Underdog es una palabra
nacida en Norteamérica en la segunda mitad del siglo XIX en el mundo de las
peleas de perros para designar, por oposición a top dog, al can que no tenía la
condición de favorito. El inglés británico ha utilizado tradicionalmente la palabra
outsider para referirse a esa
condición de improbable vencedor, pero este término restringe ahora su uso a la
designación de quienes se sitúan fuera de un grupo determinado y, en particular,
del formado por quienes siguen las convenciones sociales mas usuales. Por su parte, el
idioma español carece de una palabra equivalente a underdog
por lo que los partidarios de la pureza lingüística se ven obligados a emplear
al menos dos autóctonas para referirse al “no favorito” mientras esperan la improbable implantación de una alternativa como podría ser “antifavorito”.
No son tan raros los casos en los que los underdogs han “dado la campanada” y se
han impuesto a quienes se anticipaba vencedores. El artículo de la Wikipedia dedicado a este concepto contiene una relación de triunfos de esperados perdedores que nos recuerda casos
como la derrota de la “Armada Invencible”, aunque ya se sabe que la historiografía
oficial nos dice que no fue vencida por la underdog
flota británica sino por “los elementos”. Es sorprendente que esa
relación omita el primer y muy señalado episodio histórico protagonizado por David frente al gigantón Goliat y tampoco se españoliza mínimamente
la lista de políticos incluida con la clara condición de "underdog triunfador" que caracterizó la victoria de José Luis
Rodríguez Zapatero en las elecciones de 2004. Aquellas en las que el favorito Partido
Popular fue víctima de su torpe manipulación del 11-M. Nuevamente los elementos y no
el contrario, se consuelan todavía algunos.
Con todo, es el deporte el territorio mas propio para este
vocablo que resultaba aplicable a la selección uruguaya de fútbol que venció a
los anfitriones en el Mundial de Brasil
de 1950, al tenista Goran Ivanisevic
cuando ganó Wimbledon en 2001, un
torneo en el que solo pudo participar gracias a una invitación de la
organización (wild card) o, nuevamente
en el fútbol, a la selección griega que ganó la Eurocopa 2004.
Pero quizá sea el boxeo la especialidad deportiva con mas
historias de underdogs, seis entregas cinematográficas de Rocky han sido alimentadas con la historia de Chuck Wepner quien no llegó a ganar a Muhamed Alí pero aguantó quince asaltos contra todo pronóstico. Como no somos muy aficionados al pugilato no recordamos ahora
alguna bonita historia nacional que seguro que la habrá, pero sí nos viene a la
mente el significativo caso de Paquito Fernández
Ochoa que dejó con un palmo de narices al favorito en la Olimpiada de Sapporo de 1972. El
madrileño batió en el eslalon a Gustavo
Thöni por la en esa prueba abultada diferencia de un segundo cuando la
temporada anterior se había clasificado trigesimonoveno en la Copa del Mundo. El ganador de la misma
no había sido otro que el mencionado esquiador italiano que aun se anotaría otras
tres mas en las siguientes temporadas en las que Paquito tan solo consiguió vencer
en una prueba (el eslalon
de Zakopane, Polonia, en febrero del 74). El éxito le deparó al bueno de nuestro compatriota una consecuencia tan inesperada como convertirse en invitado de ultimísima
hora de la boda de la nieta de Franco,
Carmen Martínez Bordiú, con Alfonso de Borbón celebrada 25 días
después de su victoria. Pintorescos sucedidos que les pueden ocurrir a los
vencedores inesperados.
El podio del eslalon de Sapporo: desconocemos si Gustavo Thöni
adquirió allí alguna
prevención hacia el número 13.
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Cuando se escribe desde Asturias también es obligado recordar la victoria por 4-0 del Club Patín Cibeles sobre el FC Barcelona en la final de la Copa del Rey de hockey sobre patines de
1980 disputada en Salamanca. El
primer equipo de fuera de Cataluña que ganó esa competición ante la incredulidad
de los seguidores del que venía de ganar las dos ediciones anteriores y se tomaría
la revancha frente a los asturianos en la siguiente.
Cuando no cabe el triunfo los underdogs también pueden disfrutar de algunas otras pequeñas satisfacciones
como la que pudo verse en el GP de China
de Fórmula 1 disputado ayer. Por uno de esos líos con los neumáticos que solo
los muy aficionados dominan el piloto japonés Kamui Kobayashi se dio el lujo de adelantar a los mandos de su modesto
Caterham, el coche que sistemáticamente se disputa con
los Marussia los últimos puestos de
la parrilla, al poderoso Red Bull del tetracampeón Sebastian
Vettel. Vaya cura intensiva de humildad que está siguiendo este año el
alemán. Contemplen (o recontemplen si vieron la carrera) el rebote que se pilló el actual campeón:
Si recuerda el caso de algún deportista español que haya
ejercido de "underdog ganador" no dude en dejar un comentario que enriquezca esta
croniquilla.
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