El más involucrado de nuestros lectores nos ha mandado unos cuantos casos del asunto de referencia, así que nos ha creado la obligación de realizar una segunda entrega del apunte "Satisfacciones de underdog".
Empezando por el fútbol (y si no les gusta este deporte salten hasta el texto resaltado más abajo en color naranja), hay que reconocer que la Eurocopa ha sido una buena fuente de sorpresas, porque si ya hacíamos referencia en nuestro anterior apunte a la inesperada victoria griega en la edición de 2004, tanto o más llamativo fue el triunfo en 1992 de Dinamarca en una competición para la que ni siquiera se había clasificado (entonces solo disputaban la fase final 8 equipos). Sin embargo, la Guerra de los Balcanes propició la exclusión de Yugoslavia, cuya plaza fue ocupada por los daneses. Y ya se ve que con gran aprovechamiento, porque disputaron la final contra Alemania a la que vencieron por 2-0.
La Copa del Rey es, por su formato, la competición nacional que brinda más oportunidades a los equipos menos poderosos. En el año 2002 el Real Madrid celebró su centenario y como parte de los actos conmemorativos se adjudicó la celebración de la final al Estadio Santiago Bernabéu. Ello dio lugar a la irregular situación de que el equipo madrileño disputara en casa esa final para la que consiguió clasificarse. Su contrincante fue el Deportivo de la Coruña que, sin embargo, se encargó de aguarles la fiesta a los blancos al imponerse por 2 a 1. Así es como el 6 de marzo de 2002 se convirtió en uno de los días más gloriosos para el deportivismo, hasta el punto de hay una página web conmemorativa llamada “centenariazo”. Claro que aquella formación del equipo coruñés no era cualquier cosa. De hecho, ese año el equipo se proclamó subcampeón de una Liga que ganó el Valencia con el Madrid tercero.
Otro tromp-azo famoso del madridismo es el conocido como “alcorconazo”, un palabro que no tiene artículo de la Wikipedia en español pero sí en inglés. Se denominó así la eliminatoria de Copa celebrada el 27 de octubre de 2009 en la que el Alcorcón, un segunda B, que así llamamos a la tercera categoría del fútbol, se impuso por 4-0 a un Madrid que ni se acercó a una posible remontada en el partido de vuelta en el que se impuso por un magro 1-0. Era el segundo año consecutivo en que el equipo merengue, nunca mejor dicho, caía en la primera ronda de la copa.
Hay underdogs que se han quedado a un paso de la gloria absoluta. Así, el Castilla (oficialmente Real Madrid Castilla Club de Fútbol), filial como su nombre indica del equipo capitalino del que algunos catalanes no entienden sea seguidor Rafa Nadal, consiguió clasificarse en la temporada 79-80 para la final de Copa tras eliminar a tres “primeras”: Athletic de Bilbao, Real Sociedad y Sporting de Gijón. En esa final le tocó como rival, seguro que quienes no lo sepan ya se lo están temiendo, el Real Madrid. Quedó clara la jerarquía y el filial fue derrotado por un contundente 6-1, el resultado más abultado de la historia en una final de Copa. Curiosamente, el sorteo ya los había emparejado con anterioridad en dos ocasiones, pero hubo que repetirlos porque la normativa les impedía enfrentarse, salvo en la final. Extraña situación, por lo que desde la temporada 90-91 los filiales no pueden jugar la Copa. El equipo madrileño también ha tenido que renunciar tres veces, la última en la temporada 95-96, a subir a Primera División según le había correspondido por su clasificación en la Liga.
Ya vale de fútbol, que nos consta que no todos nuestros lectores son aficionados. Nosotros, de momento, vamos por la fase de reparo sociológico ante los desvaríos que provoca. Y es que incluso conocemos gentes aparentemente sensatas en las que el asunto del balón activa un oculto Mr. Hyde.
