Los juegos de palabras son uno de los mayores retos a los que se enfrentan los traductores, si no el mayor, y pocas veces es factible resolverlos sin recurrir a una nota explicativa. Una solución que raramente es aceptable cuando se trata de un título, por lo que en estos casos pocas veces se consigue emular la brillantez del original.
Uno de los más veteranos de esos quebraderos de cabeza es el
que planteó Oscar Wilde en su obra “The Importance of Being Earnest”. Uno
de los protagonistas de la obra se llama Ernest,
nombre que se pronuncia igual que earnest, vocablo inglés que significa 'formal' o 'serio'. Se trata, pues, de una
homofonía que en su versión escrita cuenta con el refuerzo otorgado por la práctica
habitual en el idioma inglés de utilizar mayúsculas en todas las palabras de
los títulos. Conviene añadir que ese uso no es ortodoxo en español.
La traducción más utilizada en nuestro idioma es “La importancia de llamarse Ernesto” en
la que se prima la conservación del nombre del personaje, oportunamente españolizado,
a costa de perder un doble sentido que, sin embargo, se conserva en propuestas
como “La importancia de ser Severo” utilizada en la versión del
mexicano Alfonso Reyes. La lengua catalana también encontró una solución interesante
con “La importància de ser Frank”
puesto que en ese idioma el nombre «Frank» y la palabra «franc» (honesto) son
homófonos, aunque el precio pagado es que se desvirtúa la virtud aludida porque
honesto no es equivalente a earnest.
El italiano, por su parte, aprovechó que en ese idioma la palabra franco, de significado similar al castellano, también se utiliza como nombre de pila y así resultó “L'importanza di essere Franco”. Nuevamente se cambia la cualidad aludida en el original por lo que, ya puestos, en Italia también se han utilizado títulos como “L'importanza di essere Fedele” o “L'importanza di essere Onesto”, por más que en este último caso se recurra a un nombre propio muy inusual. Lo mismo ocurre en español con “La importancia de ser Franco” que, sin embargo, aporta una interesante nueva dimensión a un doble sentido que pasa a ser triple. En un próximo apunte volveremos sobre estas escasas anfibologías triples.
El italiano, por su parte, aprovechó que en ese idioma la palabra franco, de significado similar al castellano, también se utiliza como nombre de pila y así resultó “L'importanza di essere Franco”. Nuevamente se cambia la cualidad aludida en el original por lo que, ya puestos, en Italia también se han utilizado títulos como “L'importanza di essere Fedele” o “L'importanza di essere Onesto”, por más que en este último caso se recurra a un nombre propio muy inusual. Lo mismo ocurre en español con “La importancia de ser Franco” que, sin embargo, aporta una interesante nueva dimensión a un doble sentido que pasa a ser triple. En un próximo apunte volveremos sobre estas escasas anfibologías triples.
A continuación se ilustra el diferente uso de las mayúsculas en los títulos que hacen el inglés y el español con una versión de la editorial
mexicana Conaculta que tira por la calle de en medio al llevar a la traducción
del título el nombre original del personaje en inglés. La verdad es que nos ha costado encontrar
una edición de la obra de Wilde que no transcribiera el título exclusivamente mayúsculas. Feo
vicio de nuestros editores.
Ya nos hemos referido en otras ocasiones a la intraducible
dilogía contenida en el título de la serie de televisión “Hill Street Blues”. Los títulos cinematográficos, por la amplitud del público al que se dirigen, posiblemente
son el máximo reto. Esto es así hasta el punto de que, en ocasiones, es demasiado tentador buscar
juegos de palabras que no está claro que se pretendieran en el original. Este es en nuestra opinión el
caso de la película “White Men Can't Jump” (Ron
Shelton, 1992) que en Hispanoamérica fue estrenada como “Los blancos no saben saltar” mientras
que en España se optó por el anfibológico “Los
blancos no la saben meter”, una pena que no remataran la faena con el más
correcto (y explícito) meterla.
Hay quien defiende la pertinencia de esa traducción porque, efectivamente, jump tiene un no muy extendido significado de tener relaciones sexuales, que es más utilizado en subjuntivo y, en todo caso, como verbo transitivo (I want to jump fulano o fulana). Aunque el título es una burla que forma parte del diálogo en el que se hace mofa de la insuficiencia del salto del blanco para conseguir hacer “mates” (si bien finalmente conseguirá rematar un "alley-oop"), su uso con ese doble sentido no es patente incluso para muchos espectadores angloparlantes. En todo caso el debate sobre si se pretendía o no el juego de palabras nos llevaría a una discusión tan estéril como dilucidar si un hipotético título “El agujero negro” tiene segundas intenciones. Allá cada uno.
