De paso hagamos patria deseando suerte a Madrid 2020 porque este país está muy necesitado de proyectos ilusionantes.
Lo malo es pensar que si finalmente se consigue habrá sido superando la rémora de la absoluta ineptitud para las relaciones internacionales de la Alcaldesa Botella. Y también parece superado. Otro factor indispensable habrá sido que la ciudad haya superado, al menos de momento, el riego de suspensión de pagos al que abocó a la capital de España la megalómana gestión de Gallardón. La que fue inexplicablemente premiada con una cartera ministerial aunque, todo sea dicho, posiblemente a los solos efectos de que el movimiento del escalafón permitiera el acceso a la Alcaldía de la ambiciosa expresidenta consorte.
La misma que ha tomado decisiones tan ponderadas como contratar al golfo de Natalio Grueso cuando tuvo que salir huyendo de Asturias para esconderse de la enormes irregularidades detectadas en el Centro Niemeyer por los acólitos de Paco Cascos, el en otro momento mano derecha del marido de Dª No Me Entero de Nada. Ciertamente no es fácil de entender. Así que si son de los pocos que aún no han visto el esperpento no se lo pierdan, pero no disfruten mucho porque esto, visto al margen de rivalidades políticas, es muy triste:
Qué manera de dar oportunidades para el chiste fácil a gentes tan ecuánimes como José Miguel, el antiamericano de sobrenombre inequívocamente americano. Un comentarista de la actualidad tan crítico tanto con el Gobierno como con la Oposición, eso sí, con el mínimo requisito de que sean desempeñadas por el PP.
Esa televisión objetiva que hace país, pero es sabido que Lara es un simple hombre de negocios que no ha hecho mas que seguir el famoso consejo de Franco: "usted haga como yo y no se meta en política".
Los ingleses tienen una expresión muy gráfica: pass the sick bag. Pues eso.
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