El Martes Neológico se ha ocupado esta semana del verbo romantizar, un calco del inglés romanticize que describe la tendencia a idealizar o exagerar experiencias cotidianas para crear una representación distorsionada de la realidad en la que se magnifican los aspectos positivos y se minimizan los negativos. Un artículo de Yamila Moreno Moreno que, en nuestra opinión, incurre por momentos en apreciaciones más bien propias de un libro de autoayuda.
Difícil nos parece que lleguemos a encontrar en esa sección del Cervantes Virtual una artículo sobre el neologismo charo que, al parecer, comenzó a circular en 2011 en Forocoches. El caso es que ha sido el Instituto de las Mujeres el que ha encargado, por un importe que no se ha hecho público, un estudio titulado ‘Análisis del discurso misógino en redes - Una aproximación al uso del término «Charo» en la cultura del odio’ que, desde el punto de vista del análisis del uso de la palabra es muy flojo. Ni una mala gráfica de Google Trends, vamos. Puebla ironizaba ayer sobre las desenfocadas prioridades del Instituto de la Mujer, Jorge Bustos monologó en la COPE sobre la cuestión y Juan Manual de Prada publica hoy Charos de mis entretelas [artículo que propone una larga lista de alternativas].
Con ser preocupante el intento de dominar el lenguaje, más nos lo parece la banalización del odio. ¿De verdad pretenden que utilizar la palabra charo sea considerado discurso de odio? ¿Qué sera lo siguiente?¿Censurar viñetas como la que sigue de JM Nieto (8/3/25)? Lo que de verdad merece la palabra charo es ingresar en el Diccionario.
Pasamos a El País para complementar La punta de la lengua “Va a ir p’alante”, dice un ‘echao p’alante’ que, como de costumbre encontrarán íntegra en el anexo, con algunas aplicaciones humorísticas de la expresión comentada por Álex Grijelmo: Peridis (11/12/24), Ferreres (6/11/25) y Vergara (8/11/25) que, como puede verse, opta por una grafía próxima (en versión sin tilde) a la de los tuits de Miguel Ángel Rodríguez.
Tanto Morten Morland como Guy Venables se han hecho eco de que Oxford University Press ha iniciado la temporada de Palabras del año 2025 con la elección de rage bait, literalmente ‘cebo de ira’, que puede definirse como “contenido en línea diseñado deliberadamente para provocar ira o indignación por ser frustrante, provocativo u ofensivo” (más detalles en The New York Times).


Ángel Idígoras evocó el lunes la leyenda de la victoria póstuma del Cid según la cual, tras su muerte en Valencia en 1099, su cadáver fue montado en el caballo Babieca para hacerle participar en una carga contra los almorávides que, al verle, habrían huido en desbandada.
La leyenda, a todas luces apócrifa, se sustenta tanto en textos árabes como cristianos que son objeto de un detallado análisis en el estudio 'La Leyenda de Cardeña y la Épica de Al-Andalus. La Victoria Póstuma Del Cid' de José Ramírez del Río. Entre las fuentes cristianas destacan la Primera Crónica General (ver Anexo 2) y el Epitafio épico del Cid.
La crisis del fabricante de la cerámica de Sargadelos llevó a Pinto & Chinto a recordar el comienzo del poema Campanas de Bastabales que es recitado en el dibujo por la propia Rosalía de Castro, presentada con un aspecto muy mejorado respecto a la enflaquecida caricatura de 2019 que acompañamos debajo.
El cuento de Blancanieves inspiró esta semana a Idígoras y Pachi, mientras que Los tres cerditos comparecieron en viñetas dedicadas a la peste porcina tanto por Miki y Duarte como por Javi Salado.