Hay quien defiende la pertinencia de esa traducción porque, efectivamente, jump tiene un no muy extendido significado de tener relaciones sexuales, que es más utilizado en subjuntivo y, en todo caso, como verbo transitivo (I want to jump fulano o fulana). Aunque el título es una burla que forma parte del diálogo en el que se hace mofa de la insuficiencia del salto del blanco para conseguir hacer “mates” (si bien finalmente conseguirá rematar un "alley-oop"), su uso con ese doble sentido no es patente incluso para muchos espectadores angloparlantes. En todo caso el debate sobre si se pretendía o no el juego de palabras nos llevaría a una discusión tan estéril como dilucidar si un hipotético título “El agujero negro” tiene segundas intenciones. Allá cada uno.
Lo habitual ante dobletes intraducibles es decantarse por el significado más
evidente como ocurrió, por ejemplo, en la película “Don´t make waves” (1967). El significado de la expresión "to make waves" es "causar
problemas" o "poner dificultades". En este caso hace referencia a los
enredos que se producen en el triángulo romántico que protagoniza esta película
que transcurre en un típico ambiente playero californiano en el que resulta muy oportuna la referencia a las olas.
El español se quedó bastante solo con su traducción literal "No hagan olas" como podemos ver en un breve repaso comparativo de los títulos en francés ("Como triunfar en el amor sin fatigarse"), italiano ("Despacio, despacio, no agitarse") y alemán ("Los hechos desnudos").
Speech sirve en inglés para referirse
tanto a un discurso como al habla de una persona. La película “The King's Speech” (Tom Hooper, 2010)
narra la relación entre el rey Jorge VI y el logopeda que le ayudó a
superar la tartamudez que tanto limitaba su speech. La película termina con
la famosa declaración de guerra a Alemania de 1939 que fue retransmitida por radio, el discurso más famoso de este monarca, que es el momento de la película a que hace referencia el título utilizado tanto en español como en la mayor parte de idiomas. “El discurso del rey” se centra, por tanto, en una
pequeña porción de la película, bien que medular, mientras que la anfibología
inglesa permite integrar todo el hilo argumental que sigue el guión cual son los problemas de dicción de ese monarca británico.
La expresión “he’s the
man” (es tu hombre) o en primera
persona “i’m your man” quiere decir
que el indicado es la persona idónea para la función que se pretende cubrir. Cuando se fuerza esta frase hecha para referirse a una candidata se mantiene
invariante lo de ”hombre” por lo que pasa a formularse como “She´s the man”. Con ello se crea el
paradójico segundo sentido literal “ella es hombre”, una dilogía muy apropiada para
titular una trama en la que una joven recurre a travestirse para jugar en un
equipo de fútbol. En España se optó por el calco “Ella es el chico” desvelando así la clave argumental, mientras que para quien desconozca la historia el título original hace prevalecer el sentido figurado sobre el literal. Faltó sutileza en la solución utilizada para titular
esta película dirigida en 2006 por Andy Frickman. Algunos otros títulos "revientargumentos" pueden encontrase en nuestro pasado apunte “Picores, comezones, tentaciones y viudos de paja” ).
No es raro que en algunos casos se
opte por mantener el título original sin traducir, como ocurrió en
Francia en la película anterior, no así en Quebec donde hay una notable aversión a los títulos en inglés y se utilizó el literal “L'homme, c'est
elle”.
En España cada vez es más frecuente dejar títulos sin traducir, pero un caso en el que el motivo claramente es la imposibilidad de reproducir un doble sentido es el documental “Spellbound” (2002). Este es un juego de palabras entre "spell" (deletrear) y "spellbound" (fascinado o maravillado) muy oportuno para una película que se desarrolla en uno de los concurso de deletreo que son tan populares en los países angloparlantes. Una consecuencia de que en su idioma no hay como en español una correspondencia unívoca entre la escritura y la pronunciación de las palabras.
En España cada vez es más frecuente dejar títulos sin traducir, pero un caso en el que el motivo claramente es la imposibilidad de reproducir un doble sentido es el documental “Spellbound” (2002). Este es un juego de palabras entre "spell" (deletrear) y "spellbound" (fascinado o maravillado) muy oportuno para una película que se desarrolla en uno de los concurso de deletreo que son tan populares en los países angloparlantes. Una consecuencia de que en su idioma no hay como en español una correspondencia unívoca entre la escritura y la pronunciación de las palabras.
