Mucho paisaje calcinado podía verse en el humor del lunes. Comenzamos este recopilatorio con las viñetas de Raúl Arias (El Mundo), Neto, Kap, Vergara y Asier y Javier que parafrasearon un lema del mayo del 68. Javi Salado y Puebla completan este primer bloque de viñetas que han pasado a engrosar la colección del apunte Humor entre llamas y cenizas.
Proseguimos con la fontanera metáfora de García Morán, un trabaneuronas de JM Nieto, una nueva viñeta de Padylla sobre el traslado de menas desde Canarias y la visión de Mortiner del modelo de insostenible tragedia social que es Asturias.
El blanqueo de Maduro coge otra dimensión titulaba Puebla su viñeta del dictador venezolano con Zapatero, miesntras que Kap se apoyaba en Tip y Coll para tratar la [oficialmente suspendida] venta de armas españolas a Israel. Cuestión distinta son las importaciones cuya suspensión es un auténtico tiro en el pie.
Los incendios y la bronca política asociada seguían dominando el humor de ayer. Peridis parafraseaba un popular lema contra el fuego de los años setenta que trataremos con más detalle el sábado, Antón tiraba del Duelo a Garrotazos de Goya y JM Esteban ironizaba sobre el futuro del campo. Siguen las viñetas de Puebla, Ferreres y Mortiner.
En el ámbito internacional, Trump era el protagonista de Oroz, mientras que Ricardo, Sansón, Sabiote, Javi Salado y el canadiense David Parkins publicaban dibujos sobre la tragedia de ser periodista en Gaza.
Completamos la selección de ayer con las despedidas a Manolo de la Calva de Santy Gutiérrez, Idígoras y Pachi y Ángel Idígoras que hoy añade en su viñeta del diario Sur menciones a Verónica Echegui y Eusebio Poncela.
Acompañamos la vuelta a Madrid de Sánchez de la viñeta de JM Esteban con la todavía vacional pieza de ayer de Santi Orue. Sigue la tira de JL Martín protagonizada por un Sánchez pleno de autenticidad y el lamento de Fontdevila porque la prensa no le sirvan vacacionales motivos de crítica contra Abascal.
El Partido Socialista, según la Agencia Efe, quiere suspender el pleno del Congreso previsto para el 11 de septiembre para respetar la celebración de la Diada de Cataluña. La idea es buena pero insuficiente. Una medida más beneficiosa para la integración y el sentimiento general de pertenencia sería extender el festivo a toda España. Ni siquiera hay que alterar mucho el nombre: ya se llama Fiesta Nacional de Cataluña y según el artículo 8.1 del Estatut es un símbolo nacional. Conmemorar en todo el Estado la capitulación de Barcelona ante las tropas del duque de Berwick durante la guerra de Sucesión permitiría impulsar el conocimiento de la historia de nuestro país y una gran contienda europea, de los fueros y las instituciones, e introduciría un nuevo asunto del que podríamos discutir en redes y heladerías en todas las lenguas del Estado. Vendría a sumarse a las disputas del 12 de octubre entre quienes dicen que no celebran un genocidio y quienes señalan no hay nada como la Hispanidad, a las polémicas sobre Eurovisión, y al cisma sobre la tortilla de patata con cebolla y sin cebolla que anima las conversaciones de tantas familias. Como ha explicado el filósofo Ernesto Castro, la secularización de la sociedad propicia la aparición de rituales sustitutorios: los mejores son los que recurren periódicamente.
La fecha tiene sugerentes ramificaciones: coincide con la derrota de los romanos en la batalla del bosque de Teutoburgo y de los turcos a las puertas de Viena, con la llegada de Henry Hudson a Manhattan y el decreto de expulsión de los moriscos del reino de Valencia, con el golpe de Estado de Pinochet y el atentado de las Torres Gemelas, con el nacimiento de D. H. Lawrence, Theodor Adorno y Julio Salinas, y con el fallecimiento de Melisenda de Jerusalén, Nikita Jruschov y Javier Marías. Además, está bien situada: llega cuando acaban las últimas fiestas patronales, marca el inicio del curso y contribuye a mitigar la depresión posvacacional. Promete discusiones gloriosas, con la energía y el conocimiento acumulados durante el verano, y con la garantía entrañable de que veremos los mismos argumentos año tras año, como cuando volvemos al pueblo. Estas polémicas pueden ser un poco macarras, pero crean comunidad, un concepto que algunos estudiosos definen como un grupo de gente que discute a gritos. Sin duda, la iniciativa tiene sus riesgos, si otras comunidades autónomas recurren al habitual café para todos. Pero sus reivindicaciones también pueden incorporarse a la celebración: la Diada Nacional de España no dejará a nadie atrás.
[1] Otras viñetas publicadas este año 2025 en el diario Ara: 22/2, 13/5, 22/6 y 13/7
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