sábado, 23 de septiembre de 2023

La lengua en la semana 38/2023 (2ª parte)

 

Reanudamos con Peridis el recorrido iniciado esta mañana. Nos ha llamado la atención en su dibujo de ayer que, después de sobrevolar las viñetas de varios humoristas sin llegar a ser mencionado [1], por fin el tamayazo aparezca expresamente citado por primera vez en el humor gráfico reciente. Y a buen seguro que volveremos a encontrarlo de aquí a la investidura de Sánchez.

Un equívoco sobre la palabra "prensa" vertebra la adjunta ironía de Thibaut  Soulcié en la revista  Télérama sobre el posible recurso a la inteligencia artificial para sustituir el trabajo de los humoristas gráficos (Hazme un dibujo prensa / Que sea gracioso / Y relacionado con la actualidad / ¡Magnífico! Enviara a Télérama).

La vista del papa Francisco a Francia ha inspirado numerosísimas viñetas a los dibujantes galos. La multitudinaria misa celebrada en el estadio conocido como Velódromo Orange donde juega el Olympique inspiró a Emmanuel Jarniou la futbolera paronimia "Cuando esté en el estadio llamadme M'pape". Y la retirada del magnate Rupert Murdoch que coloca a su hijo Lachlan, de 52 años,al frente del conglomerado mediático Fox llevó a Banx (Financial Times) a retitular el tabloide The Sun con una filial paronimia.

Tenemos la sensación de que a Ed [Edgardo Carosia] no le hizo mucha gracia nuestra tuitera advertencia de que echábamos en falta un detalle en su magnífica ilustración para el artículo Las máscaras de Neruda de Miguel-Anxo Murado que, por otra parte, es una muy recomendable breve lectura.


Vamos a matizar hoy la algo confusa mención de que el poeta  "llevaba prendida en el traje la Medalla Stalin, bruñida, reluciente como una avispa en verano". Y procede comenzar por recordar que Neruda recibió en 1953 el Premio Stalin de la Paz entre los pueblos instituido en 1949. Un galardón que, tras la denuncia de Nikita Jrushchov de los horrores del estalinismo, fue rebautizado en 1956 (año en el que no se entregó) como Premio Lenin de la Paz entre los pueblos. Y esa segunda versión que se concedió hasta el año 1991 es la que recibieron los tres españoles que cuentan con tal reconocimiento: Pablo Picasso (1962), Rafael Alberti (1964) y Dolores Ibárruri (1964).

Las medallas con la figura de  Stalin como la que recibió Neruda fueron reclamadas y sustituidas, pero desconocemos si el poeta chileno llegaría a formalizar la permuta. Sin embargo, procede advertir que la habitualmente conocida como  medalla Stalin es la que se entregaba con el Premio Stalin creado en 1939 con motivo del supuesto 60 cumpleaños del dirigente soviético (que en realidad cumplía entonces 61). Un galardón otorgado entre 1941 y 1954, se estima que a un total de unos cinco mil ciudadanos rusos (el diseñador aeronaútico Serguéi Iliushin ostenta el récord de haberlo obtenido siete veces), que posteriormente también sería reclamado para sustituirlo por el Premio del Estado de la Unión Soviética establecido en 1966 como principal honor del país hasta ser sustituido en 1992 por ePremio Estatal de la Federación de Rusia. Todo un honorífico galimatías.

Vamos con cuestiones más actuales. El rasgo físico más destacado del rey Carlos de Inglaterra ha propiciado el recurso a los elefantes en algunas de sus caricaturas. Gérald Hermann optó por Babar, el personaje creado en 1931 por el francés Jean de Brunhoff a partir de los cuentos que su mujer les contaba a sus hijos, mientras que el también suizo Alex Ballaman se apoyó en Dumbo. Buen momento para recordar que el largometraje animado de Walt Disney estrenado en 1941 que lanzó a la fama al elefantito volador está basado en el libro de 1939 de Helen Aberson ilustrado por su marido Harold Pearl, aunque los completos detalles de la gestación de la imagen del entrañable personaje son una bastante oscura historia en la que también participa una ilustradora llamada Helen R. Durney  (enlazamos un artículo explicativo en inglés).

Nicolas Vadot aporta la primera viñeta que coleccionamos con la caricaturizada presencia de George Raymond Richard Martin, más conocido como George R. R. Martin o GRRM para sus más devotos seguidores, el escritor estadounidense de literatura fantástica que es autor de la serie de novelas Canción de hielo y fuego adaptada para televisión con el título de Juego de tronos. Y vean como le hace imaginar la inteligencia artificial el dibujante belga.

Proseguimos con JJ Aós, que ayer parafraseaba con manifiesta malicia en Diario de Noticias de Navarra el título de la célebre novela "Guerra y paz" de Tolstoi. Cabe recordar que el asado día 13 Vergara ya le había endosado a González una referencia al GAL, pero bastante menos lacerante.

Encaramos el final del apunte con Ángel Idígoras, que ayer proponía desde su sección del diario Sur una inflacionista versión del Cuento de la Lechera.

En interés de quienes hayan podido quedarse con ganas de más lectura, adjuntamos como anexo El ‘señoro’ Guerra y el aliado Baldoví que hoy publica Ana Iris Simón en El País. Un artículo que complementamos con algunas informaciones adicionales.

Vamos ya con el cervantino colofón de hoy. Y no resulta fácil innovar en las representaciones gráficas del iconográficamente sobreexplotado episodio de los molinos de viento del Quijote, por lo que nos parece especialmente meritoria la originalidad de la ilustración de Ulises Culebro para el artículo de Raúl del Pozo  Palabras resplandecientes [accesible íntegro solo a los suscriptores de El Mundo]. Añadida ha quedado a nuestro recopilatorio de cervantismo humorístico. 