En 1945 ya se estrenó otra película dirigida por Alfred Hitchcock con ese título que no
pretendía entonces ningún juego de palabras con los deletreos. No hay ninguna conexión argumental. En España se estrenó como
“Recuerda” mientras que en Hispanoamérica se utilizó el título “Cuéntame tu vida”. Referencias en ambos casos a la amnesia que sufre el protagonista que no se puede decir que empeoren el original. Y es que los títulos no eran el punto fuerte del "mago del suspense".
El cine español también produce títulos que no es posible verter a otros idiomas con todo su significado. “Opera Prima” (Fernado Trueba, 1980) fue titulada utilizando un juego entre la locución
italiana utilizada por hablantes de muy diversos idiomas para referirse a la
primera obra de un autor, ese era el caso de Trueba, y el punto de partida de un argumento que se desarrolla a partir de un encuentro en la madrileña estación de metro de Ópera del
protagonista (Oscar Ladoire) con su prima Violeta (Paula Molina). La
cinta conservó su título original en la mayor parte de los idiomas en que se
estrenó en los que, evidentemente, no se captaba el juego de palabras. Y es que el español es un de los pocos idiomas que se quedó con la segunda parte del latín "consobrinus primus" que casi todas las lenguas romances, con la notable excepción del portugués, redujeron a variantes de la primera claúsula (cousin, cugino,..., nada que ver con nuestro primo).
Otro reciente reto traductorio de origen español es el que plantea la película de Pedro
Almodóvar “Los amantes pasajeros” (2013). Su última palabra puede interpretarse
como adjetivo, con significado de transitorio, o como el sustantivo que designa
al usuario de un medio de transporte. En inglés habría cabido "The
passenger lovers" para traducirr la primera acepción y "The fleeting
lovers" para la segunda, pero como no había forma de conjugarlas se optó por “I'm
So Excited!” (¡Estoy tan emocianad@!). El juego se mantiene incólume, en
cambio, en casi todos los idiomas romances como el francés (“Les aimants
passagers”), italiano (“Gli amanti passeggeri”) o portugués (“Os Amantes
Passageiros”), mientras que en alemán (“Fliegende Liebende”) hubo que recurrir
a que los amantes fueran “voladores”.
¿Habrá algún lector que sea tan amable de recordarnos algún otro ejemplo susceptible de integrarse en nuestra colección de títulos anfibológicos?
Adenda 10/02/14: Ha sido nuestro fiel colaborador JAJ el primero que ha asumido la petición de colaboración planteada sugiriéndonos "Road to Perdition" (2002) estrenada en España como "Camino a la perdición". Se perdió así el doble sentido del original puesto que la casa de la playa situada a orillas del lago Michigan a la que huye Tom Hanks con su cinematográfico hijo está ubicada en un ficticio lugar al que se dio el oportuno nombre de Perdition. Lo llamativo es que en este caso el juego era perfectamente traducible con el simple recurso a españolizar el nombre del lugar: "Camino de perdición" (nuestro idioma tiene la desventaja de no utilizar mayúsculas en las iniciales de todas las palabras de los títulos, como ya hemos comentado que es habitual en inglés; pero no es problema en un cartel que, como puede verse, está íntegramente en mayúsculas).
La cuestión es, ¿se consideró inaceptable traducir un nombre propio (que no tiene relevancia en la película salvo para crear el juego de palabras)?, peores cosas se han visto, o ¿sería que el titulador no se había visto la película?
Es curioso lo ocurrido en francés. Mientras que en el vecino país también se perdía el doble sentido con "Les Sentiers de la perdition", en el francófono Quebec se optó por "La Voie de perdition" que aprovecha plenamente la homonimia entre la ficticia localidad y la palabra francesa para perdición.
Otra peculiaridad de la adaptación a nuestro mercado es que se consideró necesario hacer pleno uso del gancho taquillero de Tom Hanks dando visibilidad a su rostro en el póster promocional cuando en el original permanece oculto en la sombra. Se creó así una iluminación imposible porque una mínima coherencia habría requerido hacer lo propio con el niño.
Más complicado es el reto planteado por otro nombre propio en la película "(500) Days of Summer" (2009) que evoca un larguísimo verano, una metáfora de un periodo de gozo, pero que, en realidad, es una referencia a la duración de la historia de amor entre Tom (Joseph Gordon-Levitt) y Summer (Zooey Deschanel). Sin alternativa posible para trasladar ese doble significado en España se optó por "(500) días juntos" y en Hispanoamérica por "(500) días con ella".
No hay comentarios:
Publicar un comentario