miércoles, 22 de julio de 2015

Lo que puede caernos encima (I)


Para capricho de rico, de rico de verdad, de los que solo pueden darse unos pocos, pero que muy pocos, está el de convertirse en Presidente de los Estados Unidos. Algo que, por ejemplo, han conseguido los Bush por partida doble. Esperemos que la cosa no llegue a triple, aunque, a cambio, parece que cada vez hay mas riesgo de que el próximo candidato republicano sea el lenguaraz Donald Trump (pregunten por el en México si no entiende lo de lenguaraz). 

Hay que ver el mal ojo que tiene ese partido para esto de los candidatos, algo que comparte con alguno de por aquí. Pero en el caso americano el asunto al menos ha servido para inspirar a Barry Blitt una espléndida portada que, ciertamente, invita a comprar el último número de la revista The New Yorker. Aclararemos que los desalojados ocupantes de la piscina son los principales prebostes del Partido Republicano.



Y como ya saben nuestros visitantes que somos bastante aficionados a coleccionar cubiertas de revistas, vamos a aprovechar para dar un repaso a la presencia de este empresario metido a político en los medios gráficos. 

Si en 1985 era la revista New York, no confundir con The New Yorkerla primera gran publicación que llevaba a este empresario a su tapa, al año siguiente sería la elitista Fortune la que la seguiría.


En 1987 Newsweek ya ponía de manifiesto lo igualadas que estaban la fortuna y el ego de este millonario del ladrillo. Y año y pico después Time abundaba en lo mismo con el siguiente titular: “Este hombre puede hacerle ponerse verde de envidia o símplemente caerle gordo. La ostentación es el juego, y el nombre es Trump”. Recordemos que trump es en inglés un triunfo de la baraja.


















Con no ser esos comentarios de portada precisamente piropos, lo cierto es que en 1988 la revista satírica Spy había sido aun menos respetuosa y se había deleitado obsequiando al millonario con una contraportada en la que le representaban dándose el batacazo que le deseaban


En 1990 esa misma publicación volvió a demostrar lo poco que le simpatizaba el personaje al anunciar los días finales del millonario que, a la vista está, no llegaron a producirse (1). Algo que se encargó de explicar algunos años después la revista New York con el ambiguo titular "La experiencia próxima a la muerte de Trump". Los números íntegros de estas revistas están disponibles en Google Books por lo que puede consultarse libremente su contenido (enlace1 , enlace2 y enlace3).















En 1990 el empresario ya estaba separado, aunque todavía no divorciado, de su primera esposa, la checa Ivana Zelníčková, así que se regalaba caprichos como ser portada del número de marzo de Playboy espléndidamente acompañado por Brandi Brandt. Mientras tanto su futura segunda esposa, Marla Maples, se ganaba el codiciado puesto ensalzando públicamente las capacidades sexuales del magnate. Ya se sabe que el que vale, vale para todo. Pero el resto de esta especie de fotonovela portadera, y también un poco portera, se lo contaremos mañana.








(1) Ese mismo año 1990 Edward Sorel publicó en la revista The Nation una espléndida caricatura en la que convertía a Trump en un Ícaro en plena caída mientras se deprendían los billetes que formaban sus alas. Un detalle adicional: el edificio que asoma por  la parte inferior es el Hotel Plaza, una destacada propiedad del millonario.






No hay comentarios:

Publicar un comentario