Comencemos por las tetas. Una de las anfibologías visuales de las mismas más populares de la red es un anuncio de clases de baile que reproducimos a continuación. También es bastante conocida la visión alternativa que admite la osita de Tous (truco para verlo: imagine que la raya inferior delimita la barra de un bar sobre la que asoma el busto de una osa-da camarera).
Algunas letras también dan bastante juego como vemos en el
logotipo del centro de atención de la mama (The Breast Care Center, BCC) del
Hospital Maternoinfantil de Huntsville (Alabama) que recrea elegantemente el
objetivo de su especialidad. Por su parte, Milkmakers es un pequeño productor de galletas que proclama que su producto favorece la producción de leche por las madres que están dando el
pecho a sus hijos.
Para sortear las críticas de quienes nos reprochan falta de
conexión de muchas entradas del cuaderno con nuestro inspirador Oviedo
cerramos esta sección de caligramas mamarios con una pieza local, la Clínica
Benedet, cuyo símbolo forma parte de la categoría que denominamos
“quepenas” porque utilizan un concepto interesante en un cliente que no es el óptimo.
En este caso lo ideal, a efectos de coherencia con el monograma, habría sido que este centro hubiera estado orientado a la obstetricia (y a la ginecología habitualmente asociada) y no a la cirugía plástica y estética ¡qué pena!
Un
acercamiento a otra codiciada parte de la anatomía femenina era el que proponía
la colección La Sonrisa Vertical, nacida
en 1977, en plena transición, con el objetivo de poner al alcance del gran
público un género literario hasta entonces muy restringido. La colección
editada por Tusquets estaba dirigida por Luis García Berlanga y su símbolo era
una una troceada y girada sonrisa, infantil para más inri, que representa el
nombre de la colección que tomaron de un eufemismo (le sourire vertical) ya
utilizado en Francia en el siglo XVIII.
Esta analogía formal ha sido muy utilizada por la publicidad, tanto jugando con la imagen de la boca como con la del ojo que visualmente funciona mejor. Veamos algunos ejemplos de cada caso:
No nos alejamos de la horcajadura para comprobar que, a veces, los ejercicios de estilización pueden jugar malas pasadas. Así ocurrió en las cerillas publicitarias de la desaparecida compañía aérea American cuando decidieron simplificar su águila.
Las mismas partes anatómicas intervienen en el logotipo del encuentro “Women meet literatura” que mereció un premio Wolda (autor Emre Koc). Sin duda elegante, aunque el concepto ya había sido utilizado en el año 2000 por Young & Rubicam Brasil para anunciar una edición limitada de copias de Playboy autografiadas por la playmate de turno.
Cambiamos de sexo. Los símbolos no representan
lo que su creador quiere sino lo que la gente ve. Una buena prueba es que la Federación
Alemana de Voleybol (DVV: Deutsche Volleyball Verband) acabó por sustituir
el logosímbolo que se acompaña después de darle un uso bastante breve en 2011. La
Federación Andorrana de Fútbol se ha
librado de similares interpretaciones gracias a unos oportunos hexágonos a la
manera de los despieces de los antiguos balones.
A continuación se muestra el logotipo de la DVB que sustituyó al objeto de la polémica. Algún diseñador juguetón no desperdició la ocasión de combinar ambos con aviesa intención.
A veces cabe preguntarse en que están pensando algunos diseñadores porque parece difícil que a partir del mapa de un territorio, en
este caso el estado de Vermont, se pueda conseguir una composición tan
desafortunada como la del jarabe de maple (o arce) que vemos a continuación.
Si nos fijamos en botellas,
la que más juego da para nuestros propósitos es la que utilizó durante sus
primeros años el refresco Trinaranjus,
difícil de encontrar hoy. La creación con forma de tres naranjas en consonancia
con el nombre del producto se ganó el sobrenombre de la “tricollons” y tenía una
orientación, que evidentemente no era la que se mostraba en la publicidad, en
la que su aspecto era claramente sugerente.
A veces es necesario un giro para poner de manifiesto nuevas posibilidades interpretativas como ocurre con el logotipo del Office of Government Commerce del gobierno de su británica majestad
que mantuvo el diseño hasta la supresión de ese organismo a pesar de aparecer en la mayor parte de los
repertorios de logotipos “pintorescos”.
El órgano sexual masculino ha
sido deliberadamente connotado en algunos logotipos como el del London Sperm Bank. Al menos en este
caso no puede decirse que la referencia sea gratuita. Podríamos decir como
aquellas actrices españolas de los setenta que lo exigía el guión. Por el
contrario, Redbush Tea Company, es
una compañía comercializadora de té de rooibos
(que en afrikaan significa te rojo) que no reparó en la peligrosidad de la
combinación de la d y la b, pareja que podemos ver en algunos ejemplos más.
