Como bien se especifica en la nota de prensa de la “Proyección de la Población de España2014–2064” recientemente publicada por el INE,
este organismo estatal venía publicando cada año unas proyecciones de población
a corto plazo (horizonte de 10 años) y cada tres años se hacía pública una a
largo plazo con un horizonte de 40 años que ahora se ha decidido unificar. Así que a
partir de este año está previsto que cada dos años se de a conocer la previsión
del total nacional con un horizonte de 50 años mientras que el detalle por
comunidades autónomas y provincias se realizará con otro de 15.

Por ello, es muy llamativo que no se haga mención alguna al
impacto de la modificación de las citadas hipótesis como hace, por ejemplo, el
servicio estadístico francés que abre una horquilla equivalente a casi el 10%
de la previsión considerada más probable. Parece que nos cuesta asimilar que la
realidad hace tiempo que dejó de ser analizada con criterios deterministas, no
digamos cuando hay humanos de por medio.
Un peligro adicional de estos brindis al sol es la irresistible
tentación que ejercen tanto sobre comunicadores como público que acaban por perderse la oportunidad de apreciar el bosque de interesantes datos que ocultan esos sensacionalistas árboles.
En este caso es notable que solo dos de los periódicos nacionales más leídos tuvieron la sensatez de centrase en las más útiles y creíbles previsiones a
quince años.
Entre esos datos de interés a los que hacíamos referencia resulta
particularmente útil el cuadro de previsión de la evolución de la población por
comunidades autónomas. Como es habitual nuestra querida Asturias aparece en los
puestos de cola con un -8,3% equivalente a una caída de casi 88.000 habitantes. Es sumamente llamativa, en cambio, la pujanza de las comunidades insulares,
las únicas junto con Ceuta y Melilla que se considera que están destinadas a crecer.

Otro gráfico interesante es el que muestra la evolución
prevista de la llamada pirámide de población (cuán pintoresca denominación en
nuestra España actual). Resulta interesante compararla con la de algún país vecino, por lo que recurrimos nuevamente a Francia para comprobar la especificidad española. Obsérvese el
estrechamiento por la base que tan inquietante resulta para el futuro de nuestro país. Esto sí que tiene que darnos miedo. Este mal de muchos (en Europa) tiene muy diversos grados. De paso, ¿conocen vds. las medidas que están adoptando nuestros
gobernantes para evitarlo?
Y es que si hay un gráfico que echamos en falta en la nota del INE es el de la evolución prevista de la "tasa de dependencia" (relación entre la población menor de 16 años o mayor de 64 y la población de 16 a 64 años). Cierto es que los datos están en el documento, así que ya nos encargamos nosotros.
Más nos vale que los demógrafos se equivoquen severamente.
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