Confirmado: la culpa es de 17 desalmados
Que gran ocasión desperdiciada, la de ayer, para que los numerosos políticos asistentes a la bastante desenfocada manifestación convocada por las Víctimas del Terrorismo pidieran perdón por las insuficiencias de su actuación legislativa, podría haber sido algo así como "asumimos que hemos llegado a esta situación porque no hemos hecho bien nuestra labor y pedimos perdón por ello". Con un poco de mala leche hasta se podría haber convertido en un "no supimos convencer al resto de partidos de que su falta de apoyo a nuestras Proposiciones de Ley podía traernos hasta aquí". Y es que no lo tenían tan difícil los numerosos dirigentes del PP presentes, ya es sabido que el PSOE decidió no acudir, porque como se sintetiza en la adenda del apunte dedicado a esta cuestión la semana pasada, la izquierda política fue la responsable básica de tomar las decisiones sobre lo que se publicaba en el BOE durante los años en que los asesinos de Eta se ponían morados de sangre. El diario El País publicaba ayer una interesante síntesis histórica de la actividad legislativa relacionada con la redención de penas. ¡Cómo iba a tratar la Democracia peor a los terroristas que Franco a los Rojos! Pues de aquellos polvos estos lodos, no miren hacia Estrasburgo. El citado artículo periodístico nos recuerda, por ejemplo, las palabras de Manuel Fraga en la sesión que aprobó la segunda investidura de Felipe González: "El marco legal no es suficiente. Vamos a proponer que se
modifiquen reglas del Código Penal para que no se puedan aplicar medidas de
gracia para los delitos de terrorismo y conexos que deben cumplirse día por día". Pero éramos tan generosos, tan comprensivos, tan negociadores, aunque alguna baza de esa partida se llamara GAL. Y ahora pretendíamos que todo aquello nos lo arreglaran unos jueces europeos.
También el blog de Santiago González hace una vez mas una portentosa exhibición de memoria y sentido de la oportunidad al recordarnos las palabras de un diputado del PNV, da igual cual porque son bastante clónicos, justificando lo cansino que le resultaba tener que rechazar por cuarta vez una proposición popular sobre ese particular. No se pierdan tampoco la cita de una intervención de 1991 del entonces bastante silente diputado Rodríguez Zapatero. Ya apuntaba maneras este actual asalariado del Consejo de Estado que se permite contestar a la preguntas de una periodista con un "lo cuento en mi libro". Esto no es mucho menos humillante que lo ocurrido con los etarras.
Ya ven por qué decíamos que los del PP tenían cositas a las que agarrarse, aunque de puro vagos tengan que ser algunos periodistas los que preparen las explicaciones, pero el mantra oficial es que la culpa es de 17 desalmados. Quizá porque son conscientes de lo peligroso que es incitar a la gente a que dirija su mirada hacia tí, no vaya a ser que a partir de ahí sigan escarbando en el origen de las insuficiencias de las leyes que se pusieron en manos de los jueces para castigar a los terroristas.
Aun así, no queda mas remedio que reconocer que, por mas que el dolor sea una conocida causa de ceguera, en este triste asunto las Asociaciones de Víctimas han estado muy desenfocadas con su irreflexivo empeño en cargar contra los Jueces del Tribunal de Derechos Humanos que, recordemos, ha sentenciado en lo fundamental con un enorme grado de consenso. Desengáñense cuando el dolor y la ira (esperemos que en 1ª acepción) se lo permitan, pero tantos jueces y tan selectos, además de tan diversa extracción nacional, no pueden estar equivocados. Están vds. dirigiendo la vista hacia el sitio inadecuado, claro que aquellos a los que tienen que mirar están encantados de que así sea, por lo que, de paso, se afanan en fomentar esa desorientación. Personifiquemos en uno de los que ha estado mas estúpidamente locuaz: González Pons, al menos en esto, ¡por qué no te callas!
P.S.- No está confirmado que la ausencia de Rajoy fuera debida a una ligera resaquilla consecuencia de su asistencia a la boda del hijo del empresario que acaba de dar un Premio de 150.000€ a la exministra de Cultura, la revelación literaria de la década. Este forrado seguidor de D. Pío (el de "hemos ganado pero todavía no sabemos quienes") ni siquiera tuvo el pudor de esperar a que la susodicha dejara de cobrar la correspondiente cesantía. ¿Deben de ir los Presidentes del Gobierno a las bodas de los hijos de empresarios a los que no consta les una amistad personal?
Por cierto que, ¡vaya arrestos hay que tener para ser jurado del Planeta! ¿Alguien dijo que la sociedad civil iba a encabezar la regeneración moral de este país?
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