Comentábamos el pasado viernes como una vez truncada la posibilidad de conseguir la tan ansiada portada de Vogue, la drásticamente reconvertida estrella de Disney Miley Cyrus decidió potenciar abiertamente su faceta mas procaz.
Y en esta recta final del año nuevamente ha sido Terry Richardson el encargado de
inmortalizar para la revista neoyorquina Candy
los, a fuer de reiterados, cada vez menos interesantes despelotes de la
criatura. Nada menos que nueve portadas ha preparado esa publicación dirigida al público interesado en la transexualidad. Les mostramos esas cubiertas sin estrellitas censoras, así que si les ofende la desnudez no
sigan (y es que hasta el pussy rotulado en el body que inicia la serie hemos encontrado censurado por ahí). Y, además, advertimos que esta entrada también es un poco sobaquera. Avisados están.
Dejamos para el final la tapa que nos ha parecido mas Miley o, si se quiere, mas neomadonista (1). Aunque metidos como estamos en plena preparación de los vetustipremios a las mejores portadas del año, ya podemos anticipar que no va a ser posible concederla el codiciado galardón a la "Portada mas axilar" porque la seleccionada en
esa categoría ha sido el número de la revista “The Opéra” que se muestra mas abajo (2). Tampoco va a poder recibir la aun mas deseada “Lengua del año” porque ese premio también está ya adjudicado a Photo Insights de Jim Zuckerman. Así que sentimos no haber tenido la precaución de haber creado el premio a la portada mas glosoaxilar del año donde seguramente habría resultado vencedora como probable candidata única.


Lo que es innegable es que el video promocional de la canción “Wrecking ball” (2013) se ha convertido en un popular cliché que este año hemos visto utilizado en la publicación británica “The Spectator”. Pero esa bola que completa el cacofónico descriptor de la mencionada escenografía como "Miley a su bola en bolas sobre la bola" debe quedar ya para otro día.
(1) Igual este calificativo se entiende mejor a la vista de unas imágenes del posado de Madonna para el fotógrafo norteamericano Lee Friedlander en 1979.
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