifiesto que eso que se ha dado en llamar pertenecer a la casta es una categoría a la que no uno no se adscribe voluntariamente. Es la orteguiana circunstancia de cada cual, ser eurodiputado, por ejemplo, la que se encarga de hacerlo sin preocuparse de consultar al interesado. Ser eres, dice el cómico. Y es de lo mas filosófico que se encuentra en estos tiempos en la tele.

Pero lo que nos ha llamado particularmente la atención es como este incidente (bien contado aquí) ha eclipsado el muy lamentable hecho de que en las últimas votaciones de la tarde del pasado jueves (concluidas antes de las cinco, no vayan a creer que se pedía un aguante numantino), tan solo participaron 90 de los 751 miembros de la Eurocámara, o sea, el 12%. Y de lo que nos cuesta esta broma ya les hemos hablado aquí (hacia el final del apunte).

En cuanto a los parlamentarios españoles, que es a los que nos toca pedir cuentas, solo lo hicieron 10 de los 54, resultando especialmente llamativo que entre ellos no figurara ninguno de los electos en las listas del PP. Parece mas apropiado el calificativo de golfos que el de vagos. Da la impresión de ese partido ha consumido su presunto impulso regenerador en el nuevo logotipo. Un diseño que, por cierto, ha sido bastante mal recibido por los especialistas (enlaces: 1 y 2). Quienes no lo somos símplemente constatamos que tiene narices que se les ocurra recurrir a un círculo justo cuando es el simbolismo elegido por Podemos.


En todo caso, no dirán que no es un gesto lampedusiano a tope.

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