Metidos en el típico balance del año al que entre invitan y
obligan estas fechas, reparamos en que este blog cada vez se ocupa menos de su
epónimo Oviedo y de la comunidad de la que esa vetusta ciudad es capital. Aunque somos conscientes
de que lo que sigue tiene bastante de excusa, algo tendrá que ver la poco apasionante
actualidad de una región que languidece en la cola de las principales
clasificaciones nacionales sobre desarrollo.
Muy significativos
son los indicadores demográficos, y ayer mismo el periódico que mas nos divierte criticar señalaba
el envejecimiento como el principal lastre para el crecimiento económico
regional.
Nosotros pensamos que si bien puede estar comenzando a ser
así, hasta ahora ese envejecimiento ha sido mas una consecuencia que una causa.
Pocas empresas pueden decir que no se han instalado en Asturias por temor a no
encontrar jóvenes suficientemente cualificados. Y estos, por contra, se ven
obligados a engrosar una pavorosa estadística migratoria, resistiéndose
en no pocos casos a desarraigarse del todo. Sírvanse darse un paseo por la
estación de tren a la hora apropiada para ver la marea que pulsa desde y hacia Madrid los fines de semana.
Lo cierto es que resulta posible que el envejecimiento haya
entrado ya en el perverso bucle de la retrolaimentación: Asturias envejece
porque tiene un pulso económico mortecino que expulsa a sus jóvenes y esa pérdida del sector mas productivo de la sociedad debilita, a su
vez, su economía. Sírvanse echar un vistazo al video de la destrucción del puente de
Tacoma para ver un muy ilustrativo ejemplo de como
funcionan esos perversos fenómenos autoamplificados en la mecánica de las estructuras.
Pero igual hay que darle una pensadita a otras cosas, como a
la mentalidad y actitud de una significativa parte de los asturianos. Para ello, a modo de ejemplo que hemos tomado mismamente del periódico de ayer, en lugar de un
puente tenemos toda una estación de esquí. Y es que a la vista de que no hay nieve y, por tanto, el conexo trabajo, los gestores de una de las instalaciones públicas asturianas han decidido requerir a la plantilla para que aproveche para el disfrute de sus vacaciones. Pues esto es lo que ha ocurrido:
No se conformen con el titular, vayan al texto de la noticia, que es cortita, y vean los increíbles razonamientos con deliciosa trufa de excusatio non petita que esgrimen para no pasar las fiestas con sus familias. Y eso después de llevar toda la vida quejándose del sacrifico que suponía trabajar en lugares cuyo pico laboral coincide con las fechas navideñas. Así que estos pseudotrabajadores de emergencias que según dicen “tienen que tener disponibilidad total a cualquier hora del día" no dudan en “exigir” una rectificación inmediata.
Debe ser fastidiado ver a tu cuñado prejubilado
desde que cumplió cuarenta y pocos años tocándose las pelotas a dos o cuatro manos, que esta
es región muy putera, mientra a ti te toca pasar fríos al pie de un envejecido telesilla que no para de averiarse. Pero esa sociedad
prematuramente inactiva convertida en el referente es uno de los auténticos cánceres regionales. Lo estúpido es no querer verlo y enredar causas con efectos.
Así como el fenómeno de Tacoma fue imparable, este no
debería serlo, pero, por el camino que vamos, prepárense para recoger los desechos.
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