Ya anticipábamos en el epílogo de nuestro apunte del Viernes Santo que las cifras de siniestralidad de nuestras carreteras durante la Semana Santa tenían mal pinta, y así ha sido que el recuento se ha saldado con un crecimiento de un 35% en el número de víctimas mortales. La valoración de la Directora General de Tráfico, María Seguí, deja claro que ha optado por no seguir nuestro consejo de realizar una interpretación de las cifras en clave estocástica y ha optado, en cambio, por la más pura retórica propia del ejercicio de la política: “aunque en el arranque de las vacaciones de Semana Santa la Dirección General de Tráfico (DGT) se planteó el reto de no superar las cifras de 2013, que supusieron un mínimo histórico, finalmente no ha sido posible debido, entre otros factores, a que el buen tiempo animó a los ciudadanos a viajar con el consiguiente aumento de desplazamientos y tráfico”.
O sea, con ser cierto el argumento, no deja de ser curioso
que cuando hace bueno es porque hace bueno y cuando hace malo es porque hace
malo. “Con el consiguiente aumento de la siniestralidad asociado a las
adversas condiciones climatológicas” nos habría largado, con toda seguridad, en caso de que hubiéramos tenido una Semana Santa lluviosa.
Pero estamos seguros de que, máxime en el periodo tratado, la
procesión va por dentro y esta mujer ya debe estar maquinando alguna nueva vuelta de
tuerca que le ayude a mejorar las cifras del próximo balance público que le
toque hacer.
No es por dar ideas, más bien al contrario, pero vamos a complementar
estas líneas con un recuerdo de aquellas siniestras campañas que nos hacían
salir acongojados a las carreteras, ¿se acuerdan?
La pieza que sigue posiblemente tenga menos eficacia comunicativa,
pero ya se ve como otros creativos han encontrado alternativas mucho menos agresivas para ilustrar la
misma idea. Este pequeñín se salvó.
Y pensar que no hace tantos años (el Seat 124 se lanzó en 1968) que los coches se anunciaban así:
Ya se ve que la estrategia de la "comunicación
desagradable" ha tenido un uso bastante generalizado por esos mundos. Vean, por
ejemplo, lo que les han llegado a colocar en el parabrisas a los coches
aparcados cerca de las escuelas de Nueva
Zelanda.
Nuevamente hemos encontrado un
contrapunto menos agresivo para una creatividad con los mismos fundamentos.
Y aun podemos añadir una brillante creación tailandesa, también basada en el riesgo de atropello, que ilustra los peligros de la somnolencia.
Por contra, vean como se las gastan las autoridades de tráfico de la ciudad
india de Mumbai. La primera campaña es
de 2010 y la segunda de 2006. Parece que por allí todavía están en la fase de
incremento del ensañamiento. Por si la sangre no les deja centrarse en el mensaje les diremos que el lema ilustrado es "no le hables por teléfono mientras conduce".
Así que en casos como el de otra campaña tailandesa que, en este caso, previene contra la conducción bajo los efectos del alcohol
se agradece tanto el uso del blanco y negro como lo discreto del retoque
fotográfico realizado.
La disuasión de la combinación de alcohol y conducción constituye toda una categoría publicitaria cuyo repaso, dada la extensión ya alcanzada hoy, tendremos que dejar para otro día.
P.S.- Casi se nos olvida
contarles que nos ha escrito Dª. Mª. la D.G. (de Tráfico). Tanto tiempo dedica
esta mujer a los medios de comunicación, que
no estamos muy seguros de que lea lo que firma. Porque no nos digan que la
carta que adjuntamos no tiene su guasa.
Como ven, nos comunica personalmente, cuanto honor, que tenemos “seis puntos o menos”
en el carnet de conducir, pero no se molesta en concretar cuántos. Si son
capaces de personalizar la carta con nuestro nombre y dirección, ¿tan difícil
es añadir el saldo de puntos a esa fecha?
¿Se imaginan que las notificaciones de Hacienda fueran “le comunicamos
que la Liquidación Complementaria practicada referida al ejercicio … asciende a
100 o más euros”?
¿ Demuestra Dª. Mª. un sentido común a la altura del cargo que desempeña?
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