Hemos reunido tres noticias recientes a modo de reflexión sobre las disfunciones de los muy dispares e incoherentes regímenes sancionadores a que estamos sometidos.
¿Fue el escaso precio del "mecherazo" determinante para que un tarado decidiera ir unos cuantos pasos mas allá dos días después?
¿debería vincularse esas sanciones a la colaboración en la identificación del infractor para evitar la sensación de que es fácil salir impune (algo muy difícil si quienes te rodean se sienten involucrados)?
¿cómo debe ajustarse la evidente desproporción en las cuantías de la sanciones? Recordemos que pegar un anuncio en las calles de ciudades como Barcelona puede salir hasta por 750 euros (por cada ejemplar colocado). Como diría un castizo "un ojo de la cara" que, ya se ve, hasta podría ser de Cristiano Ronaldo. Bueno, ya se ve que este ojo podría salir algo mas barato.
Adenda 20/2: no ha tardado en aparecer un nuevo y patético ejemplo del desvarío sancionador en que vivimos: 2.000 euros por mostrar un mensaje de apoyo a la lucha contra el cáncer. Y este desvarío, cierto que en aplicación de un Reglamento del que no son autores, pero algún resquicio habrá para relajar su aplicación, es obra de un catedrático y dos abogados del estado en excedencia, curiosamente ambos notorios "hijos de" (el fallecido político Alfonso Osorio y el "meapuntoaloquesea" Mayor Zaragoza; detalles aquí).
Creemos que el añadido merece un pequeño retoque del título.
Aviso de actualización: aprovechando una segunda y bastante desmitificadora adenda realizada al apunte "El Club Honey Rider" lo hemos etiquetado con esa característica. Dicho queda por si les apeteciera volver sobre tan refrescante cliché.
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