En estos tiempos en los que todas las cadenas de TV te incrustan a modo de noticia, mísmamente tras alguna crónica de sucesos, el anuncio de la serie que van a echar por la tarde, ¡esa ética del periodismo como ha degenerado!, no será tan inaceptable que hoy tratemos un poco sobre nosotros, Emulamos así al personaje al que pidieron que hablara de algo interesante.
No es el caso, no llega a tanto nuestro ego que más bien es un eguito, pero queríamos celebrar de alguna manera el hecho de que esta es la ducentésima entrada de este cuaderno digital nacido el pasado 14 de enero. Así es que resulta, querido visitante, vamos a ir tomándonos algunas confianzas, que está leyendo el apunte que en numerales romanos se transcribe como CC, letras que también valen para encabezar la lista de destinatarios adicionales de los correos electrónicos. Terrorífico invento ese "con copia" (en propiedad la abreviatura procede del inglés carbon copy), hasta el punto de que, entre otras formas limitativas barajadas, algunas empresas se han planteado cobrar a sus empleados por cada uso que hagan de ese campo que es el gozo de los burócratas.
Pero el uso por excelencia de cc es a modo de abreviatura de los centímetros cúbicos, por más que también lo sea de las comisiones apellidadas obreras que ya les tenemos contado que no hacen buen gentilicio. Las citadas unidades equivalentes a un mililitro son las que habitualmente utilizamos para medir la capacidad de las cámaras de combustión de los motores, no todas cilíndricas por cierto, así que en propiedad no todos los coches tienen "cilindrada", porque aunque el invento carece actualmente de uso comercial también existen motores rotativos, más conocidos por el apellido de su inventor Felix Wankel. De hecho, un coche equipado con una versión del mismo, el Mazda 787B, llegó incluso a ganar las famosas "24 Horas de Le Mans" en 1991.
También hubo un conjunto musical que utilizó los centímetros cúbicos como denominación, 10 para ser exactos, pichen aquí se desean escuchar su famoso "I´m not in love", una canción que triunfaba mientras el franquismo agonizaba muy literalmente, mientras prosiguen con la lectura de nuestro "tiabertismo" (*) de hoy. Los componentes de "10 cc" cultivaron la teoría (véase entrevista en la revista Pulse, en inglés Ana) de que se trataba de una referencia al volumen de una eyaculación, pero aparte de que el inventor del nombre, que fue el productor discográfico Jonathan King, ha desmentido esa teoría que sustituye por la visión de un cartel en un sueño, sería una fantasmada porque pocas ejaculatios humanas de tal "cilindrada" se han visto. La Wikipedia discrepa, como tantas veces, en sus diferentes versiones idiomáticas. Así la francesa cifra su volumetría entre 2 y 6 ml., mientras que la española lo deja en un más escasa horquilla comprendida entre 1,5 y 5. Sólo la versión inglesa alcanza en sus enseñanzas la mítica cifra de los 10 ml. en un pintoresco rango que arranca en un exiguo 0,1. Dos gotitas, porque aprovechamos para informarles de que una gota de agua cubica unos 0,05 cc. Claro que como en esto interviene la tensión superficial ese volumen varía en los diferentes fluidos, así que lo de no echar ni gota es una expresión un punto imprecisa.
Añadamos que entre las tesis doctorales que están pidiendo autor está alguna que se ocupe de realizar un análisis comparativo de las diferentes versiones idiomáticas de la citada Wikipedia. Un inventario del saber tan útil como necesitado de mejoras en el que hay numerosos artículos con clamorosas incoherencias. El estudio de las "wikincoherencias" es un campo llamado a tener un gran desarrollo, díganselo a sus hijos si los tuvieren por aquello de que se busquen un futuro y, si conocen alguna pieza destacada, no duden en mandárnosla, que andan vds., sras. y sres. lectores, muy callados. Hasta hemos quitado la limitación de que solo sean los usuarios registrados quienes disfruten (perdón por la inmodestia) de la posibilidad de hacer comentarios. No se aprovechen del anonimato.
Parece mentira que esté tan abandonado ese análisis wikipédico cuando hay estudios para casi todo. Fíjense que hace unos días hemos dado a través de "El Confidencial" con el sesudo "Playboy Playmate Curves: Changes in Facial and Body Feature Preferences Across Social and Economic Conditions" realizado en 2003 por los profesores Terry F. Pettijohn II y Brian J. Jungeberg del Merchyhurts College de Pennsylvania (enlace al texto íntegro, en inglés Ana). Menuda excusa para que tu universidad te compre la colección del Playboy. Y todo para llegar a la conclusión de que a más crisis las playmates son más flacas. Véan gráficamente la, para los autores, clarísima correlación:
Y 64 referencias bibliógraficas que se marcan para un artículo que no llega a completar 12 páginas (y eso que una y media es de bibliografía). Los desvaríos del mundo académico. Añadimos un link para quienes deseen realizar un personal análisis del extraño caso de punto etiquetado con el año 75, el mismo en el que triunfaba la canción antes enlazada, una época en la que es patente que tanto tatuadores como depiladoras tenían mucho menos trabajo que hoy en día. Por muy políticamente correctos que sean nuestros improbables lectores coincidirán con nosotros en que hay más tatuadores que tatuadoras y más depiladoras que depiladores. Gilipollas hay casi tantas como gilipollos.
Aunque podríamos seguir desarrollando el título de hoy vamos a dejarlo aquí porque ¡ay señor, qué malo es el alcohol (al día siguiente)! Y Oviedo en fiestas.
Para evitarles innecesarios golpes de índice también llamados "clics" les participamos que consideramos improbable que mañana, día de nuestro Santo Patrón Mateo, se produzca algún apunte en este blog.
(*) Ya saben los lectores veteranos la ilusión que nos haría insertar, incluso ensartar, algún palabro en el lenguaje coloquial. Aunque solo fuera en la jerga de algún pequeño grupo como el de los hablantes de klingon o el de los catalanes que recuerden la cuestación realizada en Madrid para ayudar a costear la reparación de los daños producidos por las inundaciones ocurridas en la cuenca del Llobregat en el año 1962.
Ya lo tenemos intentado con digimpú (en primera instancia corazoneta) y vinedia, aunque en esta última ya eramos conscientes de la dificultad de competir con el "que se joda" que hemos visto utilizado incluso en el Congreso por una diputada popular que ahí sigue por los huevos de su padre. Encantadora secta el PP en la que el mérito lo es "casi" todo. No seamos tan negativos, al menos en Mijas tienen un alcalde con buenos reflejos.
Volvemos ahora a la carga con "tiabertismo", vocablo acuñado en honor de la finada Tía Berta que tenía la facultad de divagar refiriéndose a todo tipo de cosas mayormente inconexas con lo que se pretendiera tratar con ella. Somos conscientes de la fuerte competencia de "braserismo" (de Roberto, el del inacabable espacio meteorológico de A3; palabra con un matiz peyorativo) que, además, cuenta con la inestimable colaboración de su muy afín "dar la brasa". Una variante de esas prácticas es el "adanyevismo" que consiste en remontarse en busca de antecedentes que no tienen ninguna relevancia en algún asunto del que surja la oportunidad de ocuparse.
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