En algunos deportes cabe hablar de razas favoritas, y tan aventurado parece apostar por un nadador negro como, desde hace ya bastantes años, por un velocista blanco. El último ganador de esa raza de los 100 m. lisos en una Olimpiada fue el británico Allan Wells, pero lo hizo en la boicoteada Moscú 80 donde no estuvieron los negrazos americanos, dicho sea con todo cariño (que esclavo es esto de la corrección política). Así que el último dominador “caucásico” del atletismo de velocidad fue el ruso Valeri Borzov que consiguió el doblete de 100 y 200m. en Munich 72.
En el sprint largo de Sidney 2000 se produjo la sorprendente victoria del griego Konstantinos Kenteris, el único blanco que disputaba la final. Este atleta lesbiano (natural de la Isla de Lesbos) no llegó a competir en la siguiente olimpiada celebrada en su país porque las autoridades deportivas forzaron su retirada después de que eludiera un control antidoping. Así que su hazaña de Australia está bajo sospecha. Vean dos imágenes de aquella llegada:
enlace al video de la final de los 200 m. lisos de Sidney 2000 |
Otra famosa carrera en la que se impuso el único blanco que participaba, el alemán Thomas Schönlebe, fue la final de los 400m. lisos de los Campeonatos del Mundo de Atletismo celebrados en Roma en 1987. Todavía no se había producido la reunificación alemana y el vencedor competía por la RDA. A falta de buenas fotos les adjuntamos el video:
Un famoso caso de una situación casi inversa, un negro imponiéndose a una "mayoría" de corredores blancos, fue protagonizado Jesse Owens en la Olimpiada de Berlín de 1936, en la que consiguió cuatro medallas de oro. Quede claro que nada de underdogs aquí. Hay que matizar que tanto en la final de los 100 m., como en la de los 200, hubo otro atleta de color entre los entonces solo seis los finalistas. De hecho, en ambos casos las medallas de plata fueron para ellos, los también estadounidenses Ralph Metcalfe y Mack Robinson.
La imagen del podio que suele mostrarse habitualmente es la del salto de longitud en la que Owens aparece flanqueado por el japonés Naoto Tajima y el alemán Lutz Long que le había ayudado a corregir su talonamiento en su último intento de clasificación para la final tras dos nulos. ¡Qué tiempos para el deporte!
Tampoco es difícil encontrar fotos de la ceremonia de los 100 m. lisos (abajo izda.), pero cuestión distinta es la del 200 de la que no hemos conseguido localizar ninguna. El podio que adjuntamos abajo a la derecha, en la que el canadiense Phil Edwards hace el saludo nazi, es le de los 800 m. ganados por John Woodruff. Y encima al representante de Canadá lo rechazaron pocos días después en un hotel de Londres, según se detalla en uno de los enlaces que insertamos más abajo.
Y es que la gesta de Owens suele eclipsar el hecho de que fueron siete los atletas negros que ganaron medallas en aquellos Juegos, cinco de ellos de la máxima categoría. Pueden encontrar la relación de los mismos en la entrada "La mano negra de Hitler" del blog de Juan Carlos Hernández que también recuerda que el presidente de Estados Unidos Franklin D. Roosvelt nunca llegó a felicitar al campeón. Asímismo es famosa la respuesta del vencedor de los 400 m., Archie Williams, a la pregunta que le hicieron a su regreso a Estados Unidos sobre cómo le habían tratado los “cochinos nazis”: “al
menos allí no tenía que subir en la parte trasera del autobús” fue la tan inspirada como abochornante contestación. La letra pequeña de la historia que tantas veces pasamos por alto.
Si estas cuestiones raciales les han interesado, pueden encontrar más detalles sobre lo ocurrido en aquellos juegos en el siguiente enlace al blog "Atletismo e Historia".
Y no olvidemos que, para deportista de raza negra que se ha impuesto un montón de veces a todo un pelotón de competidores blancos, y parece que va a seguir haciéndolo, Lewis Hamilton.
P.S.- Nuestro laborioso corresponsal también nos ha facilitado una foto de la entrega oficial de medallas de Sapporo en la que Paquito se presentó con una típica capa española (realizada por Seseña como bien presume esta sastrería madrileña en su web). Igual también les suena alguno de los que entregaron las medallas.
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