El Oso Paddington es un personaje de la literatura infantil creado Michael Bond que debutó en 1958 en el libro titulado Un oso llamado Paddington ilustrado, como los que siguieron, por Peggy Fortnum. La condición de inmigrante de ese personaje que es presentado en el libro como procedente del Darkest Peru le ha convertido en oportuno protagonista de las viñetas migratorias del francés Soulcié (Endurecimiento de la política migratoria inglesa - ¿No tiene visa? ¡Apártese! y nos quedamos los delicosos sandwiches de mermelada) y del inglés Ben Jennings.Cachitos
- Sabíamos que la postura anticorrupción era instrumental: parece además que hubo quien no se corrompió con el poder sino que llegó corrompido de casa. Una de las cosas más molestas es que los chanchullos vayan acompañados de moralina. Daniel Gascón en Chéjov, Ábalos y Sánchez
- Decir “un gran desconocido para mí” de su número 2 es subir la apuesta del “ese señor del que usted me habla” de Rajoy sobre su tesorero, y que Sánchez pueda pronunciar esa frase sin asomo de ironía implica que el vínculo de confianza entre gobernante y gobernado (el suyo, el adepto) ya no se sostiene en la verdad, sino en la necesidad. Manuel Jabois en José Luis, de Valencia
- La verdadera oferta de Sánchez a Puigdemont está en la desesperación y debilidad que mostró: son la invitación tácita a renovar el alquiler presidencial, con el compromiso de reeditar el Pacto de San Sebastián de 1930 entre la izquierda y el nacionalismo, y de culminar la mutación confederal del Estado. Iñaki Ellakuría en Un presidente de alquiler
- El uso espurio de la ley de violencia de género es un fenómeno extendido y un problema social provocado por el mismo Estado que combate otro problema social. Algo inmenso y desolador. Y sospecho que buena parte de la reacción visceral que me cubre de insidias no está reaccionando al dolor de las mujeres que yo no desprecio, sino a la posibilidad de que el estallido de este asunto les cierre el grifo de dinero público. Juan Soto Ivars en Lo que he aprendido publicando un libro sobre denuncias falsas en violencia de género
- Tiene su gracia: en un país donde nos desayunamos casi a diario con las declaraciones de campanudos novelistas y orgánicos intelectuales para quienes el pensamiento y el arte tienen como función «incomodar al poder», aunque ellos no incomoden jamás a nadie, han tenido que ser los asistentes a un congreso judicial quienes rían ante el gobernante que miente a sabiendas. Manuel Arias Maldonado en Propaganda y carcajada
- El pobre recién llegado forma parte aún del programa político progresista y, por tanto, ser pobre peruano o colombiano inspira mucha rabia y revolución, mientras que ser un pobre de toda la vida de Pan Bendito, no. Alberto Olmos en Te están mintiendo, Mohamed
- Ni Ábalos es un experto en nada ni Sánchez un líder que priorice el mérito sobre la lealtad. Insistir en que no conocía personalmente a alguien cuya única credencial era su proximidad a él plantea un puzle casi metafísico. David Mejía en Sánchez conocía la peor parte de Ábalos
- ¿Cuándo pedirán los separatistas vascos —y, por tanto, españoles— perdón al resto de sus compatriotas por haber sacudido el árbol del que han caído tantas nueces provechosas para ellos y tristes calaveras para el resto de los demócratas amenazados por su infamia? Fernando Savater en Acosados y acosadores- Atraviesa el partido de la derecha antisistema un momento dulce compuesto de una amargura generacional y algorítmica. Jóvenes sin curro ni casa, adultos agroenojados con el globalismo, viejos con miedo al reemplazo. Jorge Bustos en De Cortés a Gallardo
- En España, se considera ‘víctima de violencia de género’ a toda mujer que denuncie (o que manifieste que está ‘en proceso de toma de decisión de denunciar’) un caso de violencia de su pareja afectiva, con independencia de lo que luego suceda con esa denuncia. José María Ruiz Soroa en Veinte años VioGén.
PS - Max presenta hoy en El País una vanguardista colección del libros-pulga
Y si hubieran leído la pieza de propaganda 30 años de consenso, en peligro que hoy publica la ministra Elma Saiz en el propio diario El País [un contenido que no está protegido por la barrera para suscriptores], harían bien en leer también los comentarios de Jon González en X.