También podemos comprobar que en las manos inadecuadas casi cualquier letra es
peligrosa y si no vea el monograma del Atherton
Car Centre.
A
veces la ingenuidad de algunos diseños llega a ser sorprendente, como le
ocurrió al Instituto de Estudos
Orientais de la Universidad de Santa Catarina en Brasil que en 2005
saltó a la fama al difundirse en la red su curioso logosímbolo, una pagoda con un Sol naciente como fondo, que no tardó en
ser retirado. Otro logotipo muy célebre
en internet es el de The Computer Doctors.
Ya posicionados en el final de la espalda, hay que reconocer que esa parte de la anatomía no es un motivo especialmente referenciado, aunque las posibilidades sugestivas de la misma no pasaron inadvertidas para la firma de lencería Sloggi lanzada en 1979 por el fabricante Triumph International para comercializar las prendas íntimas elaboradas con una nueva fibra. Dada la naturaleza del producto parece que esta claro que no se pretendía representar la cara de la rana Gustavo (René para nuestros escasos pero muy queridos lectores hispanoamericanos). También hay quien encuentra en la marca gráfica de Electrolux un cierto parentesco con el simbolismo anterior. Déle alguna vuelta.
Para ayudar a los menos imaginativos con el "caso Electrolux" vamos a añadir el antiguo símbolo de la firma de lencería brasileña Belabumbum, cuyo nombre puede traducirse como "bello trasero", y eso es lo que antes de especializarse en prendas premamá utilizaba como imagen de marca esta compañía.
Entramos ya en el delicado territorio de las relaciones sexuales. La frecuente presencia de casos de pederastia en los medios que hemos vivido en los últimos años no ha ayudada a centros como el Arlington Pediatric Center que se vio obligado a cambiar su logotipo. Debajo otros ejemplos de la asociación de símbolos con la perversa práctica, el de la izquierda es un diseño premiado en su momento, como cambian las percepciones de la mano de los conceptos que la actualidad informativa nos mete en la cabeza, y el que está a su lado muestra los peligros de forzar las composiciones con letras para formar monogramas.
El citado peligro fue convertido en oportunidad comercial por el avispado Marco Bruns. Este italiano creó en 1989 un diseño que tuvo olvidado hasta que en 2002 decidió colocarlo por Milán a modo de juego viral. El éxito cosechado pronto dió lugar a su representación en camisetas, primer producto que comercializó con la marca A-style. La
gran idea publicitaria de Marco fue pintar el símbolo sobre la calzada por la
que iba a discurrir una etapa del Tour de Francia de 2004, lo que a la postre
se convirtió en un magnífico anuncio televisado que disparó la difusión de su marca. A partir de ahí desarrolló una completa línea de ropa y complementos
que ha tenido considerable éxito y ha llevado a la que comenzó siendo una marca
sin producto a convertirse en patrocinador del campeonato de MotoGP dado que uno de sus
accesorios con más éxito son los cascos.
A continuación otras letras juguetonas en las que
no está claro que inicialmente se buscara un efecto erotizante, aunque la de la
farmacia Kudawara ha sido copiada ya
con claras intenciones connotativas por la discoteca ovetense que aparece en
esta anterior entrada de Vetustideces.
Las interpretaciones llegan hasta
donde quiera la mente de cada uno porque ver sexo en el logotipo de la Olimpiada de Londres claramente
requiere un esfuerzo, incluso con la evidente actuación del psicológico efecto ancla que comporta llevar vistas unas cuantas imágenes interpretables en clave sexual. Les adjuntamos una versión que incorpora unos trazos de ayuda, porque no es fácil. El caso es que este polémico y poco apreciado símbolo también motivó una queja del Comité Olímpico Iraní que amenazó con
no participar en esos Juegos porque, a su entender, era un elemento de propaganda sionista que
ocultaba la palabra Zion (Sion). Les aseguramos que esta historia es tan absolutamente cierta como que tenemos un amigo que cuando ve una botella de Izadi asoma una sonrisa maliciosa .
Imaginaciones perversas aparte, diversas como las prácticas sexuales son las ocurrencias de los diseñadores. Concluimos invitándole a que ponga a prueba su fantasía con el logotipo del Burau of Health Promotion (BHP) de Taiwan y compruebe que la utilización que hacen el inglés (pussy) y el francés (la chatte) de los gatos como referencia al sexo femenino, el equivalente a nuestro conejo, no tiene una base formal muy sólida.
Los lectores más atentos a los detalles habrán notado que no hemos pillado ningún 69. Se admiten donativos.
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