
Vamos por partes. Lo que es presentada, esta tecnología ya lo fue hace casi un año como es fácil comprobar en las hemerotecas. Sirva como ejemplo la crónica publicada en el Financial Times. Se aprovechó entonces para anunciar la construcción de una torre de pruebas de 240 m. de altura, no ubicada precisamente en Gijón, ciudad que a fin de cuentas ya tiene la de la Laboral, sino en la localidad alemana de Rottweil que quizá les suene porque da nombre a una intimidante raza de perros.
El que sigue es el aspecto que lucía el pasado mes de julio esa construcción que está previsto comience a prestar servicio el próximo año.

Así que el próximo 5 de noviembre lo que se hará en Gijón es una exhibición del modelo creado en el centro de I+D que la multinacional mantiene en esa ciudad. Es posible que se remate con un vino español, o quizá sea alemán, y hasta puede que haya chorizos a la sidra. Pero lo de los ascensores sin cables en todo caso será una re-presentación. Y las pruebas del invento a escala real se llevarán a cabo en Alemania. No pasa nada por contarlo. Pero si pasa por no hacerlo, se llama engaño por omisión.
Congratulémonos, por tanto, de que esa multinacional mantenga en Asturias un importante centro de investigación, sin olvidar que sus buenas ayudas recibió para ello (ver reseña de la inauguración). Pero tratemos de evitar que eso nos conduzca al ridículo, como le ocurrió a los personajes de la película de Berlanga.
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