Es agradable constatar como ha caído el desuso el perfectamente prescindible anglicismo "scoop" que los periodistas más currutacos aplicaban, más que aplican, a ciertas primicias informativas. Merece la pena que rescatemos la palabra para definir el espectacular fruto del periodismo de investigación que ha sacado a la luz nuestro, a fuer de único, querido periódico local La Nueva España: ¡como se iba a poder ser Papa sin tener vínculos con Asturias!
Fte.
¡Que sería el mundo sin la aportación de la pequeña gran Asturias! Si creen que esta noticia resulta excesivamente localista, nos permitimos advertirles que estas ridículas exaltaciones de lo autóctono ocurren en los lugares más inesperados y quizá esté a punto de anidar junto a sus casas. ¡Pónganse en guardia!
No hace tanto que les contábamos como el hijo venezolano de un leonés y una asturiana era convertido de oficio en astur-venezolano por ese mismo diario, así que, por más que todavía no hayan sido capaces de aclararse sobre cual es el vínculo de su santidad con esta depauperada región desde la que les escribimos, quizá no tardemos en ver impresa la expresión "el Papa asturargentino". Ayer el asunto dio para llenar toda la contraportada.
Con estas menudencias tienen que conformarse las pobres autonomías de segundaoquizátercera que no pueden ni soñar con celebrar un congreso de telefonía como el de Barcelona, 80.000 visitantes oiga (este cómputo si parece que está bien hecho y no se confunde, como es habitual, visitantes con visitas). Así que nosotros, que somos muy de echar cuentas, dividimos los 350 millones en que un ignoto alguien ha cifrado el impacto económico de ese encuentro de tremebundo eco mediático, y nos sale que cada visitante va a gastarse más de 4.000 euros. ¡Joer con la telefonía!
Intuíamos que es un buen negocio, pero no tanto. En todo caso aquí hay algo que no cuadra, porque aunque visitantes son los flamantes presidentes de Facebook o de Whatsapp, que menudas suites gastarán, también lo son el que no dio la mano al Príncipe por un quítame allá un supuesto derecho a votar. Ese seguro que dormía en casa, probablemente junto a una parienta un poco rutona (más en el sentido castellano del término que en el asturiano, aunque quien sabe). Lo mismos que otro montón de personajes secundarios que en los tiempos que corren no creemos que estén para semejante dispendio per cápita. No olvidemos que la cifra proclamada es el 0.35% del pib español. O sea, que si no se celebraran los cuatro días del tal World Mobile Congress poco menos que España volvería a la recesión. Demasiée.
Suponemos que estos disparates valorativos (ya hemos comentado algún otro aquí) no tienen otro objetivo que justificar las ingentes subvenciones que reciben estos actos con los que se invita a sacar pecho, porque BCN se impuso a un montón de ciudades. Lo que nadie nos cuenta es cuanto dinero ponían sobre la mesa los derrotados. Aquí parece que la cosa sale a 18 millones de euros anuales (fte.) de dinero público. Por cuatro días, recordamos. Vaya usted a las autoridades de Las Vegas a pedir una subvención para una feria como el CES, por ejemplo, que es la más importante del mundo en el campo de la electrónica y verá como se descojona un americano. Pero aquí hay que subvencionar fuertemente hasta los segmentos de la industria más rentables del momento. No digamos si, además, se crea un púlpito para que algún molt honorable proyecte su imagen por el mundo.
Como andamos metidos en una especie de jornadas de homenaje a Mingote y lo de hoy va de localismos, vamos a concluir con una adaptación de un chiste del gran humorista.
No hace tanto que les contábamos como el hijo venezolano de un leonés y una asturiana era convertido de oficio en astur-venezolano por ese mismo diario, así que, por más que todavía no hayan sido capaces de aclararse sobre cual es el vínculo de su santidad con esta depauperada región desde la que les escribimos, quizá no tardemos en ver impresa la expresión "el Papa asturargentino". Ayer el asunto dio para llenar toda la contraportada.
Con estas menudencias tienen que conformarse las pobres autonomías de segundaoquizátercera que no pueden ni soñar con celebrar un congreso de telefonía como el de Barcelona, 80.000 visitantes oiga (este cómputo si parece que está bien hecho y no se confunde, como es habitual, visitantes con visitas). Así que nosotros, que somos muy de echar cuentas, dividimos los 350 millones en que un ignoto alguien ha cifrado el impacto económico de ese encuentro de tremebundo eco mediático, y nos sale que cada visitante va a gastarse más de 4.000 euros. ¡Joer con la telefonía!
Intuíamos que es un buen negocio, pero no tanto. En todo caso aquí hay algo que no cuadra, porque aunque visitantes son los flamantes presidentes de Facebook o de Whatsapp, que menudas suites gastarán, también lo son el que no dio la mano al Príncipe por un quítame allá un supuesto derecho a votar. Ese seguro que dormía en casa, probablemente junto a una parienta un poco rutona (más en el sentido castellano del término que en el asturiano, aunque quien sabe). Lo mismos que otro montón de personajes secundarios que en los tiempos que corren no creemos que estén para semejante dispendio per cápita. No olvidemos que la cifra proclamada es el 0.35% del pib español. O sea, que si no se celebraran los cuatro días del tal World Mobile Congress poco menos que España volvería a la recesión. Demasiée.
Suponemos que estos disparates valorativos (ya hemos comentado algún otro aquí) no tienen otro objetivo que justificar las ingentes subvenciones que reciben estos actos con los que se invita a sacar pecho, porque BCN se impuso a un montón de ciudades. Lo que nadie nos cuenta es cuanto dinero ponían sobre la mesa los derrotados. Aquí parece que la cosa sale a 18 millones de euros anuales (fte.) de dinero público. Por cuatro días, recordamos. Vaya usted a las autoridades de Las Vegas a pedir una subvención para una feria como el CES, por ejemplo, que es la más importante del mundo en el campo de la electrónica y verá como se descojona un americano. Pero aquí hay que subvencionar fuertemente hasta los segmentos de la industria más rentables del momento. No digamos si, además, se crea un púlpito para que algún molt honorable proyecte su imagen por el mundo.
Como andamos metidos en una especie de jornadas de homenaje a Mingote y lo de hoy va de localismos, vamos a concluir con una adaptación de un chiste del gran humorista.
Nota para visitantes foráneos: asumimos que nuestros lectores están al corriente del fomento institucional del desplazamiento de la figura de los Reyes Magos por el Olentzero que se ha producido en el País Vasco y Navarra. No vaya a parecer que tildamos de brutísimas a las (probablemente al borde de la extinción) sirvientas vascas.
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