Si el pasado mes de julio era una ilustración del semanario The New Yorker la que nos daba pie a
repasar en dos apuntes (primero y segundo) algunas de las portadas protagonizadas por Donald Trump, en esta ocasión es la
cubierta de octubre de la satírica MAD la que de alguna manera nos obliga a dedicar a la aspirante a candidata demócrata una correlativa entrada. Y es que hay que reconocer que Mark Fredrickson ha estado sembrado en
su parodia del cartel de la última entrega de Mad Max que ha convertido en "The
Furious Road to the White House".
Es justo reconocer que la revista americana lo ha bordado, aunque sea a la segunda, ¡vean qué ojos le han colocado a Dª Hilaria! Pero hay que señalar que hubo un intento anterior de remedar el cartel, mucho menos logrado, en que fue la mascota de la revista Alfred E. Neuman el encargado de sustituir a Charlize Teron.
No podemos dejar de traer a este repaso alguna portada de nuestra revista favorita que en su número del 30 de marzo nos obsequió con una colección de “emojis hillarianos” ideados por el gran Barry Blitt.


Vamos a concluir este breve repaso del tratamiento gráfico dado a la candidata con dos portadas de Time. La de enero de este año se bastaba con una fracción de una de sus extremidades inferiores para evocar a esta corajuda señora, mientras que la enero de 2008, inmediatamente anterior por tanto a la última elección de un candidato demócrata, recurría al conocido cliché de la bipartición del rostro (cualquier día de estos les documentamos el abuso de esta composición que hace la prensa).
Un detalle a tener en cuenta es que esa era también la base creativa de una campaña de la promoción de la NBA de la que la prestigiosa revista también copió el lema “solo puede quedar uno”.
Y ya para finalizar, ahora de verdad, no podemos dejar de hacer referencia a las últimas incorporaciones a la colección de Donald Trump. Business Week no ha estado muy original con su copia de una portada que ya hemos visto como fue publicada por People en julio de 1990, mientras que no cabe decir que The Economist haya estado especialmente elegante. A la altura del personaje pues. Y eso que el aspirante republicano hasta ha invitado a
Tampoco nos gusta mucho el disfraz de padre de la patria que le ha colocado al millonario su muy afín New York.
Solución a la cuestión planteada: "We the People...."
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