Comenzamos este habitual repaso sabatino de la semana lingüística, en el suplemento Verne de El País. En el mismo nos ha parecido interesante el artículo 23 palabras que llegaron al diccionario después de ser marca registrada que desarrolla un tuit de Enclave Rae (posteriormente complementado con 17 palabras más por Miguel A. Román).
Pero nos ha sorprendido que los servicios de la Real Academia no aborden esa cuestión con un poco más de sistemática, máxime cuando cuentan con útiles herramientas que hasta ponen a disposición del público por una módica cuota, que nosotros pagamos con gusto ¡Suscríbanse a Enclave Rae, que los custodios de la lengua andan mal de perras! Y no han sido de los afortunados beneficiarios por el maná de los Presupuestos. Tener contentas a las gentes del cine da más votos.
Pero abordar el marquista asunto anterior requiere varios enteros apuntes que comprometemos iniciar la semana próxima. Anticipamos que las voces que tienen asignada la etiqueta marca reg. en su nota etimológica ascienden a 134, seis de ellas recogidas con doble grafía, por lo que las marcas-étimo son 128, de las cuales 31 tienen un uso restringido a países de América. Pero hay unas cuantas más sin la citada etiqueta que, lamentablemente, a efectos de sistemática de cómputo, no se viene utilizando en voces recientemente admitidas. Así ocurre en tuit, donde la referencia al marquista origen está en el texto de la definición. No facilitan el análisis los custodios del lenguaje.
Cambiamos de asunto para señalar que en el propio suplemento Verne encontrarán La vida empuja a la lengua: de señora a señoro, un espléndido artículo de Lola Pons Rodríguez sobre la evolución histórica de la palabra señor. No dejen de leerlo porque trata cuestiones de género de vibrante actualidad.
Pone como ejemplo un texto de uno de sus articulistas preferidos, quien, tras afirmar que determinado actor “merece ser colgado”, añadió un aclaratorio “metafóricamente, todo hay que advertirlo”. Peor se nos hace el literal significado que pretende dar a una habitual expresión coloquial la adjunta madre que vive un penoso extravío entre desbordadas emociones y malos consejeros (enlace a la noticia).
Mira que se nos ocurren neologismos sobre los que nos gustaría ser ilustrados antes que esa rosa mosqueta que ha elegido esta semana la específica sección sobre la materia del Centro Virtual Cervantes.
En propiedad, la propuesta de Elena Battaner Moro es que se añada una acepción a la voz mosqueta con el significado de 'aceite o el producto derivado del fruto de la rosa moschata o rosa almizcleña'. La también conocida como mosqueta blanca, que es muy apreciada en perfumería. Una especie cuya variedad silvestre se denomina escaramujo, mientras que el fruto, en alusión a sus propiedades astringentes, recibe el nombre de tapaculo. Lenguaje menos dado al eufemismo que el actual.
En esa línea que tanto se lleva, nos ha llamado la atención el gazmoño 'trabajadoras del sexo' que ha utilizado La Nueva España para referirse a quienes más bien son delincuentes del sexo (presuntas, of course) ¡Qué manera de mortificar a la ministra Valerio que anda desindicalizándolas!
Nos vamos a Fundéu, que propuso el lunes utilizar volante, o las más genéricas propaganda y publicidad, como alternativas al anglicismo flyer. Y en relación con el uso que asimismo tiene esa foránea palabra para hacer referencia a otro tipo de material gráfico utilizado con fines publicitarios, proponen recurrir, en función del contexto, a palabras como folleto, arte final, imagen (en redes sociales), cartel, afiche o póster.
En el siguiente apunte desaconsejaron la expresión exhumar una fosa, puesto que lo que en propiedad se hace es abrirla para exhumar los restos que hay en ella.
El miércoles publicaron unas claves para el uso de las comillas, que comenzaron con una explicación de los tres tipos disponibles: las angulares, latinas o españolas (« »), las inglesas (“ ”) y las simples (‘ ’). Rematan sus recomendaciones con una útil chuleta sobre cómo invocarlas con diferentes sistemas operativos.
En el siguiente apunte recomendaron nacionalpopulismo como alternativa al anglicismo alt-right, cuya traducción literal es derecha alternativa. Ya sea con ese prefijo nacional o sin el, se nos hace que una de las dos variantes va a ser la elegida como 'palabra del año'. Y no olviden que el tic del momento es referirse a la derecha política en plural.
Lo urgentes finalizaron ayer su ciclo semanal con una recomendación titulada 'Infringir o infligir, pero no inflingir', en la que se recuerda, una vez más, que infringir significa ‘incumplir normas’, mientras que infligir es ‘causar daño o imponer castigo’.
El Laboratorio del lenguaje del Diario Médico publicó el pasado sábado el artículo Sobre el humor y lo mental. Una entrevista al psiquiatra Jaime del Corral sobre su conferencia del mismo título en el IV Congreso Nacional de Comedia.
El lunes subieron Licor del Polo (I), un artículo en el que Fernando A. Navarro repasa los orígenes del colutorio lanzado en 1870 por el boticario riojano Salustiano de Orive Oteo (1842-1913) desde su farmacia bilbaína.
El autor se apoya en una entrevista concedida al diario ABC en 1907 para explicar el origen del nombre con el que Orive dio cumplimiento a la promesa realizada a su compañero de carrera Apolinar Espinosa, a quien familiarmente llamaban Apolo y Polo, de dar su nombre al primer producto que ideara. Y como se daba la feliz coincidencia de que el dentífrico incluía varias de las sustancias que se empleaban para combatir el escorbuto en las entonces muy seguidas expediciones polares, resultó el pronto famoso Licor del Polo.
Adjuntamos un anuncio del mismo del año 1878 y enlazamos un curioso artículo publicado por Santi de Santos en el blog 'Historias del comercio e industria riojana' sobre la polémica que suscitó.
La segunda parte del artículo, publicada el jueves, precisamente se ocupa de las habilidades de Orive como publicista. Una faceta que le llevó a componer algunos bastante ripiosos versos como los que cierran ese apunte:
Dice que ya nadie vive
con las encías bien sanas
si no usa por las mañanas
Licor del Polo de Orive.
Retrocedemos al miércoles en que José Ignacio de Arana dedicó un apunte al cultismo nefelibata. Una palabra que ingresó en el Drae en 1992 con la definición Dícese del soñador, del que anda por las nubes, que ahora luce la menos metafórica Dicho de una persona: Soñadora, que no se apercibe de la realidad. ¿Se entendería mal aquel andar por las nubes?
Las restricciones que impone el tecleo en dispositivos móviles crean un clima de tolerancia hacia las deficiencias ortográficas, pero que toda una ministra de educación, con su gabinete de comunicación y todo, produzca piezas como la que se encargó de corregir el Agitador Demente, nos parece inaceptable.
En relación con las redes sociales, hemos visto utilizar el neologismo voldemorting, acuñado por Emily van der Nagel a partir del innombrable personaje de Harry Potter, para denominar la práctica de cambiar nombres para evitar a los buscadores. Más sobre eso artículo en el suplemento Retina de El País.
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