[1] Las presuntas compras de votos detectadas en las elecciones de mayo [particularmente sonada la de Melilla por parte de un socio de Podemos; también hubo sospechas en Mojácar] ya dieron pie a  Fontdevila a evocar en su viñeta del 27/5, aunque sin mencionarlo expresamente, aquel nunca aclarado escándalo con un coincidente desinterés de PP y Psoe en hacerlo.


El propio Fontdevila recuperaba el 24 de agosto el argumento del llamamiento a la defección que Peridis denominaba abiertamente al día siguiente "compra de voluntades". El domingo 27 Ermengol  ya daba al asunto formato de libelo, mientras mientras el dibujante de El País reculaba un tanto respecto a su desafortuado planteamiento previo. Completan la colección la viñeta de Ferreres del 30 de agosto y la reincidente de Fontdevila del pasado día 16.



Anexo

El ‘señoro’ Guerra y el aliado Baldoví

Con frecuencia, no es el qué, sino el quién. Quizá esa es la razón por la cual la malversación es inadmisible cuando la cometen unos, pero no es para tanto si los que sisan son otros


El jueves por la mañana, Alfonso Guerra ironizó en Espejo Público con que Yolanda Díaz se pasaba el día de peluquería en peluquería. Y a Alfonso Guerra le dieron la del atún. Periodistas y opinólogos progresistas, con sueldo y sin él, salieron enseguida a defender a la vicepresidenta y a calificar el comentario de Guerra como machista. Y yo, que creo que el chascarrillo está fuera de lugar, que Yolanda Díaz puede ir a cuantas peluquerías quiera y que además es la política mejor vestida y peinada que tenemos, pienso sin embargo que lo que lo motivó no fue el machismo sino la ideología de la líder de Sumar.

Los estilismos de Díaz no se critican porque sea una mujer quien los porta, sino porque es una mujer de izquierdas —al menos de izquierda sentida, como se dice ahora—, del mismo modo que la coleta y los dientes sin Invisalign de Iglesias, las rastas de Alberto Rodríguez e incluso si me apuras la pana de Felipe no eran objeto de burla por ser ellos hombres sino por el partido en el que militaban. La estética de la izquierda siempre parece ser objeto de burla, por exceso o por defecto. Porque cuando uno dice representar a los parias de la tierra, se le exige incluso un código de vestimenta, aunque nadie sepa con certeza cuál. Si van como unos desarrapados, mal. Si osan vestirse decentemente, peor aún.

El caso es que ese mismo día, a unos cuantos kilómetros del plató en el que Susanna Griso llamó al orden a Guerra, Joan Baldoví perdió los nervios. Fue en las Cortes Valencianas. Resulta que una diputada de Vox que se sienta a su lado estaba riéndose mientras él hablaba, y a Baldoví se le hincharon los cojones. Ni corto ni perezoso, el socio de Yolanda Díaz se levantó de su asiento y, como si fuera un repetidor en tercero de la ESO, o en primero de BUP, que es más de su tiempo, se encaró de muy malas formas con la diputada. Mientras le lanzaba una mirada muy poco deconstruida y le alzaba el brazo, le preguntó “¿de qué te ríes?”. Pero a Baldoví no le cayó la del atún. No, al menos, por parte de los que pusieron el grito en el cielo con el comentario de Guerra.

Sus compañeras de partido callaron en las Cortes, donde ninguna le llamó al orden por enfrentarse de muy malas formas a una mujer. También callaron fuera de ellas, en las redes, o al menos ninguna se había posicionado en el momento en el que me senté a escribir esto. Algunos diarios de izquierdas —de izquierda sentida, como se dice ahora— ni siquiera hicieron noticia del encontronazo.

Con toda la razón del mundo, porque la verdad es la verdad, dígala Agamenón o su porquero, periodistas y opinólogos de derechas se preguntaban en las redes qué habría pasado si el macarra hubiera sido un diputado de Vox, y la mujer reprendida de una manera tan fea, de Compromís. La respuesta es sencilla: tendríamos tertulias, editoriales, artículos de opinión y tuits para tres meses, donde muchos de los que hoy callan calificarían el gesto de machismo intolerable.

Porque con frecuencia, no es el qué, sino el quién. Quizá esa es la razón por la cual la malversación es inadmisible cuando la cometen unos, pero no es para tanto si los que sisan son otros. Y es ese doble rasero, y no ir como un pincel, lo que tenemos que reprocharle a Yolanda Díaz.


Añadimos un enlace, que echamos en falta en el artículo, al vídeo de Balldoví. Y complementamos el comentario sobre la ausencia de toda reseña en los "diarios de izquierda sentida" con un detalle de la rápidamente zasqueada información que ofreció a sus lectores el eldiario.es en sustitución de la ocultada de Balldoví. Hay pocos sectarismos del calibre del que se gasta la tropa de Escolar.


 




3 comentarios:

  1. jajaja pero si me pareció pulgar arriba q me lo advirtieras en tuita (te lo grafiqué).


    por otra parte, volviendo al tema, no puedo hacer nada con la ilustración porque ya está publicada, en todo caso si algún día se re-publica, le pondré una medalla a Don Pablo y otra... a ti ; > )

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    1. La verdad es que lo escribí antes de ver el pulgar y luego se me pasó corregirlo; en todo caso ya ves que es mera excusa para introducir la explicación del cambio de la famosa medalla. Soy muy fan de esos dominicales tan maravillosamente ilustrados (y de cuando suplías las vacaciones de Pinto&Chinto) ¡Gran trabajo!

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  2. gracias, yo también soy muy fan del trabajo q haces aquí (aquí iría un pulgar pero no habilitan)

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