Anexo 1
Miguel Ángel Rodríguez, jefe de Gabinete de la presidenta madrileña, ha contribuido a la cultura lingüística difundiendo con insistencia oral y escrita la expresión ir p’alante: “El fiscal general va a ir va pá’lante”. “Vais a ir todos pá’lante”. “Begoña va pá’lante; el hermano va pá’lante; Koldo va pá’lante; el fiscal va pá’lante; y Ábalos va mu pá’lante… “. “Tanto Begoña como su marido van a ir pá‘lante”. “Lo que no sabe Pedro Sánchez es que el próximo Pá’lante será él”.
Thomas de Quincey escribió en Del asesinato considerado como una de las bellas artes (1854): “Si uno empieza por permitirse un asesinato, pronto no le da importancia al robo, del robo pasa a la bebida y a la inobservancia del día del Señor, y acaba por faltar a la buena educación y por dejar las cosas para el día siguiente”. Del mismo modo, un periodista que no tiene por qué decir la verdad, según la prueba testifical de Rodríguez, tampoco dará importancia a cumplir con la escritura adecuada para una síncopa (supresión de algún sonido dentro de un vocablo). Vamos, que puede empezar por mentir y terminar por no colocar bien el apóstrofo; se comienza por no consultar a la fuente adecuada y se acaba por no consultar el Diccionario Panhispánico de Dudas.
La extraña grafía del urdidor Rodríguez (él escribe “pá’lante” en sus tuits, con tilde en pá) ha tenido menos aceptación que sus bulos. Los medios reprodujeron al menos tres variantes, casi siempre en cursiva: p’lante, pa’lante y p’alante. Solo esta última es la recomendada por la Ortografía de las academias del español (III. 4.5). Así la han escrito tradicionalmente novelistas y dramaturgos que deseaban retratar a alguien adjudicándole vulgarismos. El mexicano Carlos Fuentes, en La región más transparente (1958), pone en boca de sus personajes las expresiones “p’al norte”, donde está el dinero” y “p’alante y p’atrás”. El español Santiago Moncada, en Siempre en otoño (1993), hacía que Alejandra le dijera a su hermana Elena: “¡Para el carro o m’acatarro!”. Y después: “Coge onda, qu’es la monda”.
“Meter p’alante” se ha venido usando en la jerga policial para referirse al acto de llevar a un detenido al calabozo. Se visualizaba así que el acusado no se limitaba a entrar en la comisaría y prestar declaración en sus oficinas más próximas a la puerta, sino que seguía hasta el fondo. Lo metían p’alante (o p’adentro).
El extendido giro popular p’alante, que también pronuncian personas cultas en conversaciones informales, consta de dos desviaciones de la norma: primero, pa en sustitución de “para”, con supresión de vocal; y después, alante en vez de “adelante”. En algunas ocasiones, la expresión coloquial no admite una alternativa esmerada. Decimos “es muy echada p’alante” (o mu echá p’alante) –como Rodríguez–, pero no surtiría el mismo efecto “es muy echada para delante”.
La síncopa vulgar alante abunda en las narraciones de algunos periodistas deportivos, de quienes sin embargo sería esperable el registro cultivado de la comunicación profesional. Y dicen: “Aceleran los del grupo de alante” (en ciclismo); “falló mucho alante” (en fútbol).
No se suele considerar inculto a quien escribe o pronuncia “p’alante” cuando se ve que lo hace intencionadamente; a quien conocía un registro más cuidado pero prefirió en esa ocasión rebajar su lenguaje; es decir, a quien pudo haber elegido “el fiscal va a ser condenado” y escogió “el fiscal va a ir pá’lante”. Lo curioso es que quien hizo eso, Miguel Ángel Rodríguez, sea el mismo que ha fijado este lema en su cuenta de Twitter/X: “Me entristece el cada vez más bajo nivel de la vida pública española”.




















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