jueves, 7 de febrero de 2013

Seguimos con pintadas


Ya está comenzando a entrar en el territorio de la desidia culposa la permanencia de la pintada sita en el Campus del Milán que encabeza esta entrada. En abril hará un año de la muerte en Bilbao del joven de 28 años Iñigo Cabacas por el impacto de una pelota de goma lanzada por la Ertzaintza en los disturbios posteriores al encuentro entre el Athletic y el Schalke 04.

Por muy lamentable que se la desgracia no deja tener un punto de sorprendente el hecho protestado con la de motivos de cabreo autóctonos que hay en esta nuestra Urbs Vetus. Otra circunstancia llamativa es el “arrepentimiento” ortográfico, aunque quizá no se muy propio utilizar aquí un término con un preciso significado pictórico. Un “antes de pe y de be siempre eme nunca ene” habría resonado en un cerebro más añoso del que cabe atribuir al autor. Espero que haya calmado su vergüenza ortográfica y no prolongue su acción correctora a los autobuses de la "Empresa Fernández" que renegó de la eme de empresa para optar por la superior eufonía del pseudoacrónimo Enferbus.


Una primera reflexión que me viene a la cabeza es que quizá no sea siempre bien comprendido el antiguo aforismo “rectificar es de sabios”. Ejercicios como el que nos ocupa dejan claro que en términos de lógica formal rectificar es condición necesaria para aspirar a sabio pero, a la vista está, en ningún caso es suficiente.

Lo segundo que me asalta es una duda, ¿desconocerán los responsables del mantenimiento del patrimonio universitario la "Teoría de las Ventanas Rotas"?  Aunque la tesis de que el descuido de la conservación fomenta la ulterior vandalización de lo descuidado también cuanta con sus críticos, lo que si es improbable es que el esmero en el mantenimiento pueda resultar perjudicial, salvo que usted se apunte a uno de los ¿piropos? más ordinarios que he escuchado  en mi vida: “tienes una piel tan bonita que más que irme a la cama contigo me apetece hacerte una pintada”. En todo caso si tiene curiosidad por saber más sobre el efecto de las ventanas rotas eche un vistazo a este artículo de la Wikipedia. Si se defiende usted en inglés no dude en saltar a la versión en ese idioma que remonta su explicación a la importante contribución del profesor Zimbardo.

Otro riesgo de mantener las pintadas es que en un país propenso a los piques se establezcan intercambios dialécticos que hoy en día deberían encontrar su territorio natural en las redes sociales.



Al menos tenemos que reconocer que nos reafirma la presunción de la condición universitaria del autor de nuestro blanco de hoy la huida del exabrupto del que no es difícil encontrar chocantes ejemplos en este racial país.


Una última consideración que me sugiere la adjunta intervención correctora realizada en una de nuestras calles es que la destrucción de pintadas puede constituirse en sí misma en una técnica de creación de "grafitos". Así que me permito proponer a los responsables de la limpieza urbana la convocatoria de un concurso para seleccionar a unos artistas que armados con mangueras de presión transformen tanta mamarrachada que adorna nuestros paramentos en expresiones artísticas que bien podríamos presentar en la próxima edición de ARCO. Mal se nos tiene que dar para que ello no contribuya a mejorar el estado de las arcas municipales. ¡Venga alcalde, sea usted el primero! que nuestras anteriores apelaciones a Rector y Consejero no han encontrado todavía eco. Para esta primera obra anónima propongo como título "Hombre con pipa". No me diga que no lo ve a la derecha de la "composición" central saliendo de una densa humareda.





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