Sentido común

El Diccionario de la Real Academia define el sentido común como el  “modo de pensar y proceder tal como lo haría la generalidad de las personas”. Mas nos gustaría que dijera “como la generalidad de las personas proclama que lo haría”, pero no es cuestión sencilla precisar este concepto que tanto se asocia con el juego de palabras “menos común de los sentidos”. 

Quizá es que estamos un poco mediatizados por el toque atención que tuvimos que dar hace unos días a una señora cuando olvidaba recoger las caninas que había abandonado su perrito, convencida como iba de que nadie había visto el acto de la deposición: ¡huy, no me había dado cuenta!, fue su toscamente fingida reacción. Así que en el concreto asunto de hacerse cargo de los excrementos de las mascotas eso del sentido común nos da que se ajusta mas a nuestra propuesta que a la oficial.

Los ejemplos son un excelente auxiliar para clarificar cuestiones confusas, así que vamos a permitirnos apoyar la explicación del que nos ocupa apoyándonos en el espíritu que impregna las columnas de Leopoldo Abadía: eso es sentido común. Lo que no quiere decir que haya que coincidir siempre con sus postulados. Dice la demoscopia que su posición ante el aborto es minoritaria en la sociedad española, pero ello no impide que su comentario “la cantidad de niños Excalibures que ha habido desde el otro día y nadie ha protestado” de la columna de ayer esté lleno de sentido común. Una reflexión sobre la eufemísticamente también llamada IVE, pero sobre todo sobre la peculiar jerarquía de valores dominante. Bastante en línea pues, por paradójico que pueda parecer, con el tuit de Eduardo Madina que sigue.

Miles de muertos que ayer eran 4.033 según el cómputo de la OMS que seguramente hoy ya habrá sido superado. Pues eso, a reflexionar un poquito, que falta nos hace.

P.S. - Entre lo último que hemos leído también nos ha hecho gracia lo de “cuando Ana Mato activó un día el protocolo del club de las esposas tontas” que escribe Nacho Gay en su columna de El Confidencial. Sentimos que no sea mérito suficiente para que nos animemos a recomendársela.