martes, 26 de febrero de 2019

Periodismo tramposo, un serendípico emparejamiento y un final pegote fotográfico


Objetivo plenamente conseguido, al menos con nosotros, que caímos atrapados por el señuelo. Nos referimos al de Dª Luz Sánchez-Mellado, que colocó el connotador palabro empotrador en el titular de su entrevista a María del Carmen Rodríguez del Álamo. La escritora más conocida por su pseudónimo literario Megan Maxwell. Así quedó el eficaz cebo:



Pero cuando se lee el texto, queda claro que es la entrevistadora quien decide introducir el término, sin que se pueda descartar la deliberada intención de generar un titular preconcebido. Aunque cierto es que el "claim" no es ajeno a la prosa de la entrevistada y, a título de ejemplo, está presente en una frase de la escena final del libro ‘Yo soy Eric Zimmerman‘ (Planeta, 2017). Un fragmento en el que la finalmente casada con quien fuera su acosador, resume su deseo con un sincero “Quiero a un ‘iceman’ empotrador”.

El titulador truco se gesta por medio de un comentario con el que, manifiestamente, se redirige el discurso de la entrevistada. Así funciona la cosa: 

Maxwell - El problema que hemos tenido siempre las mujeres es que los hombres han decidido cómo y dónde, y hoy el problema para ellos es que nosotras no solo decidimos cuándo, sino sobre todo cómo.

Sánchez-Mellado - ¿Y eso les tiene descolocados?

M - Mucho. Les descoloca que las mujeres les digan me gusta esto y esto no. Les acojonamos un poco, se acobardan por si nos da por comparar. Están acostumbrados a ser ellos quienes manejen.

S-M - Lo cual no significa que no nos guste el prototipo 'empotrador'.

M - En el sexo a todas nos gusta un empotrador, en el sentido de un hombre activo, fogoso. Igual que a ellos les gusta una mujer activa y fogosa, llámala también empotradora, si quieres. Intento que en mis libros ambos lo sean. Mis heroínas no son sumisas.

Lamentable forma de hacer periodismo, en nuestra modesta opinión. Dime lo que quieras, que el titular ya lo traigo yo precocinado. Ya nos gustaría saber cuanto le ha gustado a la entrevistada ver reflejada así su reflexión sobe el empoderamiento femenino. 

Pasamos a enjuagarnos las neuronas más encochinadas con el serendípico emparejamiento anunciado en nuestro título. En el CLIPDA CCLII: Olympia de Manet (2ª parte: humor del siglo XIX) incluíamos un detalle del busto de Victorine Meurent para acompañar las explicaciones sobre los adornos que luce. Y se nos ha hecho feliz coincidencia que la búsqueda de una imagen de calidad de una portada de Nicole Meyer que puede verse en Revistas de febrero (4ª parte): más publicaciones sexys, nos trajera aparejada una foto de esa modelo sudafricana en la que luce un similar engalanamiento floral. Un hibisco que nos recuerda que la flor del cuadro de Manet, habitualmente identificada como orquídea, siguiendo a Theodore Reff, es objeto de sesudos debates sobre otros tipos de flores que también pudiera ser.

 

Enjundiosa polémica la que se deriva de tan aparentemente menor detalle, por cuanto la intensa hibridación practicada durante decenios, ha provocado que algunas flores, como en este caso pueden ser las camelias, tengan hoy en día un prototípico aspecto bastante diferente del que tenían entonces.

Y a partir de ahí se abre otro interesante debate. El de los simbolismos alternativos que, en el caso de la postulada opción, indicaría en aquel entonces, a partir del exitoso drama de Alexandre Dumas 'La dama de las camelias', la fidelidad a un solo amante. Misterios de Olympia.




El pegote: adosamos a esta entrada dos piezas de la prometedora galería de retratos que va conformando la actualidad. Todo un expresivo relato psicológico. 

 





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