No son pocas las veces en que estamos mas de acuerdo de lo que parece. No es descabellado pensar que, en última instancia, todos somos partidarios del llamado derecho de autodeterminación. Lo que pasa es que nos cuesta en ponernos de acuerdo en la identidad del sujeto a que se refiere la partícula auto. Parece claro que a pocos españolitos les gustaría que llegará un expansionista Hitler a dictarnos las leyes que debemos cumplir, luego parece que como españoles somos partidarios del derecho de autodeterminación. Hemos dado con nacionalistas españoles, podría pensar algún despistado visitante novato. Siga leyendo, hombre o mujer.
Andan ahora empeñados diversos políticos catalanes en convencer a los ciudadanos de esa Comunidad de que toca ejercer ese derecho que unilateralmente han decidido corresponde a la circunscripción electoral catalana. Resulta muy notorio que el sentido práctico ha obligado al nacionalismo catalán a moderar un poquito sus pretensiones y así es que hace tiempo que no oímos hablar de los Països Catalans, con posesiones hasta en Cerdeña, que hasta hace nada no había manera de sacar del discurso de cualquier portador de la estelada. Pura aritmética demoscópica, en esa circunscripción las cuentas no tienen ninguna posibilidad de salir, luego toca cambiar el enfoque.
Los Països Catalans donde ahora no toca referendum. Estos, de momento, sólo para vender libros |
Esta perversión de la democracia que es la elección interesada de la circunscripción tiene una gran tradición en Estados Unidos donde incluso cuenta con la denominación gerrymandering. Y es que por mucho que cambiemos de tema al final topamos con alguno de nuestros queridos epónimos. La palabra gerrymandering es un "portemanteau" creado a partir del nombre de Elbridge Gerry, el que fuera gobernador del estado de Massachusets a principios del siglo XIX, y de la palabra salamander por las formas asimilables a una salamandra de los distritos electorales que creó para beneficiarse de esa trampa. La que sigue es la pinta que tenía el invento en una caricatura realizada por Gilbert Stuart que fue publicada en "The Boston Gazette" en marzo de 1812:
Lo curioso es que el meollo del particular gerrymander catalán se ubica en el minúsculo 0,5% del territorio de esa Comunidad Autónoma que concentra casi un tercio de su población. ¿Estos por qué no tendrán derecho de autodeterminación?
A fin de cuentas si Cataluña tiene "enclavado" en Francia el municipio de Llivia, les será perfectamente comprensible que España pueda tener enclavada una ciudad, pongamos Barcelona, en su pretendido territorio independiente. Si el mundo vivió con un Berlín enclavado en la Alemania satélite de Rusia, podrá hacerlo con esta nueva realidad, al menos hasta una futura reunificación de la hipotética España sin Cataluña (a la que habría que buscar nombre porque eso ya no sería España) y la Cataluña ex Barcelona.
A fin de cuentas si Cataluña tiene "enclavado" en Francia el municipio de Llivia, les será perfectamente comprensible que España pueda tener enclavada una ciudad, pongamos Barcelona, en su pretendido territorio independiente. Si el mundo vivió con un Berlín enclavado en la Alemania satélite de Rusia, podrá hacerlo con esta nueva realidad, al menos hasta una futura reunificación de la hipotética España sin Cataluña (a la que habría que buscar nombre porque eso ya no sería España) y la Cataluña ex Barcelona.
Hacemos un llamado (a ver si así pasamos por sudamericanos y no parecemos españolazos): por favor, que alguna de las muchas fundaciones dedicadas a los estudios políticos tenga la bondad de pagar a este caballero un viaje a Alemania para que pueda iniciar su tesis doctoral "Diferencias entre el estado de los autonomías español y otras naciones de carácter Federal". También cabe que le concedan una extensión a Suiza pero el viaje a EEUU, con el siempre incómodo cambio de hora, pueden ahorrárselo. Al final, siempre la misma pregunta: ¿de donde sacan a estos tíos?
Concluyamos con la opinión de que en este caso parece que, como en casi todo, al gobierno de Rajoy le faltan redaños por no utilizar los poco políticamente correctos huevos. Si es evidente que la legalidad le obliga a respetar la Constitución, actúe como eficaz guardián de la misma y adelántese a los nacionalistas preguntando a todos los españoles si desean promover un cambio constitucional que haga posible la independencia de Cataluña. Y luego haga lo que le manden los españoles, incluidos los del Barcelonés.
Y recuerde a Felipe Gonzalez, hay que tener mucho cuidado con la formulación de las preguntas. Su patria y muchas importantes empresas catalanas se lo agradecerán.
Nota final: es de justicia recordar que el título de hoy es tributario del lema utilizado por Clinton en su campaña electoral de 1992 que le llevó al triunfo sobre Bush padre. El autor de ese clásico de la cultura política americana fue James Carville.
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